Turismo
¿Dónde se encuentra el Parador más antiguo de España?
Fue inaugurado por el Rey Alfonso XIII en el año 1928
El Turismo es uno de los principales motores económicos de España. Y una de las principales propuestas que presenta nuestro país, en lo que a establecimientos hosteleros se refiere son los paradores. La Península Ibérica cuenta con casi un centenar. Un patrimonio cultural e histórico único, en el que pueden disfrutar ciudadanos y visitantes. Concretamente, los paradores son alojamientos hoteleros de interés cultural que se encuentran situados en zonas o parajes emblemáticos. Actualmente, España cuenta con un total de 97 paradores en territorio nacional, más uno en Portugal.
La principal diferencia de estos paradores con un hotel tradicional es que se sitúan en un edificio emblemático o un lugar de gran valor. Están seleccionados de forma particular por su interés y valor cultural, artístico o histórico. Treinta de sus hoteles están calificados como Bienes de Interés Cultural y otros quince se encuentran en conjuntos históricos declarados Bienes de Interés Cultural. Y es que dentro de esta red se encuentran castillos donde sentirse como un rey, claustros que invitan a la desconexión y refugios vanguardistas en mitad de los más asombrosos parajes naturales. Playa o montaña, interior o costa.
Pues este tipo de establecimientos surgió en 1926 cuando el Marqués de la Vega-Inclán impulsó la construcción de un alojamiento en la Sierra de Gredos, que se convertiría en el primer Parador de España. Tras su inauguración el 9 de octubre de 1928, por parte del Rey Alfonso XIII, se constituyó la Junta de Paradores y Hosterías del Reino, y tras 95 años de historia, estos establecimientos se han convertido en referentes de calidad y comodidad.
El Parador abulense también está en los libros de la Historia de España porque en sus muros se reunieron los padres de la Constitución mientras elaboraban la Carta Magna de 1978. El edificio destaca por sus muros de piedra y el tejado de pizarra. La fachada principal se construyó a partir de las ruinas de la casa señorial de la zona. Tiene varios salones con chimenea, una ermita y una sala de juegos infantil. Pero lo que de verdad llama la atención son las espectaculares vistas de la Sierra de Gredos desde todas sus terrazas.
Está situado en la localidad de Navarredonda de Gredos (Ávila), a tan sólo dos horas en coche de Madrid. Se encuentra en plena Sierra de Gredos, con lo que sus huéspedes pueden disfrutar de los impresionantes paisajes, dando un paseo o practicando senderismo, del Circo de Gredos, del Puerto del Pico o de la Calzada Romana. También oferta rutas a caballo o en bicicleta de montaña o conocer el curso del río Tormes.
Los siguientes en abrir sus puertas fueron la Hostería del Estudiante en Alcalá de Henares y el de Ciudad Rodrigo (Salamanca) en 1929, los de Oropesa (Toledo) y Úbeda (Jaén) en 1930 y el de Mérida (Badajoz) en 1933. Paralelamente, el Patronato Nacional de Turismo, a partir de 1928, empezó a construir los Albergues de Carretera para Automovilistas que, dentro de dos tipos de orientación diferente y en estilo protorracionalista, se adaptaban a las condiciones del lugar. Proyectados y construidos por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez, no todos eran iguales, según el compromiso que ellos mismos habían adquirido al ganar el concurso, en 1929.
Después quedaron integrados en la red de Paradores. Fueron doce: Almazán, Aranda del Duero, Benicarló, Medinaceli, Peñas de Riglos, Bailén, Antequera, Puerto Lumbreras, Quintanar de la Orden, La Bañeza, Manzanares y Puebla de Sanabria de los que quedan algunos reformados (Almazán, Aranda de Duero, Medinaceli, Puerto Lumbreras, Quintanar de la Orden, Manzanares, Puebla de Sanabria), otros han desaparecido (Benicarló, Antequera, La Bañeza) y otros están en ruinas (Bailén, Peñas de Riglos). Los que quedan han sido muy reformados (como es el caso del de Manzanares en Ciudad Real, modificado para hacerlo más «típico», habiendo perdido su carácter racionalista).
Con la independencia del protectorado español de Marruecos en 1956, se perdieron algunos paradores emblemáticos, como el de Tetuán y el de Xauen. El mayor proceso expansivo se produjo en la década de 1960, coincidiendo con el importante desarrollo turístico que vivió el país. En esos años, la red de Paradores pasó de 40 a 83 establecimientos.
