Sociedad

Ni la de Madrid, ni la de Salamanca, esta es la Plaza Mayor más antigua de España

Su construcción arrancó a mediados del siglo XIII

Estampa navideña de la Plaza Mayor de Valladolid
Estampa navideña de la Plaza Mayor de ValladolidAyto. ValladolidAyto. Valladolid

En estos días previos a la Navidad. En los que las ciudades y pueblos se llenan de luz y de colorido, hay unas zonas que destacan por encima de otras, sus plazas mayores. Hay de muchos tipos, pero la primera que se construyó en España, y dio el paso al resto es la de una capital que sorprenderá, ya que en contra de lo que muchos piensan, no es ni Madrid, ni Salamanca.

Las plazas mayores españolas son las zonas con más historias de las ciudades. Forman parte del centro neurálgico y donde los grandes comercios comenzaron a instalarse. En la actualidad siguen siendo los puntos de encuentro de los ciudadanos, así como las zonas reunión de las principales actividades de la capital.

Son muchas y muy bellas las plazas mayores de España, pero hay una que se convirtió en un referente y un ejemplo para el resto de infraestructuras de estas características, ya que fue la primera, y la que tomaron como modelo.

El término “Plaza Mayor” proviene de una ordenanza de los Reyes Católicos de 1480 en la que se prevé explícitamente que tiene que ser un lugar de la población con suficiente espacio abierto para que se pueda celebrar el mercado y en el que se debe instalar la casa consistorial del Ayuntamiento. Eran muy importantes para mantener la actividad comercial, y posteriormente también se utilizaron para realizar actividades lúdicas y fiestas. Hoy siguen siendo un lugar clave.

Pues la más antigua de todas ellas es la de Valladolid.Situada en pleno centro de la ciudad, situada a pocos metros de monumentos significativos como la Iglesia de San Benito el Real o la Iglesia de Santa María La Antigua.Presidida por la estatua al repoblador de la ciudad, el Conde Ansúrez, este espacio constituye el principal espacio de encuentro de los vallisoletanos.

Está rodeada por las plazas de la Rinconada y del Corrillo y de las calles de la Cebadería y del Peso al Norte, de Alarcón, de Quiñones y Del Duque de la Victoria al este, de la Constitución y Héroes del Alcázar de Toledo al sur y las calles de Correos y de la Reina al oeste.

Nacen de la Plaza Mayor diez calles y callejanos. Desde su lado norte nacen las calles de Viana, de Jesús y de la Manzana; hacia el este comienzan las calles de la Lencería y de Ferrari. Hacia el sur se inicia una de las principales vías comerciales de Valladolid: la calle Santiago. Finalmente, desde el lado oeste de la Plaza nacen las calles de la Pasión y de Calixto Fernández de la Torre. Además desde la Plaza Mayor se puede acceder a dos callejones: los de Ricote y Torneros.

A mediados del siglo XI, Valladolid era una pequeña aldea agrícola rodeada por una cerca defensiva. El espacio que ocupa la plaza Mayor y sus alrededores se encontraba fuera de esta primera muralla, cerca de la puerta conocida como postigo del Trigo, por donde los mercaderes entraban a la villa con los alimentos.

Cuando el conde Pedro Ansúrez obtuvo el señorío de la villa en 1072, mandó construir un palacio para él y su esposa doña Eylo Alfonso, y las iglesias de Santa María la Mayor y de Santa María La Antigua, y se instaló el concejo. La plaza de Santa María, era pues el centro de la incipiente urbe. Por su parte, en el descampado donde hoy se encuentra la plaza se fueron construyendo diversas edificaciones.

La existencia de la Plaza Mayor en el actual emplazamiento comenzó a definirse a mediados del siglo XIII cuando el mercado se desplazó desde la Plaza de Santa María a la Plaza del Mercado, que desde comienzos del XVI se llamó Plaza Mayor. Los distintos gremios se fueron instalando en torno a ella, y fue el Convento de San Francisco, hasta 1499, el edificio más importante en las inmediaciones. A partir de esa fecha, por mandato de los Reyes Católicos fue la Casa del Municipio la que presidió la vida de la ciudad.

Gran incendio

Tras su destrucción, a causa del grave incendio que comenzó el 21 de septiembre de 1561 y que hasta el 23 de septiembre destruyó al menos 440 casas de la ciudad, el concejo inició, al día siguiente de la finalización del incendio, el 24 de septiembre, las labores de reconstrucción. Se encargó a Francisco de Salamanca la construcción de tiendas provisionales en la propia plaza y se realojó a los afectados por el incendio, utilizando para ello casas prestadas por los propios vecinos.

El mismo 24 de septiembre, el concejo tomó la decisión de solicitar ayuda para la reedificación de la zona afectada a Felipe II. La solicitud fue entregada en mano al rey por el corregidor de la ciudad, Luis de Ossorío. El 25 de septiembre, tras una nueva reunión del concejo, se decidió encargar a Francisco de Salamanca el proyecto de reconstrucción de la zona y un estudio previo en el que se estudiase la distribución del espacio urbano anterior al incendio. En este estudio previo ya se plasma la idea de una gran plaza donde se construirían las casas del consistorio y se ubicaran de forma ordenada los distintos gremios, oficios y servicios.

