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El destino del arte en el Afganistán de los talibanes

Con la implementación del nuevo régimen en Afganistán, el futuro del arte contemporáneo se ha vuelto sombrío e incierto
STRINGEREFE
La Razón

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Afganistán es un país complejo con una historia oscura que ha dejado innumerables heridas. Con la vuelta del Talibán al poder en agosto del 2021, el país vuelve a encontrarse con una realidad de lo que sufrirá la mayoría de la población. Entre los varios sectores que sufrirán con este cambio está el arte.
Debido a la historia cosmopolita de Afganistán, como una encrucijada entre el sur de Asia y Asia central, sus ricas tradiciones han significado que el país nunca ha carecido de arte impresionante y diverso. Fue una parada clave en la ruta de la seda, donde el arte, la religión y la tecnología se intercambiaban. Según el libro ‘Along the Silk Road’, el arte de la ruta de la seda incluye el arte devocional del budismo y el islam, las ideas detrás de ciertos estilos de arte, como los murales narrativos, y la tecnología para producir varias obras de arte, incluidas estatuas gigantes y fotografías impresas.
Desde la caída de los talibanes en 2001, el arte contemporáneo, que se había prohibido a favor del arte inspirado por el Corán durante el régimen, volvió a surgir. Tanto fue la libertad de expresión comparado con la del régimen entre 1996 y 2001, que en 2009 la financiación para las artes empezó a llegar a Afganistán desde Europa y los Estados Unidos.
Sin embargo, el retorno del talibán ha creado un ambiente de temor y preocupación entre artistas, escritores, periodistas, músicos y cineastas, ya que el aspecto expresivo de crear arte significa que la mayoría va en contra de las creencias del talibán. Cientos de artistas han huido porque no ven futuro en el país y no podrán seguir practicando su arte.
Los talibanes está en el proceso de borrar todas las evidencias de creatividad que floreció en el país desde el colapso del primer gobierno, por ejemplo, muros públicos. En el periódico The New York Times, el señor Sharifi dijo desde Virginia, donde él y su familia se han reubicado, que “no es posible que los talibanes vivan con el arte”. Esto es porque según Samiullah Nabipour, los talibanes “creen que el arte es un camino hacia la corrupción y el vicio en la sociedad”. Los muros, que son una de las formas de arte más publicas que hay, han sido etiquetados como propaganda del gobierno anterior. Es debido a eso que ahora están siendo tapadas con pintura blanca y reemplazadas con mensajes pro-talibán y poesía religiosa.
Aunque el talibán, de momento, no ha impuesto oficialmente ninguna restricción a las actividades artísticas, la dura interpretación del islam por parte del nuevo gobierno significa que excepto la caligrafía, la poesía religiosa y cierta literatura, se prohibirán casi todas las formas de arte.
Después de la caída del talibán en 2001, el arte devolvió el poder a los ciudadanos de Afganistán. Les dio una identidad y una forma de reinterpretar las atrocidades que habían ocurrido. Sin embargo, lo que antes era una herramienta de expresión poderosa, ahora se ha convertido en una fuente de temor para todos.