ARCO continúa abonada a la política
La 44ª edición se abre con 214 galerías de 36 países y un puñado de artistas que ha presentado una obra de claro acento crítico

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ARCO ha entrado en la actualidad en su edición de 2025. En esta ocasión, lejos de mantenerse apartados de los sucesos que han agitado o están agitando la realidad política y social, una gavilla de artistas ha decidido mostrar el lado más crítico de su conciencia y se han mostrado comprometidos con los temas del presente. A través de varias piezas que, seguro, atraerán a la mayor parte del público que visite la feria de arte contemporáneo, se han denunciado algunas situaciones que ocupan los titulares de la Prensa. Eugenio Merino, este mago de la controversia, un creador que siempre ha sabido identificar las preocupaciones que están a flor de piel y entrever los temas que resultan controvertidos, ha brindado una pieza que no va a pasar desapercibida. En la galería ADN, especializada en el arte adherido a un relato de compromiso social, expone un lavavajillas abierto con la bandeja de carga ocupada por diecisiete platos lisos de una vajilla decorada con los rostros de Donald Trump, Meloni, Abascal, Elon Musk, Milei y otros representantes de la ultraderecha a lo largo de todos los continentes. El mensaje que trata de transmitir el artista es bastante evidente y cómo muchos medios de comunicación actuales tratan de limpiar la imagen de estos partidos de ideología antidemocrática a lo ancho y largo de todo el mundo a través de distintos canales. La obra, que sale al mercado por 25.000 euros, está destinada a coleccionistas privados o instituciones con un claro planteamiento político. Y, por supuesto, el artista ha empleado para la obra un electrodoméstico real, que, si se enchufa a la corriente, funciona.
Zapatos y dinero
No lejos de ella, en esta misma galería, se exhibe una escultura («Fausto») del artista portugués Fabio Colaço que también entra a criticar la actual servidumbre de los seres humanos hacia el dinero. Con evidente sentido del humor y una enorme ironía, ha dispuesto alrededor de una pareja de zapatos, quinientos euros en monedas de uno, dos y cinco céntimos. Una alegoría de que, al final, cuando una persona muere, no puede llevarse lo que ha ganado en esta vida y una metáfora ideada para denunciar la absurda acumulación del dinero en la que tropiezan muchos, sobre todo en este momento de auge de tantos multimillonarios.

Pero, con toda probabilidad, la que generará muchos comentarios y que resultará bastante controvertida es la propuesta de Ramón Mateos, que ha traído la Galería Freijo. Se trata de una cortinilla de eslabones metálicos negros. Impreso sobre ellos se puede leer con facilidad un número: 7.291. Una cifra que alude al número de ancianos que murieron en las residencias de la Comunidad de Madrid durante la pandemia de la Covid. Una pieza que, lejos de estar descontextualizada, tiene bastante que ver con su emplazamiento, porque, precisamente, fueron los pabellones de Ifema donde se instalaron muchas camas para asistir a las personas que cayeron enfermas durante esta epidemia en la capital. Al lado, en un espacio contiguo, está el estand de Del infinito, una galería en la que puede contemplarse un montaje de muy distinto orden y concepción, pero que también atrae la vista en cuanto se pasa a su lado. Se trata de una serie de imágenes coloreadas, intervenidas o portadas dibujadas, pero de específico contenido pornográfico.
Esta 44ª edición de ARCO, que abrirá sus puertas mañana y que permanecerá abierta hasta el próximo 9 de marzo, cuenta con un total de 214 galerías procedentes de 36 países diferentes; 178 galerías incluidas en el Programa General, a las que hay que sumar 43 de los programas comisariados, que exponen pintura, escultura, instalaciones, fotografía, vídeo, «new media», dibujo, grabado y, por supuesto, inteligencia artificial, aunque su presencia es menor respecto al año pasado. En ellas prevalece la pintura, por encima de cualquier otro género artístico, apenas se ven vídeos y la escultura y la fotografía se mantienen en su cuota habitual. Las galerías históricas han apostado por los más clásicos y, de hecho, Guillermo de Osma, ha decidido recuperar a uno de los artistas de la recuperación de la figuración en los años ochenta, Carlos Alcolea, que estaba muy vinculado a la Movida madrileña. Él mismo ha reconocido que ese momento se generó en la capital un importante movimiento de esta corriente y que desearía regresar a esos artistas con una mirada renovada en una exposición que reincorporase obra nueva o poco vista. Como resulta algo habitual, suele ser en estos espacios expositivos donde pueden encontrarse algunas de las obras con mayor valor de la feria. Entre ellas destaca «Tête aux trais cheveux devant la lune» (1976), de Joan Miró, que cuelga de las paredes de la galería Leandro Navarro, y que tiene un precio de venta de 1.600.000 euros. En este mismo lugar, se puede ver «Pipe et parquet de tabac», que Juan Gris firmó en 1922, que tampoco tiene una venta mucho menor. Es un óleo de 33x19 que cuesta 1.250.000 euros. En la Galería Lelong hay un gouache que también tiene un buen montante: «Joan Miró Nocturne», de 1953. Para que no se diga que no es un evento nada democrático, en el otro extremo de ranking, hay arte por valor más accesible, como un textil impreso de Karina Mendreccky por 450 euros; unos carboncillos de Katinga Huang por 400 o una obra de Inma Herrera por 300. Para aquellos que quieran iniciarse en el coleccionismo, pero todavía no tienen recursos económicos suficientes para adquirir un Picasso.
ARCO abre sus puertas en un momento de inestabilidad económica. Justo cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado una política económica arancelaria que ha conllevado el desplome de las bolsas y augura una fuerte contracción económica en la mayoría de los países, comenzando por el de la barra y estrellas. La prudencia entre los galeristas es máxima y, aunque ya muchos miraban hacia este año con cautela, la realidad es que, muchos consideran que es muy pronto para aventurar las consecuencias. En el caso de ARCO, argumentan algunos, como Guillermo de Osma, que el principal mercado está en España, América Latina y Europa, y que rara vez en EE. UU. En lo que se coincide es que los gobiernos de la UE deberían eliminar barreras para el arte, eliminar algunos impuestos y poner otros en común, para que no variara de un país a otro. Mientras este debate está abierto, en la Galería Luis Adelantado recoge un vídeo de Alex Reynolds hecho a partir de una IA que ha rastreado las preguntas que se han hecho a EE. UU. sobre Gaza.