"Méritos e infamias"
El virus de lo banal
“Los medios, sabrosamente, hemos picado el anzuelo de la velocidad y superficialidad de unos hechos que en un 90% no tienen trascendencia alguna”
Susana Díaz y Juan Espadas se juegan el futuro del PSOE andaluz esta noche en las primarias del partido. O lo que es lo mismo, Pedro Sánchez tanteará en unas horas si es verdad que mantiene el control integral de su organización o si los díscolos andaluces van por libre y le aguan aún más la fiesta al líder viajero. Darán al traste las tertulias, análisis sesudos, entrevistas sobreactuadas y demás «neogéneros» propios de esta etapa del «no periodismo». Si gana Espadas será la conclusión definitiva de lo que se ha llamado «el susanato» y si lo hace Díaz, la resurrección de la «lideresa». En ambos casos se abrirá una nueva vía y sustento para quienes viven del «bla-bla-bla», una modalidad de supervivencia alojada bajo la opinión periodística y la falta de escrúpulos profesionales. El «no-periodismo» se nutre como un monstruo de toda esta incapacidad de aportar información de verdad, del mercadeo de ideas gastadas, manoseadas frases y expresiones archiconocidas para no contar absolutamente nada interesante ni nuevo. Pienso en esto mientras saboreo lo halagos merecidos al fotoperiodista Emilio Morenatti, que sí hace periodismo de verdad a costa en muchas ocasiones de su vida y su seguridad para conseguir una foto que merezca realmente la pena. Los medios, sabrosamente, hemos picado el anzuelo de la velocidad y superficialidad de unos hechos que en un 90% no tienen trascendencia alguna, que son teledirigidos por los generadores de la propaganda que controlan las agendas informativas y esperan hacer lo mismo con los mensajes que se lanzan como tiros de metralletas. Si esta noche gana uno u otro, el mundo seguirá girando en ese orden perfecto que llamamos universo mientras los humanos empeñamos en dar sentido a ese difuso artilugio que somos. No pasará absolutamente nada. Esta semana, Susana Díaz relataba en una entrevista en la cadena SER el rosario de visitas y encuentros que llevaba a cuestas por las Casas del Pueblo de media Andalucía para lograr nuevas adhesiones a su causa. Sentí cierta vergüenza cuando pensé durante unos segundos en el circo montado alrededor de unas primarias en el seno de un partido regional que trata de superar si hay futuro o no para un cadáver político crónico.
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