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Vetusta Morla: “Podemos fallar con el mercado, pero no con nuestra intuición”

El grupo publica “Canciones dentro de canciones”, que supone una vuelta de tuerca al disco anterior y que definen como una investigación artística
Carol Sánchez / Pequeño Salto Mortal

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En la música, jamás hay un origen y un destino. Todo forma parte de un gran cosmos, de galaxias a las que se van añadiendo sistemas solares. Y se puede viajar de una a otra y descubrir que lo que creíamos pasado era el futuro y que el origen solo era un punto intermedio. Y una canción está acabada mientras el creador no diga lo contrario. Así lo explica Juanma Latorre, guitarrista y uno de los compositores principales de Vetusta Morla, cuando habla del nuevo proyecto discográfico del grupo, “Canciones dentro de canciones”, que se publica este viernes y que es una relectura de su último álbum, “Mismo sitio, distinto lugar”. Ambos álbumes suponen pasos valientes, poco conformistas para el grupo de masas más importante del panorama nacional: “Desde el punto de vista del mercado o la tendencia, se podrá decir si estamos acertados o confundidos, pero desde el punto de vista del proceso artístico no podemos fallar, porque estamos siguiendo nuestra intuición y lo que nos pide el cuerpo”. Y el viaje, o la investigación, como ellos lo definen, ha sido interesante.
En el anterior disco, cambiaron por completo la manera de trabajar: “Rompimos nuestra lógica habitual y fue lo que nos permitió superar barreras y autolimitaciones y resultó muy fructífero saltarse las normas”, explica Latorre. Aquel disco, como explicaron en su día, surgió de componer y descomponer las canciones y por tanto en la banda ya tenían la intuición de que los temas podían ser de otra manera. “Ese aprendizaje lo digieres, te lo llevas a tu ámbito más natural e intuitivo y te preguntas qué habría pasado si hubieras hecho el disco de otra manera con lo que sabes ahora. Y con la certeza de que las canciones, dentro de sí, contienen otras canciones casi como multiversos paralelos que siempre hemos querido explorar. Y con esa perspectiva, decidimos volver a grabar el disco con una perspectiva distinta, en algunos casos, casi opuesta a como se hizo en su versión original entre comillas”. ¿Original entre comillas? “Sí, porque, ¿quién sabe cuál es la versión original de una canción, no? Realmente, por ejemplo, hemos grabado “Consejo de sabios” de una forma que se parece mucho más a la canción que trajo Guille (Galván) al estudio. Pero en el transcurso del disco, la transformamos. Esta versión, aunque sea posterior, es más original. Esto encierra misterios bonitos para nosotros, como ¿de dónde surgen las canciones? ¿Qué define la canción, es la letra, es la melodía? Eso es lo que nos movía a la hora de hacer este disco. Son límites difusos que para nosotros resultaron emocionantes”, explica Latorre.
Recreación constante
Así, como decíamos al comienzo, es imposible dar la historia de ninguna canción por terminada. “Pienso que esa es una de las cuestiones que diferencian a la música de otros tipos de arte. El cuadro, lo acabas, lo terminas, lo barnizas, le pones un marco y lo cuelgas. Y la película es igual. La exhibes acabada. Pero la música y el teatro, no. Las artes escénicas las recreas en el sentido literal de la palabra. La vuelves a crear cada vez que las interpretas. Y cada vez que lo haces, las circunstancias han cambiado: tú eres otro, el espacio es diferente, también puede que los instrumentos... y la transformación es una necesidad para que la canción siga teniendo relevancia y pasa de ser una necesidad a una búsqueda sin fin. ¿Dónde termina esto?”, se pregunta el guitarrista. El contexto de este disco, entonces, era diferente del anterior. “La idea era encontrar algo más intuitivo y más íntimo. “Mismo Sitio, Distinto Lugar” nace de la introspección, más de lo que puedan parecer. Lo que pasa es que luego le dimos un aspecto colorido y colorista. Y con este trabajo queríamos enfatizar la sobriedad y la intimidad. Invitar al que escucha a una charla íntima. Hay instrumentos acústicos, pero no es un disco acústico, es un íntimo (ríe). No sé si tiene algún sentido eso...”.
Habrá quien tenga la tentación de considerar el nuevo trabajo como una especie de “caras b” o de “versiones”. “Entiendo esa posibilidad, pero en nuestra cabeza ocupa un lugar diferente y especial porque es una investigación artística igual que cuando producimos un disco. Pero en este sentido, el propio ejercicio, su objetivo, exige que las canciones estuvieran ya escritas. Este disco tiene sentido porque existe MSDL. Para nosotros es tan relevante como un disco nuevo, porque nos permite una investigación artística y conocimiento del proceso. Pensamos que es interesante pero entendemos que en el mundo en que vivimos, dominado por la voracidad absoluta por la novedad, que adquiera una categoría B. Pero nosotros siempre hemos procurado hacer nuestro camino y no estar pendiente de las tendencias”.
El arte permanece
Se puede estar al margen de las tendencias. “Procuramos hacerlo, porque nos ha ido bien así, confiando en nuestro instinto. Nuestra razón de estar es el disfrute de la música y del arte. Y tener rendimiento económico de ello es un felicísimo accidente para el que trabajamos mucho y que estamos contentos de que suceda. Pero no es el quid de la cuestión. La clave es seguir nuestro instinto y eso nos ha llevado a por qué no hacemos esta investigación, por qué no probamos a ver qué pasa”.
En un terreno más prosaico, Vetusta Morla frenaron en seco la gira de presentación de este trabajo hace ya dos meses. “Así es. Dimos dos conciertos en Coruña y tres en Barcelona y estábamos empezando a tocar esta adaptación. Por seguir con el juego, habíamos aplicado este enfoque de deconstruir las canciones a temas de otros discos, lo que estaba haciéndolo doblemente interesante. Y venía acompañado de una escenografía muy especial, pero todo eso está parado. Aprovecho para meter la cuña y decir que los técnicos se enfrentan a una situación más complicada que los artistas, porque nosotros tenemos otros medios de subsistencia pero ellos, que se dedican a la parte más técnica, y son parte de nuestra familia se han quedado más desprotegidos que nadie. No tienen otro sustento y se han quedado fuera de cualquier supuesto tipo de ayudas por parte del ministerio de Cultura”. El futuro se presenta con asterisco: “La música en particular y el arte en general se ha sobrepuesto a todas las circunstancias, siempre. Porque es una necesidad básica del ser humano expresarse desde el arte. Mientras no desaparezcamos, el arte tampoco lo hará. Otra cosa es qué pasa con las estructuras sociales y empresariales o industriales que derivan de eso. Eso es lo que está en peligro y hay que intentar defender, más que el propio arte en sí, que va a seguir sin duda”, apunta Latorre.

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