Sucesos

Andalucía, la «pequeña Medellín» del narco español

Sindicatos policiales lamentan la impunidad con la que operan los clanes y piden al Ministerio del Interior que declare la región zona de especial singularidad para reforzar los medios

Lanchas de petaqueros navegando por el Guadalquvir hasta la mismísima Cartuja como cualquier crucero para turistas. Narcolanchas fondeadas en el puerto de Barbate con varios jóvenes ocultos con capuchas a la espera de poder salir a mar abierta comiéndose tranquilamente un bocadillo frente a la Guardia Civil. El descaro con el que operan los clanes del narco en Andalucía ya ha superado todos los límites, hasta el punto de que la Policía ha bautizado a la región como la «pequeña Medellín».

«La situación es insostenible», denuncian desde el Sindicato Unificado de la Policía (SUP), tras advertir de la creciente ola de narcotráfico que azota a Andalucía. La pérdida absoluta del principio de autoridad ha quedado patente durante este último temporal. Las lluvias, el fuerte viento y oleaje obligaron a las embarcaciones de los clanes de la droga a refugiarse durante al menos cuatro días en los puertos de Barbate, Cabo de Gata y Guadalquivir al no poder salir a la mar para alijar.

«Es inadmisible que todos los días los informativos de Andalucía se levanten con noticias relacionadas con el narcotráfico. Las mafias están convirtiendo nuestra región en la pequeña Medellín», sostiene el portavoz del SUP, Ángel Becerra, que insiste en la necesidad de declarar Andalucía zona de especial singularidad, para «reforzar las medidas de seguridad y protección en la región». Una petición que desde el SUP trasladan al Ministerio del Interior un año después de la muerte en Barbate de dos Guardias Civiles arrollados por una narcolancha. Porque, pese a la gravedad de lo sucedido, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que operan en las zonas calientes del narco se siguen quejando de la falta de medios.

«No hay personal ni medios suficientes. Por poner un ejemplo, en Cádiz la Guardia Civil solo tiene una única patrullera operativa de las cinco disponibles», lamenta la portavoz de la Asociación Profesional Justicia de la Guardia Civil (JUPOL), Marisa Carmona, quien pide, además, endurecer las leyes. A las figuras que en el argot del narco se les conoce como «petaqueros» –los encargados de abastecer de gasolina a las lanchas–, insiste la portavoz de JUPOL, «no se les puede multar únicamente con una infracción administrativa, se deben agilizar los trámites para que se considere delito penal lo que hacen».

No solo preocupa la impunidad, también la violencia creciente con la que opera el narco, sobre todo en el Guadalquivir, bautizado como «el río de la coca». Lo cierto es que este río ha sido tradicionalmente una vía de entrada del hachís procedente de Marruecos. No obstante el mayor control policial en las playas de la Janda ha provocado que el narco busque otras vías más seguras y menos controladas para meter la mercancía. Pero ya no solo se transporta hachís río arriba. Los grandes clanes colombianos de la cocaína asentados en Galicia y Madrid han visto las ventajas que ofrece el Guadalquivir –el único río navegable de España, con varios brazos secundarios, multitud de caños y zonas semipantanosas– y han empezado a meter los fardos por la desembocadura del Guadalquivir, en Sanlúcar, destino Sevilla.

Son organizaciones mejor preparadas, con entrenamientos paramilitares y con mejores medios. De hecho, en dos operaciones recientes en Coria y Puebla del Río, además de incautarse nada menos que 10 toneladas de cocaína, se hallaron armas de guerra.

Los clanes de la coca se mueven por el río con sus lanchas sin mayor problema, ya que las patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil no pueden remontar el Guadalquivir hasta la capital, y en Sevilla no hay embarcaciones adecuadas para perseguir este tipo de delitos. Por ello, desde JUCIL, exigen un Servicio Marítimo en la capital hispalense, ya que «nos llegan imágenes de narcolanchas en la Cartuja y no podemos hacer nada, más que mirar», critica su portavoz.

«El riesgo de que se produzcan más muerte es real», advierte a su vez el portavoz del SUP cuando se cumple un año del suceso de Barbe, por el que resultó detenido Karim el Baqqali por el asesinato de dos guardias civiles. «Esperemos no tener que lamentar la pérdida de más vidas debido a las acciones de estas bandas», incidió Ángel Becerra.

Para protestar por la falta de medios con la que tienen que trabajar las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad contra las peligrosas bandas del narco, la asociación «Nuestro Corazón por Bandera», constituida por familiares y amigos de Guardias Civiles a raíz de la muerte de los dos agentes en Barbate, ha convocado una manifestación el día 7 de febrero. A las 12 del mediodía, frente a la Comandancia de Cádiz, «nos uniremos para alzar la voz»: «Justicia ya, sin medios, sin apoyos nunca más», proclaman.