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«Los días azules»: de Colliure a Sevilla tras el Machado que nunca se fue
La directora Laura Hojman revitaliza la figura del poeta andaluz en un documental poético y cargado de actualidad
El 22 de febrero de 1939 la literatura española añadía a su amplia peregrinación de exiliados ilustres un nuevo lugar de referencia: Colliure. No había transcurrido un mes desde que la familia Machado –Antonio, su madre, Ana Ruiz, su hermano José y su cuñada– llegara a la pequeña localidad francesa procedente de Barcelona cuando el poeta sevillano murió. Allí, junto al mar y a escasos kilómetros del país que el golpe de Estado de Franco había convertido en irreconocible para él, golpeado por las circunstancias vitales, quedó para siempre enterrado atado al recuerdo último de «estos días azules y este sol de la infancia».
Machado tiene 64 años cuando pisa suelo francés por última vez, pero la dureza de la Guerra Civil española añade años a su rostro demacrado. Su madre pregunta insistente, como los niños, por el tiempo que queda para llegar a su Sevilla natal. Nunca volverían, como sí lo hizo Juan Ramón Jiménez –cuyo cuerpo fue repatriado desde Puerto Rico a Moguer pocos días después de su fallecimiento, en mayo de 1958–. Su tumba en el cementerio de Colliure se convirtió así en símbolo de los exiliados, un procesionario laico donde todavía hoy se depositan cartas, ruegos y esperanzas. A esa potente imagen recurre «Los días azules» (Summer Films), el documental dirigido por Laura Hojman, para iniciar un recorrido histórico desde la actualidad del legado de un Machado que salió de España pero nunca se fue. Por la hora y media del exquisito largometraje desfilan expertos en su figura y admiradores como el catedrático de la Universidad de Perpiñán Jacques Issorel, el hispanista Ian Gibson, el matrimonio de escritores formado por Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina, los poetas Francisca Aguirre y Luis García Montero o el político Alfonso Guerra, quien acierta a resumir el por qué de que el poeta permanezca «exiliado». Han sido muchas las visitas llegadas como homenaje, pero la más importante, por su trascendencia política y social, fue la que recibió en febrero de 2019, coincidiendo con el 80 aniversario de su muerte.
Ante su tumba en el suelo del cementerio francés se presentó una delegación del Gobierno español encabezada por el presidente, Pedro Sánchez. Ese gesto restituía de alguna manera el desdén con el que la dictadura franquista, que no los españoles, había tratado a uno de sus grandes poetas, condenándolo sin juicio a una huida que le condujo a un final abrupto. «Los Días Azules» camina en esa dirección también para restituir la memoria de un poeta nunca olvidado, pero en ocasiones reducido a sus versos más conocidos. En su trayecto cinematográfico visita las ciudades que marcaron su trayectoria vital –Soria, Segovia, Baeza, Sevilla–, trazando un retrato complejo del universo machadiano al que Pedro Casablanc presta su inconfundible voz en off activando el resorte de lanzarse de nuevo a su poesía.
El documental se estrenó en diciembre y opta a diez candidaturas para los premios Goya –que se conocerán este lunes, tras posponerse por el temporal «Filomena»– y es la segunda obra de su directora, que debutó con un trabajo sobre Rubén Darío. La vida del poeta queda reflejada como símbolo de la España que arrasaron cuatro décadas de dictadura militar: un canto a la importancia de la cultura para la vida, para el progreso y para crear una sociedad mejor. Y llega en un momento en que al sevillano volvería, con toda probabilidad, a helársele el corazón ante el desolado panorama no ya de dos, sino de las muchas Españas enfrentadas que hoy se muestran a veces incapaces de convivir.
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