Opinión

De la viruela del mono al mpox o la viruela M.

Colectivos médicos consideran un poco extravagante las políticas de la OMS tendentes a cambiar el nombre de los virus

Un médico muestra las lesiones de un paciente causadas por la viruela del mono
Un médico muestra las lesiones de un paciente causadas por la viruela del monoMartin MejiaAgencia AP

El pasado 18 de octubre se detectó en Alemania una infección con la variante más letal del virus denominado mpox, antiguamente conocido como viruela del mono o viruela símica. Las autoridades germanas dijeron que en estos momentos el riesgo para la salud de la gran mayoría de la población en Alemania es «reducido» o prácticamente nulo. La noticia es llamativa, en cualquier caso, en la medida en que hemos vuelto a tener información sobre un caso de ese patógeno, en su variante más peligrosa, declarado emergencia sanitaria por la OMS, que detectó en agosto un brote de mpox en África Central, causado por esa nueva y más letal cepa, según la organización sanitaria mundialista. La OMS considera esta infección como un caso de «emergencia de salud pública de alcance internacional», pese a que tal declaración recibió críticas en diferentes ámbitos a nivel global.

En África se han contabilizado, hasta la fecha, unas 1.100 muertes y 42.438 infecciones. Fuera del continente africano, el primer caso de mpox fue detectado a mediados de agosto en Suecia, a lo que siguieron otros en India y Marruecos.

Colectivos médicos consideran un poco extravagante las políticas de la OMS tendentes a cambiar el nombre de los virus, por razones puramente de conveniencia. En este caso parece que se intenta no utilizar la terminología referida a un animal, y por otra parte evitar la identificación de la patología con miembros del colectivo homosexual, tal y como se trasladó en un primer momento. Siendo así, no se descarta que la OMS vuelva a rebautizar de nuevo al virus en cuanto haya noticia de una nueva cepa y una de las opciones que se plantea es optar por viruela M. en español, algo que sucedió de manera habitual en los últimos tramos de la Covid-19. La superestructura de la OMS ya quedó muy marcada con la gestión caótica de aquella pandemia.