
Cultura
Antonio Pardo: de hombre del tiempo a novelista
Presentó en la librería Imperio con gran éxito su novela «Sorolla en llamas», ambientada en las Fallas de Valencia

Ruzafa se ha convertido en el viejo y sorprendente «village» de Nueva York, muy cosmopolita.Donde nuestros ancestros más árabes asentaron sus reales, jardines y poesías, hoy es una continua novedad. En medio de ella, Imperio, en el 29 de la calle Sueca, una librería montada a la neoyorkina, puro ladrillo y practicidad, libros por todo decorado. Viví la grata noticia del alumbramiento público de un nuevo libro, «Sorolla en llamas», novela de Antonio Pardo Merelo, «el hombre del tiempo» de La8 Mediterráneo Televisión.
No sabía que en sus escasas horas libres se dedicaba al noble oficio de escribir. Lo veía bajándonos las nubes a tierra desde la Sierra de Espadán, la Calderona o la montaña alicantina y explicándonos didácticamente, con sencillez, las intimidades de la meteorología, pero nunca me lo había imaginado en el silencio de las noches necesitando plasmar negro sobre blanco sus otroras observaciones.
Los meteorólogos son buenos observadores del diario vivir. Se tiene el ejemplo del ilustrado Antonio Josef Cavanilles, quien escribió «Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, poblaciones y frutos del Reyno de Valencia», en el siglo XVIII, precioso testimonio de la realidad que éramos entonces, hecha a base de patear el territorio y observar los vientos. A Antonio Pardo Merelo se le nota que se conoce bien las sendas y las matas de romero del territorio, nuestros parajes singulares, las umbrías, los valles, ríos y barrancos de la autonomía.
Es imposible ser buen meteorólogo sin ser geógrafo. Seguro que él al mando, por su dominio de la geografía, se hubiera aminorado mucho los daños de la dana. Los políticos de simple nómina no saben que en tierras valencianas cuando llueve mucho los barrancos se llena y desbocan.
Este es el quinto libro de Antonio Pardo, una novela ambientada en Fallas, un gran plató para hacer novelas o cine. Escrita a ritmo de trepidante filme. Pardo, topógrafo, es un gran enamorado y entendido en cine, entre otras muchas cosas.
Sabe guionizar, marca bien los escenarios, los detalla, acompasa los tiempos, hace que sus textos no cansen, ni se detengan. Es una novela ágil. Se lee en tres horas, para nada es un libro estantería.Su historia es rompedora, como su portada, diseño de Estrella Merelo Montañana. Qué difícil conseguir una portada que llame la atención entre la maraña de libros que llenan los escaparates. Es una portada que quema y urge a comprarlo, a la manera de los carteles de las más famosas películas de Hollywood, que ya de entrada lo dicen todo.La presentación en sociedad de esta nueva novela de Antonio Pardo fue otra gran sorpresa para mí.
En la librería no cabía nadie, todos apretados, amontonados, gente siguiendo el acto desde la calle, y una cola interminable para que el autor firmara ejemplares. Gente emocionada, viva, no de cuerpo presente, que participaba de la alegría del nuevo parto.
Demostró Antonio Pardo Merelo, al llenar, en el «feed back» de la respuesta que a diario obtiene por el trabajo bien hecho, «l´obra ben feta», en el desempeño diario dentro de la meteorología, la que también acaba de nuevo de obtener como escritor, amable y detallista, elegante y vivo, notario de la realidad, que concita unanimidades, cosa harto difícil de lograr en el mundillo de la comunicación, desde siempre prevenido por los recelos de los diminutos duendes errantes y pseudo diosecillos al uso.
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