Meteorología

Así fueron las devastadoras inundaciones que dejaron 230 muertos en Bélgica y Alemania en 2021

A medida que las aguas comenzaron a retroceder, emergió la magnitud de la destrucción. Las imágenes de pueblos y ciudades sumergidos en agua, coches arrastrados por las corrientes y edificios derrumbados fueron impactantes.

El río Ahr, en Schuld, Alemania, desbordado tras las inundaciones que han dejado más de 80 muertos y miles de desaparacidos
El río Ahr, en Schuld, Alemania, desbordado tras las inundaciones que han dejado más de 80 muertos y miles de desaparacidosSASCHA STEINBACHAgencia EFE

La noche del 14 al 15 de julio de 2021, Centroeuropa fue golpeada por una de las inundaciones más devastadoras de las últimas décadas. Lo que comenzó como intensas lluvias en varios países europeos pronto se convirtió en una catástrofe de gran magnitud, con consecuencias trágicas y daños incalculables. El fenómeno meteorológico, que había sido predicho por los servicios meteorológicos pero cuya magnitud fue subestimada, dejó un rastro de destrucción a su paso, afectando principalmente a Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. En total, las inundaciones en Alemania y Bélgica en 2021 dejaron al menos 230 muertos.

La tormenta comenzó a intensificarse el 12 de julio, trayendo consigo lluvias torrenciales que saturaron rápidamente el suelo ya húmedo. Para la noche del 14 de julio, los ríos comenzaron a desbordarse, arrasando con comunidades enteras en cuestión de horas. Alemania fue uno de los países más afectados, especialmente los estados de Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado. En Renania-Palatinado, el pequeño pueblo de Schuld fue prácticamente borrado del mapa, con casas arrastradas por la corriente y calles convertidas en ríos. El número de muertos en Alemania fue el más alto, con al menos 184 víctimas mortales confirmadas, y más de mil personas reportadas como desaparecidas en los días inmediatamente posteriores al desastre.

Una carretera dañada tras las inundaciones en Bad Muenstereifel, Alemania
Una carretera dañada tras las inundaciones en Bad Muenstereifel, AlemaniaSASCHA STEINBACHAgencia EFE

Bélgica también sufrió enormemente, con la provincia de Lieja siendo una de las más afectadas. Ciudades como Pepinster y Theux vieron niveles de agua sin precedentes, y muchas casas y edificios fueron destruidos o quedaron inhabitables. En Bélgica, las inundaciones dejaron al menos 41 muertos, y se realizaron evacuaciones masivas en áreas en riesgo. Los servicios de emergencia trabajaron sin descanso para rescatar a las personas atrapadas y asegurar las infraestructuras críticas.

En Países Bajos, aunque el número de muertos fue menor comparado con Alemania y Bélgica, la provincia de Limburgo experimentó inundaciones significativas. Las autoridades neerlandesas evacuaron a miles de personas mientras el río Mosa y sus afluentes se desbordaban, inundando tanto áreas urbanas como rurales. Luxemburgo, aunque menos afectado, también sufrió inundaciones en varias localidades, pero afortunadamente, no se reportaron víctimas mortales en el Gran Ducado.

El impacto de las inundaciones no se limitó solo a la pérdida de vidas humanas. La infraestructura de varios países quedó gravemente dañada, con puentes, carreteras y ferrocarriles destruidos o inutilizables. Las pérdidas económicas fueron astronómicas, y los costos de reconstrucción se estimaron en miles de millones de euros. Además, muchas personas perdieron sus hogares y medios de subsistencia, lo que provocó una crisis humanitaria en el corazón de Europa.

Las inundaciones han dejado sin electricidad a más de 41.000 hogares en Bélgica, y han obligado a cortar carreteras y el tráfico ferroviario el sur del país. EFE
Las inundaciones han dejado sin electricidad a más de 41.000 hogares en Bélgica, y han obligado a cortar carreteras y el tráfico ferroviario el sur del país. EFEJULIEN WARNANDAgencia EFE

En los días posteriores al desastre, se desplegaron equipos de rescate y ayuda humanitaria de toda Europa para asistir en las labores de recuperación. La solidaridad internacional fue palpable, con varios países enviando personal, equipos y suministros para ayudar a los afectados. La comunidad europea, a través de la Unión Europea, también prometió fondos para apoyar la reconstrucción y ayudar a las personas a reconstruir sus vidas.

Las causas de las inundaciones fueron múltiples y complejas. El cambio climático fue señalado como un factor clave que exacerba los fenómenos meteorológicos extremos. La deforestación, la urbanización descontrolada y la mala gestión de los ríos también contribuyeron a la gravedad de las inundaciones. Este desastre subrayó la urgente necesidad de adoptar medidas más efectivas para mitigar el impacto del cambio climático y mejorar las infraestructuras de gestión de agua.

Los gobiernos de los países afectados prometieron realizar investigaciones exhaustivas para comprender mejor las causas del desastre y desarrollar estrategias para prevenir futuras tragedias. En Alemania, la canciller Angela Merkel visitó las áreas afectadas y expresó su profunda tristeza por la magnitud del desastre, prometiendo que el gobierno federal proporcionaría toda la ayuda necesaria para la recuperación. En Bélgica, el rey Felipe y la reina Matilde visitaron las zonas devastadas y se reunieron con las familias afectadas, ofreciendo consuelo y apoyo.

A medida que las aguas comenzaron a retroceder, emergió la magnitud de la destrucción. Las imágenes de pueblos y ciudades sumergidos en agua, coches arrastrados por las corrientes y edificios derrumbados fueron impactantes. Las historias de rescate y valentía también salieron a la luz, con numerosos relatos de personas que arriesgaron sus vidas para salvar a otros. La resiliencia y la determinación de las comunidades afectadas fueron notables, mientras comenzaban el arduo proceso de reconstrucción y recuperación.

En resumen, las inundaciones de julio de 2021 en Centroeuropa representaron una de las mayores catástrofes naturales de la región en los últimos tiempos. Con un número total de muertos que superó las 230 víctimas y miles de personas afectadas, este evento dejó una marca indeleble en la historia de Europa. La tragedia resaltó la necesidad de una mayor preparación y cooperación internacional para enfrentar los desafíos planteados por el cambio climático y proteger a las comunidades vulnerables de futuros desastres. Las lecciones aprendidas de esta catástrofe serán cruciales para fortalecer la resiliencia y la capacidad de respuesta ante emergencias en el futuro.