
Memoria literaria
Federico García Lorca: los papeles inéditos que explican su legado
El archivo familiar de los herederos del poeta se presenta por primera vez en una exposición donde se puede seguir la divulgación de la obra, pese a las guerras y la dictadura franquista

Esta es una historia fascinante: la de los documentos que nos permiten conocer la divulgación de Federico García Lorca. Eso es lo que podemos encontrar en una exposición que se encuentra en el centro que lleva el nombre del poeta en Granada. Es el otro archivo de Lorca: no el de sus manuscritos, sus dibujos y sus cartas sino el que ha reunido durante décadas su familia tras el asesinato del autor de «Bodas de sangre». Todo ello es fruto del trabajo de investigación de Christopher Maurer, Andrew A. Anderson y Melissa Dinverno, tres nombres de peso en los estudios lorquianos, quienes son los comisarios de «Lorca y el archivo. Memoria en movimiento», muestra que permanecerá abierta hasta el próximo 11 de mayo y que se traducirá en unos días en un voluminoso libro de mismo título.
Estamos ante lo que los comisarios de la muestra, en declaraciones a este diario, definen como «la historia de una familia que tienen la persistencia y el valor para preservar este legado». Es un recorrido que nos lleva a mediados de agosto de 1936, después del asesinato del poeta, cuando sus herederos tratan de salvar todo lo que ha dejado escrito: unos papeles repartidos entre Granada y Madrid. Un viaje que nos lleva también a Nueva York, donde se exilió la familia García Lorca hasta su regreso a España en 1951, tres años antes de la publicación de las obras completas en Aguilar.

Por el camino tenemos una historia complicada, «diseminación y recolección», como comentan los responsables de la muestra, con papeles escondidos en la Huerta del Tamarit, pero también en la cámara acorazada del Banco Urquijo de Madrid, así como en una maleta de piel grande, de las que se usaban hace años para viajar. A ello se le suma lo perdido, lo que desapareció del domicilio familiar en la madrileña calle de Alcalá donde entró y salió Rafael Martínez Nadal, amigo y confidente de Lorca, en los primeros días de la guerra llevándose algunos manuscritos. Dinverno, Maurer y Anderson precisamente concluyen el recorrido expositivo señalando lo mucho que queda por aparecer, si es que se conserva, como los manuscritos de obras teatrales como «Bodas de sangre», «Doña Rosita la soltera» o «La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón»; posibles versiones más elaboradas de los «Sonetos del amor oscuro»; de los discursos para las representaciones de la Barraca; correspondencia, como algunas de las cartas que envió a Dalí; o registros sonoros de su voz, tan buscada como añorada.
Hay mucho que hacer porque la exposición abre puertas que estaban cerradas, aporta muchas pistas y da voz a testimonios hasta ahora silenciados y que resultan claves para seguir los pasos del legado lorquiano. En este sentido, podemos saber algo más de la familia después del crimen, como lo demuestra una emocionante carta de doña Vicenta Lorca Romero a su hija Isabel García Lorca escrita el 1 de junio de 1937: «Tu carta nos ha llenado de emoción y tranquilidad a saber que estás buena. Nosotros seguimos bien: Papá hace tres o cuatro meses que no necesita insulina, no tiene azúcar ninguno». La madre informa que «estoy bien del hígado» y que sus nietos –los hijos de Concha García Lorca y Manuel Fernández-Montesinos, el alcalde socialista asesinado un día antes que Federico– están «muy hermosos porque está vida de campo les ha sentado muy bien, aunque están faltos de enseñanza».
En Estados Unidos, Francisco García Lorca es quien empezó a realizar las primeras gestiones para la publicación y divulgación de los muchos inéditos que quedaron, contando con buenos aliados, como la actriz Margarita Xirgu, la principal intérprete del autor de Fuente Vaqueros. Ella es la que pone voz de alerta de las muchas publicaciones piratas que se están haciendo en América Latina, especialmente de textos teatrales como «Yerma» o «Doña Rosita la soltera». La Xirgu explica, en una misiva del 30 de octubre de 1937, que «han aparecido cinco o seis ediciones de “Yerma”, a cuál más disparatada. Se han publicado artículos protestando de tal desvergüenza y yo envié una carta a todos los diarios diciendo que las ediciones que habían salido no tenían nada que ver con el original, pero el caso es que las ediciones siguen vendiéndose en las librerías y en la calle». La actriz pedía a Francisco «como hermano del presunto desaparecido» tener «un poder legalizado y con él, poder ordenar inmediatamente la recogida de todas las ediciones absurdas».

Ese mismo 1937, el 7 de febrero, desde México, el escritor del 27 y editor José Bergamín acariciaba la idea de publicar la obra completa de Lorca. En su poder estaba el manuscrito de «Poeta en Nueva York», que aún debió esperar hasta 1940 para ser publicado casi simultáneamente en Estados Unidos y México. Bergamín no dudó en escribir a Francisco para hacerle una propuesta: «Las condiciones de nuestra edición serían aproximadamente las que te adelanto: Considerándoos a tu hermana y a ti como representantes legítimos de los derechos de autor, la Editorial os daría el 10 % de la primera edición de 2.000 ejemplares y en las siguientes el 15, y el 20 a partir de la tercera. Sobre este tanto por ciento, un adelanto que vosotros indicaríais. En todo caso, yo espero que seáis vosotros mismos los que preciséis con nosotros estas condiciones conformes a vuestro deseo».
En la exposición hay algunos de los documentos «oficiales» que generó el franquismo sobre el asesinato de Lorca, aunque hay una parte que increíblemente todavía no se ha desclasificado. En todo caso, algunas de las cartas presentadas en el Centro Lorca nos ayudan a saber las informaciones que llegaron a la familia sobre aquel dramático episodio. Es lo que nos demuestra, por ejemplo, una misiva que, precisamente, manda la hispanista Mathilde Pomès a Francisco García Lorca en la que comenta que «no le quiero decir en esta [carta], el dolor que fue para mí la tragedia de su hermano, cuyos pormenores sé punto por punto, contados por el mismo [Luis] Rosales».
Igualmente, emocionante resulta hoy acercarse a una postal que un familiar dirige a Francisco y su esposa Laura de los Ríos desde Granada, escrita con el lógico miedo a que sea requisada por las controladoras autoridades franquistas. Tiene por fecha el 14 de octubre de 1947: «Ya os podéis figurar cómo me he acordado de vosotros y de quien no necesito mencionar, paseando por estos jardines en un atardecer único increíble».
✕
Accede a tu cuenta para comentar