¿Qué diferencia hay entre epigenética y genética?

Setenta años después de que James Watson y Francis Crick desentrañaran la estructura del ADN con la valiosa contribución de Rosalind Franklin, la genética ha avanzado de manera asombrosa. Este campo, crucial para entender nuestra salud, ha evolucionado más allá del análisis de las secuencias de nucleótidos que componen la estructura del ADN.

Los genes, unidades de información hereditaria en el ADN, codifican características específicas y son de gran importancia para la síntesis de proteínas, fundamentales en la estructura y función celular. El genotipo, información genética heredada, se manifiesta en el fenotipo, la expresión observable de esa información. La diferencia entre el color de ojos heredado y el color de ojos expresado es un claro ejemplo de este proceso.

Cada individuo recibe dos versiones de cada gen, llamadas alelos, una de cada progenitor. Los alelos dominantes, expresados, enmascaran los recesivos. La epigenética, por otro lado, estudia mecanismos que regulan la expresión génica sin modificar la secuencia del ADN. La metilación del ADN, uno de estos mecanismos, agrega grupos metilo que activan o silencian genes, revelando la influencia del entorno y el estilo de vida en la expresión génica.

La epigenética, más allá de su fascinante estudio, tiene implicaciones trascendentales para la salud. La relación entre factores ambientales, como dieta, estrés y exposición, y las marcas epigenéticas pueden afectar la activación o desactivación de genes relacionados con enfermedades crónicas.

Comprender estos procesos no solo proporciona estrategias preventivas y terapéuticas, sino que destaca la importancia de un estilo de vida saludable desde temprano, ya que experiencias tempranas dejan huellas epigenéticas duraderas, moldeando nuestra salud a nivel molecular. La epigenética nos enseña que nuestras elecciones diarias y el entorno que nos rodea activamente influyen en nuestra salud a lo largo del tiempo.