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¿Por qué García Bernal ha envejecido tanto?

El ganador de un Globo de Oro protagoniza la esperada “Tiempo», de Shyamalan
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Muchas lunas, besos, llantos y furias han pasado desde que Gael García Bernal luciera su todavía bisoño talento en una alfombra de postín, la del Festival de Venecia, que se desplegaba en 2001, hace ya más de veinte años, para recibir al equipo de “Y tu mamá también”. Aquella película de Alfonso Cuarón en la que la iniciación sexual de sus “charolastras” (término acuñado a raíz del estreno para referirse a una amistad duradera) se materializaba gracias a la excitante generosidad de una jovencísima Maribel Verdú.
La hermosa playa virgen ubicada en Oaxaca a la que se dirigen los protagonistas de este icono visual del llamado Nuevo Cine Mexicano tras emprender un improvisado viaje con el objetivo de pulir sus relaciones se parece poderosamente al escenario en el que se desarrolla el último trabajo de Bernal. Al menos en lo que a estética paradisiaca se refiere. El actor de “Diarios de motocicleta” o “La mala educación”, acostumbrado a fusionarse con el ingenio de directores como Pablo Larraín, Alfonso Cuarón o Pedro Almodóvar se pone ahora a las órdenes de un aventajado realizador del misterio como M. Night Shayamalan para protagonizar “Tiempo”, un intrincado y psicológico alegato sobre el efímero y angustioso paso del tiempo.
Sublimar la pandemia
El mexicano, que ahora luce un llamativo tinte oxigenado en su pelo naturalmente oscuro, reconoce risueño en entrevista con LA RAZÓN que el rodaje se produjo en un momento crítico de la pandemia: “A mí me contactaron en junio y en ese momento no teníamos ni idea de lo que iba a pasar con nuestras vidas, hacia dónde iba a ir un poco la cosa y esta película representó sin duda un escape, una salida, una especie de aire fresco con el que poder volver a respirar. Estuvimos rodando durante tres meses, aislados, en una burbuja, sin tapabocas y sin zapatos. En ese sentido fue fantástico, nos lo pasamos muy bien y el proceso nos ayudó a entender un poquito lo que nos ha sucedido y a sublimar muchas cosas de la pandemia. Emocionalmente se puede decir que estábamos bastante cargaditos cuando hicimos la peli”, afirma.
La trama de esta cinta –cuyo nombre original, “Old” (”Viejo”), se ha vuelto a ver distorsionado por otra de esas traducciones hilarantes y personalísimas que sufren los estrenos españoles–, orgánicamente orquestada desde los primeros minutos de metraje, se centra en la traumática estancia de una familia con dos hijos en un resort de lujo donde una de las playas exclusivas que conforman el entorno insular actúa como una macabra máquina de aceleración del tiempo. “En general, vivimos constantemente en una secuencia existencialista donde de alguna manera necesitamos planear el futuro, deseamos un buen porvenir… Pero es curioso que todas esas cosas hayan sido en cierta manera denostadas por esta moda de la experiencia de “estar en el ahora”, de vivir en el presente”, reflexiona Gael antes de proseguir: “Qué comemos, qué hacemos, por qué viajamos, con qué soñamos, por qué decidimos trabajar en un sitio... Creo que todo ese andar, esa mochila, nos ofrece la oportunidad de decir quiénes somos sin la necesidad de vernos en una situación extrema como la que se muestra en la película”, apostilla.
Gael se muestra preocupado por el atropello actual de las horas: “Nuestra sociedad va demasiado rápido para lo que el tiempo avanza. Durante la pandemia todo se alentó. Pude ver las plantas crecer y eso para mí no es menor. Fue bastante importante poder ver con pausa la vida desarrollarse”. Con ese mismo sosiego y una curiosidad alejada de lo obsesivo habla el actor de la muerte antes de despedirse: “Siendo sincero creo nunca he sentido un miedo preponderante en torno a ella. Hay algo bello y misterioso, como de sensación ritualística en la despedida”.