Turismo
Hay ganas, pero que muchas por desconectar, y que mejor oportunidad de conocer lo que tenemos al pie de la puerta. Lugares de los que hemos oído hablar, que tenemos a escasos pasos de nuestros domicilios, y que encierran un encanto y una belleza especial. Es el mejor momento de perderse en una gran ruta y otras nueve pequeñas que les invitamos a conocer y a disfrutar, si tienen la oportunidad para ello.
1. Ruta del Duero
Adentrarse en la Ruta del Duero es hacerlo por caminos legendarios transitados por las huestes romanas, personajes legendarios como El Cid o poetas que dejaron inolvidables versos a sus aguas como Antonio Machado o Gerardo Diego. Son cinco las provincias por las que deambula por esta Comunidad el gran Duero, antes de adentrarse en tierras lusas. Un Duero que inicia su ciclo en los Picos de Urbión y que empieza su deambular en tierras sorianas, cercana a las ruinas de Numancia, y ante la imperturbable ermita de San Saturio, en la capital antes de proseguir su flujo y llegar hasta la patrimonial Burgo de Osma.
El cambio de provincia llega hasta una de las cunas del lechazo, Aranda de Duero, para bañar de agua tierras de viñedos y hacer otra parada en Peñafiel, para conocer su emblemático castillo, y también disfrutar de las buenas viandas que ofrece la villa vallisoletana. También en Valladolid es de obligado cumplimiento una parada en Simancas, con el Archivo como telón de fondo, y la histórica Tordesillas, donde se sellaría siglos ha, la división de los territorios allende del mar entre las Coronas castellana y portuguesa.
Y el medievo y el románico beben de las aguas del Duero en Toro, con su colegiata espectacular, y en Zamora, con un patrimonio arquitectónico sin igual en tan chico espacio. Y de ahí su deambular para finalizar su periplo castellano y leonés en uno de los espacios naturales más espectaculares que depara Castilla y León, tanto en tierras zamoranas y salmantinas, como son las Arribes del Duero, que se pueden navegar. Una ruta larga, pero muy completa para realizar en un par o tres días.
2. Camino del Agua (Las Batuecas-Sierra de Francia en Salamanca)
En el salmantino Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia, se encuentra el Camino del Agua. Un itinerario circular entre Mogarraz y Monforte, entre bosques de castaños, alisos, madroños, robles. cultivos de cerezos y olivos. Y todo ello bajo el influjo sonido del agua.
Y en este entorno, arte y naturaleza se conjugan, ya que un conjunto de obras de destacados artistas se puede ver a lo largo del camino. Un recorrido de apenas seis kilómetros de tiempo que se puede realizar en dos horas y diez minutos a paso tranquilo.
El senderista podrá disfrutar de obras de Miguel Poza, Virginia Calvo, Alfredo Sánchez, Florencio Maíllo, Manuel Pérez de Arrilucea y Juárez &Palmero. Obras que se integran en el paisaje, y que ayudadas por el tiempo se pueden ver distintas tonalidades.
3. En busca de la cascada de Sotillo de Sanabria (Zamora)
Es una de las rutas más auténticas que se pueden hacer en pleno paraje del Parque Natural del Lago de Sanabria. Aunque son siete kilómetros por unos parajes verdes, frondosos y donde el sonido del agua marca el camino, la verdad es que algunos tramos, son un tanto complicados, en especial cuando llegamos al verdadero tesoro, la cascada.
Para empezar el sendero hay que llegar hasta la localidad de Sotillo de Sanabria, allí dejar el coche, cerca del puente del río Truchas donde comienza nuestro itinerario. Un camino empedrado nos va guiando hasta nuestra meta, y con una ascensión, que a veces se puede tornar dura y dificultosa por las piedras, aunque todo lo compensa el espacio natural cargado de acebos, robles, castaños y avellanos.
