La lideresa y el señalado

El sondeo publicado en la antevíspera de las primarias del PSOE, que predice la réplica en Andalucía de los resultados de Ayuso en Madrid, envía un mensaje dantesco, en el sentido literal, al socialismo meridional: «Lasciate ogni speranza», retruena a las puertas del averno que imaginó Alighieri e idéntica leyenda aparece ante los ojos de los diputados de la oposición en un parlamento regional. Contienden por la nada Juan Espadas y Susana Díaz en esta fiesta de San Antonio de Padua, por consiguiente, o por poca cosa en lo que a poder institucional se refiere. Habrá que considerar estas primarias, así, como un proceso meramente orgánico en el que Pedro Sánchez se juega mucho más que los candidatos. ¿Cómo controlaría La Moncloa a su federación más numerosa en caso de victoria insurgente? El alcalde de Sevilla ha intentado durante toda la campaña despojarse del sambenito de señalado por el dedazo del aparato, circunstancia que nunca es del todo una ventaja pero que, en las actuales circunstancias, es directamente un baldón. Con un cuerpo electoral de apenas 40.000 votantes, el pronóstico igualado lo romperá aquél que garantice más canonjías a la militancia: ayuntamientos, diputaciones, mancomunidades, chiringuitos, las migajas de la administración central… ¿Quién da más? En el debate del martes, sólo Luis Ángel Hierro se distinguió con algo parecido a una opinión, amparado por su condición de outsider sin opciones, mientras que Díaz y Espadas manosearon la huera fraseología del profesional de la política en un intento de no espantar más que de seducir porque espera una larga travesía por el desierto en la que vale más blindar los sueldos en mano que soñar con los cargos volando. Esta noche, cuando las urnas se abran, el ganador será… Juanma Moreno.