Opinión I Tornaviaje
Rubicón
El Neo-César Sánchez quiere dictar qué prensa es la correcta y cuáles periodistas son de fiar. Así, los informativos controlados gozarán de prebendas por aplaudirlo. Las correosas publicaciones digitales rebeldes, serán execradas
El Rubicón ha sido cruzado. Implora que lo hace para regenerar la democracia, pues ciertos medios mienten. Aunque está por verse si esas medidas, extremas en una democracia, logran consenso en el Legislativo. Al Neo-César le bastará cortar todo aporte publicitario del Estado y empresas públicas para sojuzgar a tales medios «enemigos» de este Cesarismo europeo. Lo que denomina «Plan de acción por la democracia» presupone que la prensa adversa solo publica bulos, informaciones falsas, que hacen un gran daño al sistema, que él representa como garantía de libertad. Informaciones, que, a pesar de estar sustentadas por fuentes, datos y declaraciones directas comprobables, molestan al Neo-César, porque lo retratan como un fotomatón instantáneo. Afirma que esa prensa del fango coloniza la vida política. Un día a día informativo que lo desasosiega y le hizo pedir cinco días de retiro, de donde volvió iluminado con su plan debajo del brazo.
La prensa tiene el derecho y el deber de poner frente al espejo al gobierno, para que mire sus fallos. Esa es su función en una sociedad que desee avanzar y fortalecer la participación democrática de sus ciudadanos. La prensa que aplaude al poder es prescindible. La realidad es que esas publicaciones aplaudidoras existen y maman de la teta generosa de este gobierno y empresas afines.
El Estado, cualquiera que sea su ideología, tiene que aguantar el tipo con las críticas fundamentadas en fuentes, que son inviolables. Las informaciones anónimas que corren por Internet, que puedan ser falsedades intencionadas, tienen a los tribunales para que dicten sentencias. Lo que quiere el Neo-César Sánchez es ser el juez y ejecutor de cualquier información que le perjudique. Eso se llama constreñir la libertad de expresión acorralando a la prensa libre, derecho consagrado en el artículo 20 de la CE78.
Quienes hemos estudiado el Watergate sabemos que, si el Post no hubiera publicado, basándose en fuentes comprobables, durante dos años su investigación, jamás Nixon habría caído. Eso es el cuarto poder y no lo que quiere hacer Sánchez.
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