Celiaquía o sensibilidad al gluten: ¿cómo distinguirlo?

Un análisis de sangre puede detectar la celiaquía, pero la sensibilidad tiene un diagnóstico más complicado pues las pruebas serológicas son negativas.

La celiaquía es un trastorno que se asocia con una intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en los cereales como el trigo, la cebada o centeno. Se produce por una atrofia en la mucosa que recubre el intestino delgado que impide la absorción de los nutrientes. Las personas genéticamente predispuestas presentan síntomas como dolor abdominal, hinchazón después de comer, náuseas, pérdida de apetito y de peso, anorexia, entre otros. Además, también pueden padecer osteoporosis, anemia, trastornos en la coagulación de la sangre o trastornos psiquiátricos.

¿Cómo diagnosticarlo?

Se diagnostica mediante un análisis de sangre para determinar si algunos parámetros están alterados, así como con una prueba genética para detectar los anticuerpos contra la transglutaminasa tisular (tTGA, por sus siglas en inglés) o los anticuepos antiendomisio (EMA, por sus siglas en inglés). Si los resultados son positivos, se valorará realizar una endoscopia para extraer una pequeña muestra de tejido del intestino delgado. Cuando las pruebas determinan que existe la enfermedad celíaca, se elimina el gluten de la dieta y tanto la alteración de la mucosa como la sintomatología, mejoran.

Actualmente la padece un 1 por ciento de la población española, pero los expertos piensan que más de la mitad de los afectados no están diagnosticados. Los familiares de primer grado de pacientes celíacos constituyen un grupo de alto riesgo y hasta en un 10 por ciento pueden presentar datos clínicos y analíticos. Sin embargo, un 36 por ciento de los familiares dan resultados negativos en sus análisis de sangre y, a pesar de ello, presentar alteraciones que pueden hacer sospechar que existe la enfermedad.

Alergia y sensibilidad al gluten

Gracias al conocimiento de esta patología y a la mejora de las técnicas de diagnóstico, se están detectando otros trastornos relacionados con esta enfermedad. Son la alergia y la sensibilidad al gluten. "Son patologías que cursan mediante procesos diferentes pero que tienen en común con la celiaquía que mejoran al eliminar de la dieta el gluten", explica el doctor Francesc Casellas Jordá, especialista en Aparato Digestivo y miembro de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD).

En el caso de la alergia, puede detectarse con pruebas cutáneas. La sensibilidad al gluten no celíaca, por su parte, provoca síntomas parecidos a la celiaquía, pero actúa mediante otros mecanismos relacionados con la inmunidad, no tiene el componente hereditario y los resultados analíticos son negativos. Según la Unión Europea de Gastroenterología (UEG) este nuevo síndrome afecta a millones de personas de toda Europa.

Pautas dietéticas

Las personas que padecen la enfermedad celíaca deben eliminar los productos que contienen gluten en su origen y sean derivados del trigo, la cebada o el centeno además de otros alimentos que puedan contener trazas de la proteína. Hay que tener especial cuidado con las salsas, productos que contengan espesantes, frutos secos tostados con sal, manteca, embutidos, helados, etc. La etiqueta con una espiga barrada asegura que ese alimento es apto para celíacos.

Sin embargo, los expertos aún no se atreven a prescribir una dieta sin gluten a los individuos que sufren sensibilidad hasta tener un mayor conocimiento de este síndrome. El mejor consejo es el que puede darle su médico en cuanto a qué debe comer.

Libros recomendados

"Con gusto y sin gluten: las mejores recetas para celíacos", Beatrice Askanazy. Salsa Books.