Mucha precaución, debido a que el suelo erosionado, y si este está mojado nos puede hacer resbalar. Este verano han sido varias las personas que han tenido que ser rescatadas, y jóvenes, por las dificultades que en algunos puntos tiene este trayecto, Pero con cuidado, se puede llegar hasta la cima y contemplar una belleza natural sin igual, todavía, y que dure, no tocada por las manos del hombre. El descenso, al igual que la subida, exige también mucha precaución.
4. Por los desfiladeros de la Yecla y por Santo Domingo de Silos (Burgos)
Las tierras burgalesas del Arlanza nos invitan a a pasear por importantes enclaves religiosos, paisajísticos y culturales de la Comunidad. Uno de los enclaves únicos en estas tierras se encuentra en La Yecla, un desfiladero que la naturaleza ha moldeado a su antojo y donde el silencio del viajero se ve recompensado por el murmullo del agua que discurre bajo sus pies.
No muy lejos se halla la villa medieval de Covarrubias, con varias reliquias patrimoniales como su Colegiata, la iglesia de Santo Tomé o sus propias calles. Pero la auténtica joya de la corona se halla en el monasterio de Santo Domingo de Silos, donde sobresale su doble claustro monacal y en su patio, erguido enhiesto el famoso ciprés al que cantara el poeta. Merece la pena detenerse en la botica y rebotica del monasterio.
Y si aún queda tiempo, merece la pena acercarse hasta Lerma, la villa ducal, con numerosos conventos y palacios. Y entre viaje y viaje toca disfrutar de los mejores sabinares conservados del planeta, incluso algunos con más de 2.000 años de vida.
5. Cinco Lagunas de la Sierra de Gredos (Ávila)
Un tesoro escondido entre las montañas. Así puede calificarse esta ruta espectacular por la Sierra de Gredos abulense, que encierran numerosas lagunas de origen glaciar. La propuesta nos lleva a conocer cinco de ellas a través de la Garganta del Pinar.
Son poco más de diez kilómetros de senderismo, con un desnivel medio de 839 metros y que nos lleva cinco horas de tiempo, aunque dependiendo la estación del año, la dificultad puede ser alta. La ruta se inicia en el Puente sobre el río Tormes en Nalvaperal para acabar en Cinco Lagunas.
A partir del Chozo de la Barranca, comienza la ascensión por los umbrales del glaciar, zonas de cambio de pendiente que nos indica que cerca está el circo. En uno de ellos aparece la laguna, la de Majalaescoba. El último tramo es el más duro, vamos a abandonar este valle, que nos llevaría a la Hoya de las Berzas para ascender a nuestra izquierda en busca del circo colgado de Cinco Lagunas, nuestro destino.
6. Pedraza, Sepúlveda y Hoces del Duratón (Segovia)
Pedraza de la Sierra. Villa señorial y nobiliaria, amurallada y empedrada, aún deja vislumbrar en su conjunto urbano el olor y sabor de la Edad Media. Los viajeros viajan por sus calles a los tiempos del esplendor de la villa, pero en los actuales, se impregna el olor del cordero asado. Para coger fuerzas antes de proseguir nuestra ruta.
Las siguiente parada es Sepúlveda, que con sus puertas en su muralla dan paso a la esencia medieval del fastuoso conjunto histórico, en el que las empinadas torres de sus iglesias nos recuerdan que aquí nació el románico segoviano.
Y aguas abajo de la localidad, el Parque Natural de las “Hoces del río Duratón”, nos mostrará naturaleza en estado puro; vegetación autóctona, buitres leonados, alimoches, águilas reales…. campearán a su antojo y en libertad, en este singular paraje, en el que el arte, la historia, la arqueología y el fenómeno natural se conjugan de manera especial.
7. La Laguna Negra (Soria)
Se trata de una de las rutas naturales más visitada por senderistas, Una ruta de ascensión que va desde el Pico Urbión hasta la Laguna Negra. Tres horas de trayecto a paso tranquilo y que son unos nueve kilómetros de ida y vuelta, Una ruta de montaña, no muy dura pero con algunos desniveles de cierta importancia en algunos lugares. Se parte desde la Laguna Negra para llegar a una hermosa cascada.
