Vicente Barrera, ante su faena más comprometida: la Vicepresidencia del Gobierno valenciano

Al contrario que el picador de Juan Belmonte, que llegó a ser alcalde de su pueblo, como decía el Pasmo de Triana, “degenerando, degenerando”, Vicente Barrera llega a ser vicepresidente primero del Consell y responsable de Cultura en un ejercicio de superación personal y profesional nada fácil ni sencillo.

Nacido en Valencia el 29 de julio de 1968, su abuelo fue uno de los diestros más destacados que ha dado esta tierra y figura de la llamada Edad de Plata del toreo, Vicente Barrera Cambra. Sin embargo, en su casa no se hablaba de toros ni había especial afición por la fiesta taurina. Su padre, ingeniero agrónomo, y su madre, perteneciente a una conocida familia de industriales de Onteniente, no tenían más relación con el mundo taurino que el saberse hijo de una figura -que se preocupó de mantener a su prole alejada de la tauromaquia todo cuanto le fue posible- y acudir de cuando a cuando a ver una corrida.

Fue tras acabar sus estudios de Derecho cuando, después de ver un festejo en televisión y quedar profundamente impresionado, volvió su vista hacia los ruedos, probándose, mas por diversión que otra cosa, en capeas y tentaderos hasta que una mañana de fallas, en 1993, sorprendió y maravilló absolutamente a todos cuantos aquel día acudieron al coso de Monleón con una actuación realmente fantástica. Nadie esperaba aquello y por la tarde ya estaba siendo apoderado por la familia Lozano, una de las mas influyentes y poderosas del toreo, que lo preparan y adiestran para, después de triunfar como novillero en plazas como La Maestranza, de la que salió por la Puerta del Príncipe, convertirse en matador de toros, lo que tuvo efecto en Valencia el 25 de julio de 1994 de manos de Curro Romero. A partir de ese momento se convierte en torero indispensable en todas las plazas y ferias que se precien, cumpliendo una carrera artística mas que notable a la que, tras varios paréntesis, idas y venidas, puso fin en 2014, en una corrida que organizó El Soro en Foyos.

Muy concienciado con el tema político nunca escondió sus simpatías por VOX, partido al que se afilió desde su fundación y en el que ha trabajado como militante de base pero sin ninguna intención de hacerse un nombre en política, si bien siempre dio la cara en la defensa de las tradiciones y cultura valencianas siempre que se lo pidieron.

Ha sido a raiz de las últimas elecciones municipales y autonómicas cuando ha subido su papel y se ha visto su potencial y madera, especialmente durante las negociaciones llevadas a cabo esta semana con el PP, ante la formación del próximo Gobierno valenciano. Así, llega a un cargo que le va a obligar a lidiar uno de los toros más difíciles de su vida. Pero tiene preparación, oficio y sitio para salir también por la puerta grande de esta tan complicada plaza.