Las 8 medidas para evitar el envejecimiento celular

Prolongar nuestra esperanza de vida tiene mucho que ver con los avances médicos, pero también con la prevención. Principalmente con prácticas saludables del día a día y al alcance de todos. De acuerdo con un reciente estudio, publicado en Journal of the American Heart Association, el beneficio de una mejor salud cardíaca puede estar asociado con el impacto positivo en el envejecimiento biológico, es decir, la edad del cuerpo y sus células.

“Los hallazgos de nuestro estudio nos dicen que, sin importar cuál sea su edad real, mejores conductas saludables para el corazón, se asociaron con una edad biológica más joven y un menor riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, muerte por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares y muerte por cualquier causa”, explica Jiantao Ma, líder del estudio, en un comunicado.

Para llegar a esta conclusión, el equipo de Ma analizó si un proceso de modificación química conocido como metilación del ADN, que regula la expresión genética, puede ser un mecanismo por el cual los factores de salud de las enfermedades cardiovasculares afectan el envejecimiento celular y el riesgo de muerte. Los niveles de metilación del ADN son el biomarcador más prometedor para estimar la edad biológica. De hecho, en muchos aspectos, la edad biológica está determinada por la composición genética, pero también puede verse influenciada por factores del estilo de vida y el estrés.

Los autores examinaron los datos de salud de 5.682 adultos con una edad media de 56 años que formaban parte del Framingham Heart Study, un gran proyecto de investigación multigeneracional destinado a identificar factores de riesgo de enfermedades cardíacas. Mediante entrevistas, exámenes físicos y pruebas de laboratorio, todos los participantes fueron evaluados utilizando la herramienta Life's Essential 8 de la American Heart Association.

Esta herramienta puntúa la salud cardiovascular entre 0 y 100 utilizando una combinación de cuatro medidas conductuales (dieta, actividad física, horas de sueño por noche y tabaquismo) y cuatro mediciones clínicas (índice de masa corporal, colesterol, azúcar en sangre y presión arterial). Cada participante también fue evaluado utilizando cuatro herramientas que estiman la edad biológica basándose en la metilación del ADN y una quinta herramienta que evalúa la tendencia genética de una persona hacia el envejecimiento biológico acelerado. Los participantes fueron seguidos durante entre 11 y 14 años para detectar enfermedades cardiovasculares de nueva aparición, muerte cardiovascular o muerte por cualquier causa.

Los resultados mostraron que por cada aumento de 13 puntos en la puntuación Life's Essential 8, el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular por primera vez se redujo en aproximadamente un 35%, la muerte por enfermedad cardiovascular se redujo en un 36% y la muerte por cualquier causa se redujo en un 29%.

En los participantes con un perfil de riesgo genético que los hacía más propensos a tener una edad biológica acelerada, la puntuación Life's Essential 8 tuvo un mayor impacto en los resultados vinculados al proceso químico implicado en el envejecimiento celular: la metilación del ADN representó una reducción del 39 %, 39 % y 78 % en el riesgo de enfermedad cardiovascular, muerte cardiovascular y muerte por todas las causas, respectivamente.

En general, se estimó que alrededor del 20 % de la asociación entre las puntuaciones de Life's Essential 8 y los resultados cardiovasculares se debía al impacto de los factores de salud cardiovascular en la metilación del ADN; por el contrario, para los participantes con mayor riesgo genético, la asociación fue de casi el 40%.

“Si bien hay algunas calculadoras de edad biológica basadas en la metilación del ADN disponibles comercialmente, no tenemos una buena recomendación para quienes necesitan saber su edad epigenética – concluye Ma -. Nuestro mensaje es que todos deben tener en cuenta los ocho factores de salud relacionados con las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares: comer alimentos saludables; ser más activo; dejar el tabaco; dormir bien; controlar el peso; y mantener niveles saludables de colesterol, azúcar en sangre y presión arterial”.