Más eficaz que Ozempic
La nueva forma de usar los medicamentos para adelgazar "podría cambiarlo todo"
Un artículo pionero publicado en Nature explica cómo usar los últimos fármacos disponibles contra la obesidad (como Ozempic o Wegovy) para provocar una mayor pérdida de peso
Ozempic, Wegovy o Zepbound son los nombres de una nueva generación de fármacos para adelgazar que le ha abierto los cielos a la medicina en su lucha contra la obesidad. Los dos primeros ya están a la venta en nuestro país y el tercero aterrizará pronto en España bajo el nombre de Mounjaro. Su entrada en el mercado europeo ha sido todo un éxito. Este tipo de inyecciones, que imitan a las hormonas naturales del cuerpo para saciar el apetito, han provocado que se cuelguen carteles de «agotado» hasta en los proveedores de medicamentos por internet. Pero la industria farmacéutica quiere más. La gallina de los huevos de oro seguirá poniendo.
Para muestra, las declaraciones que efectúa esta mañana Christoffer Clemmensen, jefe de grupo del Centro de Investigación Metabólica Básica de la Fundación Novo Nordisk (la empresa detrás de Wegovy). El también profesor de la Universidad de Copenhague afirma que hay una terapia mucho más eficaz que usar solo los fármacos actuales. En su estudio, promete haber descubierto una nueva forma de usar los famosos medicamentos para adelgazar que «podría cambiarlo todo».
«Considero que los fármacos disponibles hoy en día en el mercado son la primera generación de medicamentos para perder peso. Ahora, hemos desarrollado un tipo de fármaco pionero para adelgazar, que afecta a la plasticidad del cerebro y parece ser muy eficaz», asegura Clemmensen.
Publicada en la prestigiosa revista científica Nature, su investigación en ratones enseña un nuevo uso de la hormona adelgazante GLP-1. Según sus hallazgos, el GLP-1 puede utilizarse como un «caballo de Troya» para introducir de contrabando una molécula específica en el cerebro de los roedores, donde afecta con éxito a la plasticidad del cerebro y provoca la pérdida de peso.
«El efecto del GLP-1 combinado con estas moléculas es muy potente. En algunos casos, los ratones pierden el doble de peso que los tratados sólo con GLP-1», explica el investigador. Esto significa que los futuros pacientes podrán conseguir el mismo efecto con una dosis menor. Además, el nuevo fármaco puede ser una alternativa para quienes no responden bien a los medicamentos existentes para perder peso.
«Nuestros estudios en ratones muestran efectos secundarios similares a los que experimentan los pacientes tratados con los fármacos adelgazantes disponibles actualmente en el mercado, incluidas las náuseas. Pero como el fármaco es tan eficaz, es posible que en el futuro podamos reducir la dosis y mitigar así algunos de los efectos secundarios, aunque todavía no sabemos cómo responderán los seres humanos al fármaco», adelanta.
Las pruebas del nuevo fármaco adelgazante están aún en la llamada fase preclínica, que se basa en estudios con células y en animales de experimentación. El siguiente paso son los ensayos clínicos con participantes humanos.
«Ya sabemos que los fármacos basados en GLP-1 pueden hacer perder peso. La molécula que hemos unido al GLP-1 afecta al llamado sistema neurotransmisor glutamatérgico y, de hecho, otros estudios con participantes humanos sugieren que esta familia de compuestos tiene un potencial significativo de pérdida de peso. Lo interesante aquí es el efecto que obtenemos cuando combinamos estos dos compuestos en un solo fármaco», subraya Clemmensen.
El fármaco debe someterse a tres fases de ensayos clínicos en participantes humanos. Según Clemmensen, por tanto, pueden pasar ocho años antes de que el fármaco pueda estar disponible en el mercado.
Qué es la neuroplasticidad que modifica el nuevo fármaco
La plasticidad del cerebro, también conocida como neuroplasticidad, es la capacidad del cerebro para reestructurarse formando nuevas conexiones neuronales. Esta capacidad permite al cerebro adaptarse a nuevas experiencias, aprender nuevas habilidades, absorber nueva información y recuperarse de lesiones.
Clemmensen y sus colegas se interesaron por unas moléculas que se utilizan para tratar la depresión crónica y la enfermedad de Alzheimer. Las moléculas bloquean una proteína receptora llamada receptor NMDA, que desempeña un papel clave en los cambios a largo plazo de las conexiones cerebrales y ha recibido atención científica en los campos del aprendizaje y la memoria. Los fármacos dirigidos a estos receptores refuerzan y/o debilitan conexiones nerviosas específicas.
«Esta familia de moléculas puede tener un efecto permanente en el cerebro. Los estudios han demostrado que incluso un tratamiento relativamente infrecuente puede provocar cambios persistentes en las patologías cerebrales. En nuestro trabajo también observamos firmas moleculares de neuroplasticidad, pero en este caso en el contexto de la pérdida de peso», explica.
El cuerpo humano ha evolucionado para proteger un determinado peso corporal y masa grasa. Desde una perspectiva evolutiva, esto probablemente nos ha beneficiado, ya que nos ha permitido sobrevivir a periodos de escasez de alimentos. Hoy en día, la escasez de alimentos no es un problema en grandes partes del mundo, donde una parte cada vez mayor de la población padece obesidad.
«Hoy en día, más de mil millones de personas en todo el mundo tienen un IMC de 30 o más. Esto hace cada vez más relevante el desarrollo de fármacos que ayuden a combatir esta enfermedad y que puedan ayudar al organismo a mantener un peso más bajo. Este tema es algo en lo que invertimos mucha energía investigando», afirma Clemmensen.
Un caballo de Troya que regula el apetito del cerebro
Así, el nuevo medicamento funcionaría como un caballo de Troya que introduce pequeñas moléculas moduladoras de la neuroplasticidad en las neuronas reguladoras del apetito. «Lo espectacular, a nivel celular, de este nuevo fármaco es que combina GLP-1 y moléculas que bloquean el receptor NMDA. Utiliza el GLP-1 como caballo de Troya para introducir estas pequeñas moléculas exclusivamente en las neuronas que controlan el apetito», detalla el postdoctorando Jonas Petersen, del Grupo Clemmensen, primer autor del estudio y químico que sintetizó las moléculas.
«Muchos trastornos cerebrales son difíciles de tratar, porque los fármacos tienen que atravesar la llamada barrera hematoencefálica. Mientras que las moléculas grandes, como los péptidos y las proteínas, suelen tener dificultades para acceder al cerebro, muchas moléculas pequeñas tienen acceso ilimitado a todo el órgano. Hemos aprovechado el acceso específico del péptido GLP-1 al centro de control del apetito en el cerebro para administrar una de estas sustancias, que de otro modo serían inespecíficas, únicamente a esta región», añade Clemmensen:
«En este estudio nos hemos centrado en la obesidad y la pérdida de peso, pero en realidad se trata de un enfoque completamente nuevo para administrar fármacos a partes específicas del cerebro. Así que espero que nuestra investigación pueda allanar el camino a toda una nueva clase de fármacos para tratar afecciones como las enfermedades neurodegenerativas o los trastornos psiquiátricos», avanza.
Christoffer Clemmensen, junto con el postdoctorando Jonas Petersen y un antiguo científico de la Universidad de Copenhague (Anders Klein), han cofundado la empresa biotecnológica Ousia Pharma, una empresa derivada de la Universidad de Copenhague. La empresa sigue desarrollando el concepto médico presentado en este estudio para el tratamiento de la obesidad grave.
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