Sociedad

El Vacie se resiste: aumenta la población pese a los realojos

En el asentamiento sevillano viven a día de hoy 180 personas, pese a que el Ejecutivo de José Luis Sanz asegura que en un solo año se han hecho más realojos que en los últimos cuatro

Desde el año 2015 y hasta el 2023, han sido realojadas 104 familias de El Vacie a otros barrios
Desde el año 2015 y hasta el 2023, han sido realojadas 104 familias de El Vacie a otros barriosEP

El caso de María Díaz Cortés, conocida popularmente como «la abuela de El Vacie», sirve para explicar por qué este asentamiento chabolista, el más antiguo de Europa, ubicado a continuación del cementerio sevillano de San Fernando, sigue todavía en pie. María llegó a ser la mujer más anciana del mundo. Sus familiares dicen que nació en Granada en 1982 y llegó a vivir hasta el 2009. O más bien a sobrevivir. Saltó a los medios por las condiciones tan duras de vida que tuvo que soportar en este asentamiento a tan avanzada edad. Llegó a el Vacie en los años 60 y nunca consiguió salir, pese a que hubo oportunidades. En 2008, el Consistorio sevillano, gobernado entonces por PSOE e IU, le ofreció una vivienda en el barrio de San Bernardo, pero la familia de María renunció a ella. Así que murió en el Vacie, en la más extrema pobreza, sin haber conocido otra cosa que la miseria.

El caso de María da buena cuenta de lo complejo que puede llegar a ser el proceso de realojo de una familia que solo ha vivido en chabolas. No basta solo con ofrecerles una casa o dinero para poder comprarla, como se vio con las familias que vivían en el asentamiento de los Bermejales y a las que se les dio 42.000 euros para una vivienda. Se les puso una condición: que no se trasladaran al Polígono Sur, pero como no hubo plan de seguimiento, muchos acabaron allí.

«El chabolismo es un problema poliédrico por lo que la solución no puede ser lineal», expone el catedrático de Trabajo Social de la Universidad Pablo de Olavide, José Luis Sarasola. Este experto lo compara con el fenómeno del sinhogarismo: «Pese a que hay recursos de baja exigencia y albergues, algunas personas que viven en esta situación deciden seguir en la calle por múltiples razones, ya sea porque no tienen que cumplir horarios, porque prefieren vivir con sus mascotas, etc». Lo mismo ocurre, dice, con el realojo de personas en infraviviendas, «a veces no aceptan las soluciones habitacionales porque no cumplen sus expectativas de vida y vivenciales».

Lo cierto es que desde que Europa decidió invertir dinero para acabar con el Vacie, ya se ve la luz al final del túnel. Según el último censo municipal, fechado en mayo de 2024, quedan 180 personas pertenecientes a 32 familias. Todo un éxito considerando que en 2009 se contabilizaron casi 1.000. La Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI), financiada con fondos europeos, se puso en marcha hace 15 años. Un plan integral dotado con 4,3 millones de euros con varios ejes de acción: intervención social para el realojo de las familias, fomento del empleo, desmantelamiento de las infraviviendas, compra de vivienda social y asistencia técnica. Sobre el papel, parece fácil. Pero la realidad es que es un trabajo de hormigas.

Primero, los técnicos tienen que hacer un estudio de las familias que «conlleva conocer cuáles son sus posibilidades económicas, sanitarias, educativas, sociales, vivenciales o de vivienda». apunta Sarasola. Ese diagnóstico arrojará luz sobre «el camino, el método a seguir». Posteriormente, se planifica la intervención y eso puede durar años, sin garantía de éxito.

«La ley de servicios sociales dice que a todos los usuarios que pasan por estas áreas básicas hay que hacerles un itinerario de intervención. Por ejemplo, de facilitación de una vivienda, un trabajo, una pensión no contributiva, un salario social, el ingreso mínimo de inserción o una residencia porque es mayor», señala el catedrático. Luego, los trabajadores sociales hacen la intervención y se les plantea un recurso. «Si se les entrega una vivienda, el objetivo es que se integren en la zona donde van a vivir». Y eso, apunta el experto, «no siempre es fácil porque la gente tiene miedo al diferente, ya sea a una persona pobre, a un inmigrante o a un ex drogodependiente». Pasados unos años se evalúa todo el trabajo que se ha realizado. «El Vacie ya lleva varios años en este proceso y no ha habido ninguna polémica, así que el plan de inserción está saliendo bien», apunta el catedrático de la Olavide.

El plan de inserción funciona, pero no está siendo definitivo. El Vacie ha sobrevivido a decenas de alcaldes, pese a que unos cuantos han prometido a lo largo de casi 40 años erradicarlo. El primero fue el dictador Franco, cuando visitó el asentamiento en la postguerra. Posteriormente se intentó en democracia, para maquillar la imagen de la ciudad con la llegada de la Expo 92, bajo el mandato de Rojas Marcos, cuando se instalaron en el Vacie algunas casas prefabricadas. Los realojos comenzaron en los dos mil, con el alcalde Monteserín. Luego, Zoido prometió su erradicación en cuatro años. Fue imposible. La misma proclama la hizo después el socialista Juan Espadas, arropado por los 4,3 millones llegados de Europa, y su sucesor en el cargo Antonio Muñoz.

Es cierto que con los fondos europeos se han reducido las chabolas en el Vacie, pero no se ha conseguido dar la estocada final. Desde que se puso en marcha la EDUSI, han sido realojadas 105 familias: 437 adultos y 173 menores. Pero el trabajo continúa.

Tras las últimas municipales, ha habido cambio de color político en el gobierno municipal, pero el mismo tono triunfalista con el Vacie. El popular, José Luis Sanz, se atreve también a pronosticar el fin del asentamiento a final de mandato. En enero, anunció una renovación del plan para su erradicación mediante el refuerzo de los equipos de servicios sociales, una atención más personalizada y la promoción de los planes de empleo. El objetivo del Gobierno de Sanz, según afirmaron a este diario desde la delegación municipal de Barrios de Atención Preferente, es culminar con los realojos en 2027.

Según el último censo del Ayuntamiento, publicado en mayo, viven en este asentamiento aledaño al cementerio de San Fernando 180 personas pertenecientes a 32 familias. Pese a que, desde el Ayuntamiento aseguran que en un solo año se han producido más realojos que en los últimos cuatro años de gobierno socialista, lo cierto es que la población de El Vacie ha aumentado ligeramente desde el año pasado: a fecha de junio de 2023, según el censo municipal, había 176 personas (89 hombres y 97 mujeres), pertenecientes a 54 familias.

La explicación que ofrecen desde el Ejecutivo de Sanz es que «hay menos familias que hace un año, pero las que se han quedado se han ampliado naturalmente». De ahí el aumento de la población. «La idea es que a final de mandato El Vacie esté erradicado», afirman.