Paleontología

Este sería el mayor animal que ha existido nunca según un estudio de la Universidad de California

Las estimaciones sobre el tamaño del megalodón siguen aumentando y, ahora, un estudio sugiere que podría alcanzar los 24 metros, lo mismo que una ballena azul

Esbozo tentativo revisado del cuerpo del tiburón megadentado extinto Otodus megalodon de 24,3 metros (80 pies). Notas importantes: 1) la forma, el tamaño y la posición exactos de la mayoría de las aletas siguen siendo desconocidos según el registro fósil actual; y 2) se representa a un humano adulto (Homo sapiens) para comparación de tamaño, pero es importante enfatizar que ambas especies nunca coexistieron.
Esbozo tentativo revisado del cuerpo del tiburón megadentado extinto Otodus megalodon de 24,3 metros (80 pies). Notas importantes: 1) la forma, el tamaño y la posición exactos de la mayoría de las aletas siguen siendo desconocidos según el registro fósil actual; y 2) se representa a un humano adulto (Homo sapiens) para comparación de tamaño, pero es importante enfatizar que ambas especies nunca coexistieron.DePaul University/Kenshu ShimadaEurekalert

“Un nuevo estudio sobre el famoso megalodón sugiere que el tiburón más grande de la historia podía ser todavía más grande de lo que sospechábamos”. Así comienza un artículo publicado en este mismo periódico en enero de 2024. Ahora, poco más de un año después, la actualidad científica nos empuja a escribir otro que debe empezar con las mismas palabras, porque se acaba de publicar una nueva estimación que ha vuelto a romper el récord. El tiburón más grande de la historia se extinguió hace 3,5 millones de años y era, incluso, más grande de lo que pensábamos. Si el tiburón blanco mide como mucho 7 metros y el tiburón ballena 10, el megalodón de este estudio podría haber alcanzado los 24 metros. Y, para hacernos una idea, eso lo situaría a la par de la ballena azul, el animal más grande del que tenemos constancia.

De hecho, más grande y más largo, porque este estudio se suma a otros que, últimamente, parecen deducir que la forma de estos descomunales predadores es más similar a la de un estilizado tiburón limón que a la del corpulento gran tiburón blanco en el que se inspiran para diseñar al megalodón de películas como The Meg. La clave para llegar a estas conclusiones está en que, en lugar de estimar su tamaño a partir de los dientes conservados, lo han hecho midiendo sus vértebras. Y puede parecer trivial encontrar la vértebra fosilizada de un animal, pero el esqueleto de los tiburones está formado principalmente por cartílago, que se conserva bastante mal. Precisamente por ello estos especímenes son tan relevantes. Vértebras como la de 23 cm encontrada en Dinamarca han permitido desarrollar modelos que, comparando estos restos con los de más de 100 especies de tiburones vivos, les han permitido estimar el tamaño del animal.

Un error lo tiene cualquiera

Cada vez que la paleontología afirma algo se alzan las voces más escépticas, apuntalando su desconfianza en el malicioso hecho de que, en el fondo, hay un gran componente especulativo en todo lo que esta ciencia dice. Si bien es cierto que las evidencias de la vida pretérita son parciales y que, por lo tanto, ha de completarse buena parte de la información, esto no quiere decir que se haga de cualquier modo. Eso significa que, del mismo modo que no afirman cualquier cosa a la ligera, cualquier cosa que afirmen estará sujeta a la posibilidad de cambiar en un futuro, a medida que conozcamos mejor el registro fósil. El caso del megalodón podría ser uno de estos últimos.

Las pruebas de su existencia son parciales, lo cual significa que no tenemos ningún esqueleto completo y que, mayormente, se reducen a dientes y vértebras. Sabemos, por lo tanto, a qué género de tiburones se parecen, los Lamniformes. Precisamente por eso se han comparado tanto con el gran blanco, porque pertenecen al mismo género. Sin embargo, hay muchas otras especies emparentadas con estructuras corporales diferentes. Y ahí está la clave de parte del cambio de parecer de la comunidad académica. Porque si tenemos que completar todo lo que no sabemos sobre su esqueleto comparándolo con especies vivas, nuestras estimaciones pueden cambiar mucho según qué elijamos.

Bebés gigantes

En un estudio de 2021, otro equipo de investigadores estudió el corte de una vértebra de megalodón y descubrió una serie de anillos de crecimiento análogos a los que aparecen en los troncos de los árboles. En el caso del árbol, la humedad del ambiente influye en el tamaño de las células que lo componen, haciendo que en primavera se engrose con células grandes y en verano, cuando la humedad escasea, estas sean más pequeñas.Grosso modo, esta diferencia de tamaño afecta al color de la madera, produciendo los anillos y permitiéndonos deducir cuántos veranos (y por lo tanto cuántos años) tiene un ejemplar.

En el caso del megalodón estudiado, los expertos pudieron contar 46 bandas de crecimiento, por lo que asumimos que alcanzó los 9 metros de largo en algo menos de 5 décadas. De hecho, el grosor de cada banda nos permite deducir que su crecimiento fue bastante constante cada año, sin periodos equivalentes a los “estirones” humanos. Estos datos permiten crear un modelo del cual se deduce matemáticamente que, probablemente, el megalodón midiera más de 2 metros antes de su primer anillo (su primer año de vida). No obstante, en el artículo actual se aventuran a imaginar megalodones recién nacidos de 3 metros de largo, capaces incluso de cazar mamíferos marinos. Puede que los investigadores se hayan situado en el lado más optimista de las estimaciones, pero lo que queda claro es que el megalodón es, posiblemente, el mayor predador que ha surcado los mares.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • No existe el menor indicio de que el megalodón haya sobrevivido al final del plioceno (hace 2,5 millones de años). No existen restos que podamos atribuir a épocas posteriores y jamás ha sido avistado un ejemplar. De hecho, los palentólogos plantean que el aumento del tamaño de las ballenas tuvo lugar tras la extinción del megalodón al reducir la presión que este depredador ejercía sobre ellas. El hecho de que las grandes ballenas sigan poblando los mares y que no aparezcan cadáveres con dentelladas de un tamaño atribuible al megalodón hacen extremadamente improbable que siga vivo.

REFERENCIAS (MLA):

  • Sternes, Phillip, et al. “A Longer, Sleeker Super Predator: Megalodon’s True Form.” Palaeontologia Electronica, 9 Mar. 2025.