Estreno
Oz Cobb: «El Pingüino» viene sin murciélago
Max acaba de estrenar el spin off derivado de la cinta de 2022 «The Batman» con Colin Farrell continuando su papel de Oz Cobb
OswaldCobblepot visualiza desde el despacho de su exjefe lo que queda de Gotham. Ahora se hace llamar Oz Cobb y un nuevo futuro se abre ante él. Así se nos presenta «El Pingüino», la nueva serie del Universo DC que acaba de estrenar Max, de Warner Bros. Television y DC Studios, nos muestra en ocho episodios más sobre uno de los enemigos más terribles de Batman, campando a sus anchas. Producida por Matt Reeves, está protagonizada por Colin Farrell caracterizado como el mafioso de los bajos fondos y Cristin Milioti, como la desquiciada Sofia Falcone.
Mafia de la de siempre
Como decíamos OZ Cobb, alias «El Pingüino» se encuentra en el mismo lugar en el que nos lo dejó la película de 2022 «The Batman», con Robert Pattinson en el papel del caballero de la noche, Farrell metido en el cuerpo deforme de Cobb, la ciudad de Gotham inundada por culpa de Riddler (Enigma), saqueos en las calles, con una alcaldesa recién elegida, Carmine Falcone muerto, y Salvatore Maroni en la cárcel. Esta primera imagen de Oz observando la ciudad marcará toda la trama con nuestro mafioso amigo intentando llevarse su trozo del pastel envenenado. Pero incluso con los dos superjefes fuera de juego, hay muchas bocas que alimentar en un Gotham devastado y desesperado, que no ha dejado de lado ni la violencia ni las drogas. Nuevas cabezas van apareciendo en escena, entre otros las familias del muerto y del encarcelado, que pretenden hacerse con todo el negocio al mismo tiempo. Completan el reparto RhenzyFeliz, que interpreta al joven Víctor Aguilar, que no pasa sus mejores momentos tras la muerte de sus padres en la inundación y busca su lugar en el mundo, pero acabará de darse de bruces con la realidad al acabar bajo el ala del pingüino; el jefe, Johnny Viti (Michael Kelly), Shohreh Aghdashloo en el papel de la mujer del jefe encarcelado, Nadia Maroni; la madre del Pingüino, Francis (Deirdre O’Connell ; Clancy Brown (Salvatore Maroni), James Madio (Milos Grappa), Scott Cohen (Luca Falcone), Michael Zegen (Alberto Falcone), Carmen Ejogo (Eve Karlo) y Theo Rossi (Dr. Julian Rush), entre muchos otros.
Todo encaja en un principio. En capítulos a veces excesivamente largos de duración y lentos de producción, entrevemos los planes que tiene para él mismo y para la ciudad por parte del Pingüino. Extorsión, asesinato, corrupción y traición se mueven con soltura por Gotham en una serie que tiene muchos puntos a favor. La ciudad amanece desesperada en escenas luminosamente lúgubres que nos enseñan otra cara del hogar de Batman. Los tejemanejes entre las familias mafiosas están entre los más enrevesados que un guionista pueda inventar. Colin Farrell, a pesar de no poder expresar bien sus facciones a través de los kilos de prótesis que tardaban cuatro horas en ponerle, consigue hacer un villano creíble, torpe, charlatán y bravucón, pero sin un ápice de misericordia. Bajo ciertas luces es sin duda el pingüino, con la sombra de esa nariz sobre su cara, las cejas imperfectamente arqueadas y hay algún babeo. Incluso en algunos momentos podemos llegar a entrever el pasado que le ha convertido en lo que es ahora. Excelente también el trabajo de Cristin Milioti, que es el personaje que realmente infunde miedo y terror y que ralla una paranoia inquietante y oscura.
Pero tras varios capítulos repitiendo estructura que podría haberse visto en «Los Soprano», con traiciones cambiando de bando, no parece que haya mucho más que rascar y solo espera cumplir ocho episodios para retorcer la acción, que tampoco es tanta. Ante tanta impunidad uno entiende, y no entiende, que no aparezca Batman tras cualquier calle oscura para recordarle al bueno de Oz que el crimen no paga. Muy reseñables también los secundarios, que compiten por tener menos sangre, haciendo hincapié en la relación de Oz con su madre que es turbadora al mismo tiempo que probablemente innecesaria. La tensión de la obtención del poder entre Sofia Falcone y Oz es probablemente el punto que busca la serie, pero le cuesta encontrarlo mediada la trama. Todo son intercambios de encuentros entre un mafioso y su mafioso gemelo al otro lado de la mesa, malas palabras, armas, acuerdos, traiciones y vuelta a empezar. Y una lucha encarnizada por deshacerse de los cadáveres de la manera más rocambolesca posible. No es que eche de menos las patadas y los puñetazos, pero ¿dónde está Batman?
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