Ciencia
¿Por qué ya no aprendemos tan rápido como cuando éramos niños?
Tiene que ver con una concentración diferente de un neurotransmisor en niños y en adultos
Cuando éramos niños veíamos el mundo de una forma completamente diferente a cómo lo vemos ahora. No sólo lo mirábamos desde el punto de vista de la inocencia, sino también desde la ingenuidad y la ignorancia. Éramos puro potencial… todo era nuevo y todo era posible para nosotros. Viendo el enorme camino que nos quedaba por recorrer y los pocos recursos intelectuales de los que disponíamos, nuestro cerebro se propuso eliminar cualquier atisbo de esta inocencia y rellenar cualquier hueco vacío en nuestra mente. Unos años más tarde llegó la adolescencia y después la vida adulta… y cada año que pasaba éramos un poquito más lentos a la hora de absorber la información. Es un drama del que todos somos conscientes… porque todos lo hemos experimentado. Pero, ¿Por qué sucede?
¿Por qué ahora se nos hace mucho más difícil aprender?
De acuerdo con los resultados de un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Brown (Estados Unidos) y publicado en la revista especializada “Current Biology”, esta diferencia entre el cerebro de los niños y el cerebro de los adultos tiene su origen en una molécula llamada GABA, que desempeña un papel clave a la hora de estabilizar todo aquello que aprendemos.
Los científicos de la Universidad de Brown observaron mediante técnicas de neuroimagen cómo variaban los niveles del neurotransmisor GABA cuando los participantes del estudio, que se distribuían en varios rangos de edad desde los 8 a los 35 años, observaban unas tarjetas en las que había unos patrones con una orientación determinada superpuestos sobre otro patrón.
De acuerdo con sus resultados, los niños experimentan un incremento rápido y brusco de los niveles de este neurotransmisor, que permanecía en niveles anormalmente altos después de haber terminado el aprendizaje en cuestión, lo que hace que estos recuerdos se consoliden y no se vean interferidos por la siguiente adquisición de conocimiento.
Eso, señalan los autores de este trabajo, es crucial para que el aprendizaje sea eficiente porque ayuda a consolidar rápido un aprendizaje frágil y plástico tras el entrenamiento y lo convierte en un recuerdo sólido y robusto, que ya no será interferido por nuevos conocimientos. Es algo completamente a lo que ocurre en el cerebro de los adultos. En su caso, las concentraciones del neurotransmisor GABA permanecían estables y sin grandes subidas ni bajadas.
Como conclusión, Takeo Watanabe, uno de los neurocientíficos encargados del estudio, señala: “Aunque los cerebros de los niños aún no han madurado del todo y muchas de sus funciones conductuales y cognitivas no son tan eficientes como en los adultos... los niños no son, en general, superados en sus capacidades por los adultos. Al contrario, los niños son, al menos en algunos ámbitos como el aprendizaje visual, superiores en sus capacidades a los adultos”, concluía el científico.
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