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Cataluña

Marta Rovira acerca a ERC a la investidura de Illa: "Habrá preacuerdo en julio"

La secretaria general de los republicanos es "optimista" respecto a un acuerdo con los socialistas, que deberá ser refrendado por la militancia, mientras la alternativa de alinearse con Junts pierde enteros ante la imposibilidad de una mayoría independentista: "Nosotros queremos evitar la repetición electoral, pero quizás a otros sí les interese"

La secretaria general de ERC, Marta Rovira Europa Press

Las negociaciones entre PSC y ERC por la investidura Salvador Illa, candidato de los socialistas y ganador de las elecciones catalanas del pasado 12 de mayo, «avanzan» hasta el punto de que dan por hecho en el seno de la formación republicana que «habrá un preacuerdo en julio» para que el exministro de Sanidad sea el nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña gracias a los votos de los 20 diputados republicanos en el Parlament, que sumarían mayoría absoluta junto a los comunes y el propio PSC. Así lo vaticinan algunas voces «optimistas» respecto a unas negociaciones que están siendo «muy intensas» y que supervisa en todo momento la secretaria general de ERC, Marta Rovira, que desde Suiza parece apostar por que su partido facilite el anhelado Govern «progresista» de Illa sin pertenecer al mismo y a cambio de un modelo de financiación «singular», que todavía se está negociando.

Quien fuera la portavoz del grupo parlamentario republicano antes de marcharse de España para evitar rendir cuentas ante la justicia –por su participación en el 1-O y también como investigada por el caso Tsunami Democràtic– hizo público el pasado lunes que el marco temporal para que ERC participe de cualquier acuerdo de investidura –los republicanos también negocian paralelamente con Junts– sería este mismo mes, dando así el tiempo suficiente a la militancia de la formación republicana para poder pronunciarse y validar o no lo pactado por el equipo negociador a través de una votación como así se comprometieron a hacer. Una vez suscrito el pacto por las bases, si finalmente se da, el Parlament tendría tiempo hasta el día 26 de agosto para programar un debate de investidura, pues es la fecha en que se cumplen dos meses del fallido primer intento en forma de «acto equivalente». El destino de Cataluña, si no hay nuevo presidente de la Generalitat por entonces, pasa por unas nuevas elecciones, que se celebrarían el domingo 13 de octubre.

Fuentes próximas a Rovira apuntan que, en cualquier caso, ERC va a hacer todo lo posible para que no haya urnas de nuevo. En la formación temen otra debacle electoral, como las sufridas en las últimas municipales, generales, catalanas, y en menor medida en las europeas, y no quieren saber nada, al menos por el momento, de la «lista única independentista» que les ofrece Junts con su candidato, Carles Puigdemont, al frente. Si las negociaciones con los posconvergentes están cerca de no llegar a ninguna parte es, por un lado, porqué los republicanos saben que alinearse con Junts es ir a elecciones, pues ni los socialistas se abstendrán en una hipotética investidura de Puigdemont –así lo ha prometido Illa en reiteradas ocasiones– ni creen que Junts pueda, ni esté intentando, convencerles de lo contrario, pues sospechan que a estos sí les interesa volver a las urnas. Los encuentros con Junts, más allá de una «normalización» de las relaciones -que estaban rotas, pese a tratarse de presuntos «compañeros de trinchera»-, van en camino de vaciarse en cuanto al contenido político en el corto plazo, que es el único plazo que le interesa a ERC.

Es por esto que los republicanos creen que apoyar a Illa –a priori solo en la investidura– sería un buen negocio para ellos. En primer lugar porqué a cambio conseguirán un sistema de financiación «singular» para Cataluña o algo muy parecido, que podrán utilizar como rédito político más adelante y que, confían, «ayudará a Cataluña a poder ofrecer mejores servicios públicos». En el acuerdo también figurarán compromisos varios en relación a la lengua catalana o algunas políticas sociales, que vendrán marcadas por la agenda de los comunes y con las que ERC no tendrá problema. Sobre el referéndum, conscientes los unos de que no puede hacerse y los otros de que no tienen el apoyo para exigirlo, quedará en un «lo abordaremos más adelante», quizás cuando ERC ya se haya repuesto de los sucesivos fracasos electorales, haya recompuesto su dirección –la formación celebra un Congreso Nacional en noviembre– y crea entonces que sí puede volver a enfrentarse con PSC y Junts y ganar en las urnas.