Estudio

Las personas obesas sienten menos placer por comer

Una dieta constante basada en alimentos ricos en grasas reduce la liberación de dopamina

Una dieta rica en grasas altera el cerebro y nuestra forma de comer
Una dieta rica en grasas altera el cerebro y nuestra forma de comerFREEPIKLA RAZÓN

Llevar una dieta repleta de grasas y azúcar hace que nos acostumbremos a estos productos altamente palatables hasta el extremo de que nuestro cerebro deja de sentir tanto placer con cada bocado. Esto es lo que ha descubierto un equipo de investigadores de la Universidad de California en Berkeley, que sugiere que el placer de comer, incluso de comer comida chatarra, es clave para mantener un peso saludable en una sociedad en la que abunda la comida rica en grasas.

Así, aunque siempre se ha pensado que el placer que obtenemos al comer comida chatarra (la descarga de dopamina) es la causa del consumo excesivo de comida y del aumento de las tasas de obesidad en nuestra sociedad, este estudio sugiere, paradójicamente, que las personas con obesidad pueden experimentar menos placer al comer que las de normopeso.

Las exploraciones cerebrales de personas obesas muestran una actividad reducida en las regiones cerebrales relacionadas con el placer al recibir comida, un patrón también observado en estudios con animales.

Y ahora, los investigadores de la UC Berkeley han identificado una posible causa subyacente de este fenómeno: una disminución de la neurotensina, un péptido cerebral que interactúa con la red de dopamina, y una estrategia potencial para restaurar el placer de comer de una manera que ayude a reducir el consumo general.

El estudio revela un mecanismo cerebral insospechado que explica por qué una dieta alta en grasas de forma constante puede reducir el deseo de consumir alimentos ricos en grasas y azúcares, incluso cuando estos alimentos siguen siendo fácilmente accesibles. Los investigadores proponen que esta falta de deseo en personas obesas se debe a la disminución del placer al comer, lo que podría contribuir a la progresión de la obesidad.

«Una inclinación natural hacia la comida chatarra no es inherentemente mala, pero perderla podría exacerbar aún más la obesidad», afirma en un comunicado Stephan Lammel, profesor del Departamento de Neurociencia de la UC Berkeley y miembro del Instituto de Neurociencia Helen Wills.

Los investigadores demuestran que restaurar los niveles de neurotensina, ya sea mediante cambios en la dieta o mediante manipulaciones genéticas que mejoran su producción, puede restablecer el placer de comer y promover la pérdida de peso.

«Una dieta rica en grasas altera el cerebro, lo que resulta en niveles más bajos de neurotensina, lo que a su vez altera nuestra forma de comer y nuestra respuesta a estos alimentos», manifiesta Lammel.

«Hemos descubierto una manera de recuperar el deseo por alimentos ricos en calorías, lo que podría ayudar a controlar el peso», añade el investigador.

Si bien los hallazgos en ratones no siempre se pueden trasladar directamente a los seres humanos, este descubrimiento podría abrir nuevos caminos para abordar la obesidad restaurando el placer relacionado con la comida y rompiendo patrones de alimentación poco saludables.

«Imagina comer un postre increíble en un restaurante de París: experimentas una explosión de dopamina y felicidad», explica Neta Gazit Shimoni, investigadora postdoctoral de UC Berkeley.

Pues «descubrimos –prosigue– que esta misma sensación se produce en ratones con una dieta normal, pero no en aquellos con una dieta alta en grasas. Pueden seguir comiendo por costumbre o por aburrimiento, en lugar de por placer genuino».