Tras una breve ascensión nos encontramos con la Laguna Larga a 2.010 m de altitud. Rodearemos la última mencionada hasta un portillo que se asoma al valle del rio Revinuesa.
Desde aquí nos queda lo que quizás es la parte más dura de la subida, para salvar el desnivel hasta el hombro del pico de Urbión. Cabe la oportunidad de acercarse hasta el nacimiento del río Duero a unos 10 minutos descendiendo por el valle que se desliza al Oeste del Urbión.
8. Senda de los Almendros en las Riberas de Castronuño (Valladolid)
Naturaleza viva en un lugar idílico para toda la familia. Las Riberas de Castronuño que nos ofrece caminar siguiendo los pasos del río Duero a través de un sendero más conocido como la “Ruta de los Almendros”.
Son escasas dos horas de recorrido que arranca en el Mirador de la Muela, que nos ofrece una bellas vistas panorámicas. A partir de aquí a pie hasta la Senda de los Pescadores, a través de laderas de tomillo y almendros, y con suerte podemos disfrutar de algo de fauna que existen por estos lares.
Un recorrido circular que acaba en la localidad y donde es de obligada visita el Centro de Interpretación de la Casa de la Reserva, que además ofrece actividades y talleres para toda la familia, aunque eso sí, con cita previa.
9. Tras los pasos templarios en Las Médulas y Ponferrada (León)
Desde la zona maragata por excelencia, Astorga, hasta la templaria Ponferrada, nos topamos con grandiosos montes y espectaculares valles que sirven de respiro espiritual para muchas personas y peregrinos que visitan estas tierras en busca de paz y sosiego.
Astorga nos abre las puertas a través de una gloriosa catedral y a escasos metros de ella el Palacio Episcopal de Gaudí, una joya rara y original que siempre llama la atención de los curiosos. Para los más golosos vale la pena visitar el Museo del Chocolate en la propia localidad o darse un salto hasta Castrillo de los Polvazares, para deleitarse con un cocido maragato.
Antes de llegar a Ponferrada, vale detenerse en poblaciones pequeñas como Acebo o Molinaseca, antes de llegar a la capital del Bierzo y detenerse en el Castillo de los Templarios, sin olvidarse de la Basílica de Nuestra Señora de la Encina.
Y como colofón a la ruta, un pequeño viaje hacia Las Médulas, un impresionante entorno paisajístico español formado como resultado de las explotaciones auríferas romanas. Considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano, el trabajo de ingeniería que se realizó para extraer el oro alteró considerablemente el medio ambiente de la zona, dando como resultado un inusual paisaje de arenas rojizas cubierto de castaños y robles.
10. La ruta de los Monasterios y el románico de la montaña palentina (Palencia)
Hablar de la montaña palentina es adentrarnos en los siglos de antaño gracias a las numerosas ermitas e iglesias románica que se hallan por estos parajes. Nos vamos a centrar en la Ruta de los Monasterios, que gira en torno a la localidad de Aguilar de Campoo, que nos recibe con los brazos abiertos para sumergirnos en la iglesia de San Andrés, de Santa Cecilia y el monumental monasterio de Santa María la Real.
En San Andrés del Arroyo, nos topamos con un bello monasterio cisterciense, del siglo XI. Muy cerca se halla la ermita de Santa Eulalia.
Y en Cervera de Pisuerga, uno no deja de encontrarse nuevos enclaves románicos como la iglesia de San Cornelio y San Cipriano en San Cebrián de Mudá; la ermita de San Pelayo en Perazancas y una joya sin igual, la de San Salvador de Cantamuda. Y todo ello, jalonado con un paisaje verde y con el sonido tranquilizador del agua de fondo.