Sociedad

El tenebroso origen de la calle Sierpes de Sevilla

Hay unas cuentas teorías pero la más extendida tiene que ver con desapariciones de niños

Imagen de la calle Sierpes
Imagen de la calle Sierpes La Razón

El corazón comercial de Sevilla está en el paseo peatonal de la calle Sierpes. Ya desde el siglo XV era un importante centro de comercio donde se asentaban herreros, zapateros y artesanos.

Tradicional y bulliciosa, hoy en día es testigo de los acontecimientos más grandes de la ciudad como la carrera Oficial de la Semana Santa que la atraviesa desde la plaza de la Campana hasta la plaza de San Francisco. Al final de la jornada de compras se transforma en charla distendida en sus bares, cafeterías y pastelerías.

Calle comercial desde hace siglos, antes tomaba el nombre de Espaderos debido a que en ella se encontraban una hermandad dedicada a forjar espadas. Ya aparece como calle de la Sierpe en la obra de Cervantes “El rufián dichoso”, que, por cierto, estuvo encarcelado en esta misma calle en la Cárcel Real de Sevilla.

El cambio de nombre a calle de la Sierpe ha dado lugar a muchas leyendas. Unas versiones lo atribuyen a que en ella vivía el caballero Don Álvaro Gil de la Sierpe, otras que viene por su supuesto trazado serpenteante o por la serpiente que figuraba en el símbolo de una botica situada en la calle.

Pero la versión más novelesca es la que cuenta que a finales del siglo XV comenzaron a desaparecer niños durante la noche. Nadie sabía lo que pasaba, hasta que un día un reo fugitivo afirmó conocer quién estaba detrás de las desapariciones e hizo prometer a Alfonso de Cárdenas, regente de la ciudad, que le concediera la libertad a cambio del asesino. Le hizo firmarlo por escrito y solo después le llevó ante una gran serpiente con una daga clavada y rodeada de restos de huesos que confirmaban que era la asesina de los niños. Lo había descubierto al escapar de la cárcel por un túnel excavado que le llevó a las cloacas, allí se encontró con el animal y le dio muerte.

La serpiente fue expuesta en la misma calle Espaderos y de todos los barrios de Sevilla venían a ver la calle de la sierpe.