Historia

Así es la estación fantasma del metro de Barcelona que sigue intacta 50 años después de su cierre

Correos, Ferran o Gaudí son algunas de las estaciones que dejaron de usarse, pero cuyos restos aún sobreviven bajo tierra. Así es el pasado oculto del metro de Barcelona

Estación de Correos
Estación de Correos, en el subsuelo oculto de BarcelonaCC BY 3.0 ES / Wikimedia Commons / Joan CampCC BY 3.0 ES / Wikimedia Commons / Joan Camp

Barcelona esconde secretos bajo tierra. Más allá de su vibrante superficie, el subsuelo de la ciudad conserva fragmentos de una historia urbana que pocos conocen: las estaciones fantasma del metro.

Son estaciones clausuradas hace décadas pero que, en muchos casos, todavía se pueden ver desde los vagones fantasma o mantienen su estructura casi intacta.

Son parte de la memoria enterrada de una ciudad en constante transformación, y aunque ya no se detienen trenes en ellas, siguen fascinando a curiosos, historiadores y urbanitas nostálgicos.

Correos: la conocida como "estación fantasma"

Ubicada bajo la plaza de Antoni López, junto al edificio de Correos que le dio nombre, esta estación fue inaugurada en 1934 y funcionó durante 38 años.

Se cerró en 1972 tras la ampliación de la línea hacia La Barceloneta, pero todavía hoy —si uno está atento entre las estaciones de Jaume I y Barceloneta— puede distinguirse desde el tren.

Carteles publicitarios de los años 70 y restos de propaganda electoral siguen pegados en sus paredes. Es uno de los casos más conocidos y, sin duda, la estación fantasma por excelencia del metro barcelonés.

Ferran: bajo la Rambla, solo durante 22 años

Poco conocida y de vida breve, la estación de Ferran abrió en 1946 y cerró en 1968. Estaba situada entre Liceu y Drassanes, en plena Rambla.

Su andén tenía apenas 61 metros de largo y contaba con acceso directo desde la calle Ferran. El crecimiento del sistema de transporte y las necesidades de ampliación del metro sellaron su destino como estación fantasma de Barcelona.

Gaudí: construida pero nunca usada

Una rareza entre las estaciones fantasma. La estación de Gaudí fue construida en los años 60 entre Sagrada Família y Sant Pau–Dos de Maig, pero nunca llegó a utilizarse.

El motivo fue su cercanía con Sagrada Família, que ya concentraba un gran volumen de pasajeros. Sin embargo, la infraestructura quedó terminada y en buen estado, y se ha utilizado ocasionalmente como plató de rodaje.

Banc: la estación que nunca funcionó

Otra estación construida que jamás se usó fue la de Banc, ubicada entre Urquinaona y Jaume I. Su nombre hacía referencia a la plaza Antonio Maura, donde se encontraba el Banco de España.

El motivo de su abandono: dimensiones insuficientes para la operativa del metro. Durante años, ha sido utilizada como depósito técnico.

El misterio que sobrevive bajo tierra

Estas estaciones son mucho más que espacios vacíos. Son huellas vivas del pasado, símbolos de una ciudad que no ha parado de crecer ni de reinventarse.

Algunas siguen visibles desde el interior de los trenes, otras han sido completamente selladas, y unas pocas, como Gaudí, se han reconvertido en escenarios para rodajes o prácticas de seguridad.

Pero todas tienen algo en común: forman parte del alma oculta de Barcelona, la que circula por túneles oscuros y silenciosos, ajena al bullicio de la superficie.