“Memorias de París”: Virginie Efira, no solo una víctima
Alice Winocour regresa tras “Proxima” con una historia sobre una superviviente a los ataques terroristas de París, basada en la experiencia de su propio hermano
Caprichosa la cartelera, coinciden en el tiempo dos estrenos que lidian con las consecuencias, desde el prisma de las víctimas, de la ola de atentados terroristas que barrió París durante la segunda parte de la última década. Si en la excelente «Un año, una noche» de Isaki Lacuesta la idea era irnos hasta la psique misma del superviviente, a cómo nuestra percepción autoconsciente podía variar ante un trauma de tal calibre, la nueva película de Alice Winocour nos propone el viaje contrario. «Memorias de París», con una sólida Virginie Efira al frente, versa sobre los escombros gregarios del dolor, el cómo evolucionamos a partir de unas ruinas que tienen más que ver con lo social que con lo personal. En definitiva, ¿cómo seguimos viviendo en comunidad tras algo así?
«Después del atentado, Mia se queda en una especie de limbo, ya no se reconoce y tampoco siente la ciudad como suya. Empieza a pensar que necesita un cambio y decide darle un giro a su vida. Por otra parte, el título también se puede interpretar de forma más literal», claro, porque Mia «se reencuentra con París después del atentado, como si acabase de salir de un agujero negro. Contemplar París a través de otros ojos es el primer paso hacia su recuperación, aunque no es consciente de ello todavía», explica Winocour, directora de la recomendable «Proxima» y que utiliza una experiencia inmediatamente cercana a ella, puesto que su propio hermano sobrevivió al ataque en la sala Bataclan.
Recuerdos terapéuticos
Desde una fragilidad que a veces es factual –porque su protagonista no recuerda muy bien qué ocurrió– y otras emotiva –encontrándose con otro superviviente, que encarna Benoît Magimel–, Winocour no esconde cuánto hay del personaje de ella en el personaje al que pone rostro Efira: «Después del atentado pasé varias semanas conectándome a foros que servían de punto de encuentro a víctimas de los ataques que se habían refugiado en diferentes zonas de la ciudad. Me impresionó mucho ver el vínculo que se formaba entre cientos de personas que se buscaban e intentaban dar con objetos que habían perdido aquel día. Querían saber cómo estaba la gente con la que pasaron esos momentos, con la que habían intercambiado una mirada, unas palabras, un apoyo... Conocí a un grupo de personas que volvían de vez en cuando al lugar de los hechos como una especie de terapia para reconstruir sus vidas», completa sincera la directora.
Sin pretender abarcar más que una de aquellas historias del dolor, «Memorias de París» se esfuerza en presentar a sus protagonistas como algo más que víctimas, como sujetos que intentan, desde una situación inimaginable, reconstruir aquello que solo pueden entender, por desgracia, los que no tuvieron su suerte.