Los días 9 y 10 de octubre, Felipe II expidió una Real Cédula por la que solicita al concejo la realización de un informe técnico y en la cual se consignan una serie de premisas para llevar a cabo el proyecto como son la obligación de un sistema de calles rectilíneas y una nueva traza urbana.

Tras una serie de contactos a tres bandas entre el concejo, Francisco de Salamanca y Felipe II, el arquitecto presentó el proyecto definitivo al monarca que fue aprobado salvo ciertas modificaciones menores.

La Plaza, una de las más grandes de España, es de planta rectangular, con unas dimensiones de 400 pies de largo por 266 de ancho, de proporción sesquilátera. Está completamente porticada y sus soportales descansan sobre columnas o pilares cuadrados de granito, siendo de tipo abierto, es decir, las calles desembocan en ella sin ningún obstáculo ni pantalla.

En la denominada acera de San Francisco se encuentra el Teatro Zorrilla, inaugurado en 1884. Se sitúa en el mismo lugar en el que se alzara parte del desaparecido Convento de San Francisco, inmenso conjunto monástico, demolido totalmente entre 1835 y 1850 y que abarcaba todo el espacio comprendido entre las actuales calles de Santiago, Montero Calvo y Duque de la Victoria. La actual calle constitución se sitúa sobre la desaparecida iglesia gótica del monasterio y la calle Menéndez y Pelayo, sobre varias dependencias y las antiguas huertas.

En la actualidad, se ha intentado volver a la homogeneidad original mediante ciertos mecanismos, como el pintar de rojo todas las fachadas de las edificaciones. Esto se debe a que en su origen las fachadas de Plaza Mayor eran de ladrillo pero en el siglo XIX las taparon con una capa de cemento, algo que se ha podido ver hasta el año 1996 cuando se realiza el programa de restauración “Valladolid Renace”. Es decir, con la reforma se recuperó un color similar al que podría haber habido en la época de su construcción (rojo ladrillo), pero sin ser tan costoso como eliminar la capa de cemento y restaurar todas las fachadas.

El edificio más importante de la Plaza Mayor es la Casa Consistorial, sede del Ayuntamiento de Valladolid. Se trata del monumento más vistoso de toda la plaza gracias a su bonita fachada barroca.

La estatua del Conde Ansúrez es la otra gran protagonista de la Plaza Mayor de Valladolid. En el centro de la plaza, el fundador de la ciudad aparece sosteniendo la bandera, mientras que las caras laterales del pedestal retratan escenas de la vida del conde.

Además de ser el lugar de encuentro por excelencia para turistas y vallisoletanos, la Plaza Mayor es el escenario de varios eventos importantes a lo largo del año. El resto del año, la Plaza Mayor de Valladolid es un lugar perfecto para tomar algo en sus terrazas o iniciar un día de compras por la calle Santiago, que nace de la plaza.

Otras plazas mayores más antiguas y bellas de España:

Plaza Mayor de Salamanca

La Plaza Mayor de Salamanca, del siglo XVIII, es una de las más bellas plazas monumentales urbanas de Europa. Comenzó a construirse en 1729 a instancias del corregidor Rodrigo Caballero Llanes. El proyecto fue a cargo del arquitecto Alberto de Churriguera, al que siguió su sobrino Manuel de Lara Churriguera y fue finalizado por Andrés García de Quiñones en 1755. Situada en el centro de la ciudad, forma un cuadrilátero irregular soportalado, con 88 arcos de medio punto sobre los que se alzan edificios de tres plantas y está construida con piedra de Villamayor, lo que la hace adquirir un color espectacular al atardecer.

En el Pabellón Real destaca la efigie del rey Fernando III El Santo y los medallones de las enjutas de sus arcos representan a monarcas españoles. En el pabellón sur, o de San Martín en los medallones vemos a ilustres militares o conquistadores, mientras que en el pabellón de petrineros las figuras de los medallones son personajes de la cultura.

Plaza Mayor de Medina del Campo (Valladolid)

La Plaza Mayor de la Hispanidad es la plaza mayor más grande de España y una de las más grandes de Europa superando a Salamanca y Madrid. Concentra varios monumentos de gran importancia. Los edificios singulares que se alzan en uno de sus flancos nos advierten, en un golpe de vista, de la presencia de tres instituciones: la Iglesia, el Municipio y la Monarquía, encarnados respectivamente en la Colegiata de San Antolín, el Ayuntamiento y los restos de lo que en su día fue Palacio Real.

Plaza Mayor de Madrid

Esta plaza porticada es el corazón del Madrid de los Austrias, el casco viejo de la ciudad y el punto de partida ideal para una visita a uno de los barrios con más encanto. La Plaza Mayor empezó a cimentarse sobre el solar de la antigua Plaza del Arrabal, donde se encontraba el mercado más popular de la villa a finales del siglo XV, cuando se trasladó la corte de Felipe II a Madrid. En 1617 se encarga al arquitecto Juan Gómez de Mora establecer uniformidad a los edificios de este lugar, que durante siglos ha acogido festejos populares, corridas de toros, beatificaciones, coronaciones y también algún auto de fe.