La pérdida del Sahara español supuso el cierre del parador de El Aaiún (1968) en 1976 (reabierto a los pocos meses por Marruecos). Con la Transición se produjo el cambio de titularidad de la Dirección General de Paradores, y sobre todo, su dependencia estatal.
En 1986, tres hoteles de la cadena pública Entursa se incorporaron a la red de Paradores. Fueron los establecimientos emblemáticos del Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela (La Coruña), el hotel La Muralla de Ceuta y el Hostal de San Marcos en León.
Con la llegada de la década de 1990, Paradores vivió un cambio fundamental. El 18 de enero de 1991 se constituyó la sociedad anónima, Paradores de Turismo de España, S.A. El objetivo era hacer de la cadena hotelera una empresa rentable que se sirviera exclusivamente de sus propios beneficios para mantenimiento y explotación de la Red.
En 2012 se hicieron públicas las dificultades económicas de la red Paradores y la necesidad de buscar medidas para garantizar su futuro. En enero del 2013 se decidió el cierre temporal de varios establecimientos para intentar paliar la situación, después de llegar a un acuerdo con los trabajadores.
El último en incorporarse ha sido es el de Costa da Morte. Es un edificio de nueva planta ubicado sobre la Playa de Lourido, en Muxía, a escasa distancia del Cabo Fisterra, bautizado por los romanos como “el fin del mundo”, y el final de la prolongación natural del Camino de Santiago. Su arquitectura contemporánea fue concebida para el disfrute del entorno desde todos sus espacios, lo que se asegura con vistas espectaculares al mar desde cada uno de ellos.
El diseño del establecimiento se adapta a la orografía natural del lugar con un diseño en terrazas sobre la ladera que pone el foco en el cuidado del medioambiente y el respeto hacia el entorno. El desnivel del terreno se ha salvado con dos novedosos ascensores panorámicos que se mueven en sentido diagonal. Durante su estancia el visitante podrá conocer un entorno natural de gran belleza con increíbles vistas a los acantilados y bellas playas, donde el mar ha ejercido su poder a lo largo de los tiempos, siendo el origen de un patrimonio gastronómico inigualable.
El interior de Costa da Morte es una prolongación de su extraordinario paisaje. La decoración de cada estancia está inspirada en las formas orgánicas, las piedras y la vegetación. Diseños atemporales y sencillos, a la vez de acogedores que transmiten bienestar y tranquilidad. Los materiales utilizados son el mismo tipo de piedra y madera de la propia estructura del Parador, y los colores empleados hacen referencia a los elementos de Galicia. La integración en el entorno es la seña de identidad de este Parador que mira directamente al mar. Todas sus habitaciones cuentan con un camino que te lleva a la costa
El Plan de Expansión de Paradores incluye la apertura de nuevos establecimientos y la remodelación de gran parte de sus hoteles en los próximos años. La empresa ha marcado como objetivo superar los 100 Paradores próximamente, a la par que tiene como objetivo expandirse internacionalmente y mejorar la experiencia de sus clientes. A principios de 2018 la red de Paradores está formada por 97 establecimientos, que cuentan con más de 10.000 plazas hoteleras, y está presente en todas las provincias españolas, salvo Vizcaya y Baleares.
Parador "más bonito"
Aunque es muy difícil la elección, los españoles han elegido el Parador más bonito el de Santo Estevo, que mezcla naturaleza, historia y arquitectura. Está ubicado en un monasterio benedictino, es una de las joyas de la red. Se encuentra en el corazón de la Ribeira Sacra, rodeado de naturaleza y con unas vistas panorámicas espectaculares del cañón del río Sil.
Los orígenes del monasterio se remontan al siglo X aunque sufrió ampliaciones posteriores, por lo que tiene influencia de varios estilos arquitectónicos. Tiene tres espectaculares claustros: uno románico, uno gótico y uno renacentista. Uno de los atractivos de este Parador es el contraste del edificio histórico con la decoración vanguardista del interior. Las habitaciones se encuentran en lo que fueron las celdas de los monjes. Además, cuenta con un spa instalado en las antiguas bodegas del monasterio y un jacuzzi en el exterior con vistas al bosque que rodea el monasterio.