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Dalí y Disney: la genial conversación que todos querríamos presenciar

El pintor y el productor de cine, ambos leyendas artísticas del siglo XX, estuvieron juntos en Cadaqués, donde decidieron crear una película juntos
Fotografía de 1957 cedida por la Fundación Colección Walt Disney Family de Walt Disney (d) y Salvador Dalí (i) en España, 1957
Fotografía de 1957 cedida por la Fundación Colección Walt Disney Family de Walt Disney (d) y Salvador Dalí (i) en España, 1957Walt Disney Archives

Maastricht Creada:

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Imaginen presenciar una conversación entre Salvador Dalí y Walt Disney. Eso sí que debe ser surrealismo, genialidad en su estado más puro. El encuentro entre el excéntrico pintor y el padre de Mickey existió, y entre ellos se produjo una relación tan peculiar los propios cuadros del artista, tan curiosa como el universo inigualable que cimentó el productor de cine. Se conocieron en persona en 1945, en una fiesta dada por Jack Warner en Hollywood, tiempo después de que Disney enviase su copia de la autobiografía de Dalí para conseguir su autógrafo. Se dice que fue Disney quien propuso a Dalí trabajar juntos, y quien se trasladó tiempo después, en 1957, a Cadaqués, a hablar de negocios. Y no se negó el pintor a formar parte de la dupla más ingeniosa de la historia reciente, después de haber trabajado con Hitchcock para "Spellbound", en enero de 1946. Son "dos grandes leyendas del siglo XX, y mantuvieron una conversación que pagaríamos todos por estar ahí", explica Jordi Mayoral, cuya galería dedica en TEFAF un stand a las obras de Dalí.
En la presente edición de la feria internacional de arte, que se celebra hasta el 14 de marzo en el MECC de Maastricht, se estrena TEFAF Focus, una programación que busca realzar un concepto o la obra de un artista en especial. Mayoral, una de las cinco galerías españolas presentes en la feria, ha sido una de las escogidas en esta recién estrenada plataforma, y presenta nueve obras del de Figueres, "un número relevante, porque no es fácil con un artista como él". Una de ellas es la que encierra esa historia del encuentro de ambos genios, que además de hablar y, seguramente, divagar, trabajaron juntos, tal y como representa "Destino. Estudio de personajes" (1945).
Desde la izquierda, Dalí, Walt Disney, Gala y Lillian Disney, en la casa de Dalí en Portlligat
Desde la izquierda, Dalí, Walt Disney, Gala y Lillian Disney, en la casa de Dalí en PortlligatJosep Postius / Fundació Gala-Salvador Dalí
Se trata de un dibujo que contiene esbozos creados con acuarela, bolígrafo y tinta china sobre papel, y donde Dalí propone sus ideas para la película que le propuso crear Walt Disney. "Se ven muchos detalles", enumera Mayoral, "una serie de labios que se convierten en serpiente, una mujer con dos manzanas como pecho, representando el pecado, y cuyo cuerpo a lo lejos es una guitarra, una cabeza de pájaros, las cuatro estaciones o la chica saltando a la cuerda". Esta última figura es recurrente en las creaciones del artista: hay una escultura con la misma silueta, así como uno de sus icónicos lienzos se titula "Muchacha saltando a la cuerda en un paisaje". Se trata, dicen los expertos, de la manera en que Dalí representaba a Alicia, y el galerista matiza que en la obra del creador "hay muchos detalles, elementos que nos puede costar atrapar a la primera o segunda mirada, por lo que es bueno tener pistas que ayuden a descubrir curiosidades". La gracia de Dalí es, añade, "que nos vuelve loco él a nosotros".
"Destino. Estudio de personajes", dibujo de Salvador Dalí
"Destino. Estudio de personajes", dibujo de Salvador DalíCortesía de Mayoral
La película nunca llegó a realizarse en vida de ambos creadores, pues se detuvo el proyecto cuando el estudio se encontró con dificultades financieras. Pero sí se ha llegado a hacer de manera póstuma. Se quiso culminar la colaboración entre Disney y Dalí realizando un cortometraje animado, "Destino", que se estrenó en 2003, con música compuesta por el mexicano Armando Domínguez e interpretada por Dora Luz. La pieza la dirigió Dominique Monféry, y sigue la historia de amor entre Cronos y la pasión desafortunada que siente por una mujer mortal. Una narración que avanza a través de danzas femeninas, en un paisaje surrealista digno de las pinturas de Dalí, y que en su conjunto funciona como metáfora de la vida, algo recurrente en las disparatadas pero sensatas ideas del pintor. "La joven baila ahora muy lejos, separada de Chronos por un río de relojes inertes. Pero, con cada gesto, intenta despertarlo, atraerlo hacia ella y, así, liberarlo de las ataduras del tiempo. En sus esfuerzos por comunicarse, le envía la refulgencia de su amor: el hilillo de diente de león que sale de su cabeza", describió Dalí sobre los movimientos de la protagonista.
La mano y el cerebro prodigiosos del de Figueres es "un ejemplo paradigmático de cómo de fascinante es elevar lo mejor de ti mismo a lo universal", expresa Mayoral, refiriéndose a que Dalí ha dado la vuelta al mundo retratando los paisajes de Cadaqués, y con ellos se convirtió en uno de los más grandes artistas de la historia. De la misma manera que Miró con los paisajes de Mont-roig. De este último artista también figuran varias obras en una TEFAF donde el arte español reluce y se luce. Las cinco galerías de nuestro país han tratado de que dicha pintura tenga gran representación en una feria que sirve como ventana al mercado mundial del arte, y lo han conseguido incluyendo también obras de Sorolla, Goya, Juan Bautista Maíno, Alonso Cano, Antonio López, Tàpies, Manolo Valdés o Picasso. "Teníamos muy claro hacer una selección que fuese representativa del arte español. Es una feria además exigente, que te obliga a traer las mejores piezas", define Artur Ramon, cuya galería tiene un óleo de Sorolla como el más caro, de 1,9 millones de euros.