Día Mundial
¿Qué factores influyen en la osteoporosis y cómo podemos anticiparnos a ella?
Mantenerse activas, seguir una dieta equilibrada y tener un buen aporte de calcio y vitamina D al llegar la menopausia reducen el riesgo de fracturas óseas derivadas de la porosidad de los huesos
Resulta invisible a los ojos de cualquier persona. Y, precisamente por ello, su peligro es incluso mayor, pues el desconocimiento juega en contra de quien lo sufre. Hablamos de la osteoporosis, una una enfermedad metabólica crónica que puede tratarse, pero no curarse, y que hoy 20 de octubre celebra su Día Mundial, una efeméride todavía muy necesaria, pues sirve para dar visibilidad a una patología silenciosa que merma la calidad de vida de cerca de tres millones de españoles, fundamentalmente mujeres posmenopáusicas, pues equivalen a ocho de cada diez pacientes, según el último informe de la Fundación Internacional de Osteoporosis.
En concreto, esta patología causa la pérdida de resistencia ósea, lo que se traduce en que los huesos resultan más frágiles y, por tanto, existe un alto riesgo de fractura. Asimismo, empeora la gravedad de las mismas y la recuperación resulta más compleja. Prueba de ello es que algunas personas no son conscientes de que tienen esta enfermedad hasta que un movimiento tan normal como ponerse de pie o caminar les provoca una fractura ósea.
En aumento
Se estima que la mitad de las mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteporótica en algún momento de su vida. Y el problema va a más, pues, tal y como argumenta el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Augusto García Navarro, «entre 2019 y 2034, debido a factores demográficos, esperamos que la cantidad de fracturas en España aumente alrededor del 29,6%. Las autoridades sanitarias y los profesionales de la salud deben tomar medidas para hacer frente a este aumento previsto. Resulta imperativo que hagamos todo lo posible para garantizar que las personas con alto riesgo de fractura tengan acceso a un diagnóstico y tratamiento oportunos y que existan sistemas para brindar atención sistemática posterior a la fractura para aquellos que ya han sufrido una lesión por fragilidad».
«El tratamiento farmacológico de la osteoporosis puede requerir muchos años desde el diagnóstico de la enfermedad. Afortunadamente, hoy disponemos de una gran variedad de fármacos eficaces y seguros que nos permiten combinarlos o sustituirlos de manera secuencial, de modo que los pacientes dispongan siempre de una buena alternativa terapéutica tras la interrupción de un tratamiento previo. En Theramex estamos orgullosos de contribuir con un porfolio amplio de productos indicados para el tratamiento de la osteoporosis a lo largo de las distintas etapas de la enfermedad», asegura Ignacio Aristegui, director médico de Theramex.
¿Qué pasa en la menopausia?
Con esos datos sobre la mesa, parece obvio que resulta imprescindible adelantarse a este problema y eso pasa por prevenir la osteoporosis, sobre todo en perfiles más propicios a sufrir esta patología. «Es sabido que la densidad ósea empieza a reducirse a partir de los 30 años, aproximadamente, pero se ha demostrado que el descenso de los niveles de estrógenos provocado por la menopausia acelera este proceso. Por ello, las mujeres posmenopáusicas son un grupo de población en el que el peligro de fragilidad ósea se dispara», advierte el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios Salud de la Mujer e investigador especializado en menopausia.
En concreto, tras la menopausia aumenta el riesgo de desarrollar osteoporosis y la razón reside en que los estrógenos juegan un papel importante en el proceso de mantener la densidad ósea. Así, a medida que desciende la producción de esta hormona en el periodo posmenopáusico, los huesos pueden volverse más frágiles, por ello el riesgo de sufrir una fractura ósea relacionada aumenta sustancialmente con la edad. Sin embargo, según confirma la evidencia científica, también hay que tener en cuenta que el riesgo de desarrollar osteoporosis resulta incluso más acentuado cuando en la mujer aparece la menopausia anticipada, es decir, antes de los 45 años de edad, o se han extirpado los ovarios por alguna razón.
Prevenir factores de riesgo
Además de la menopausia, otros factores de riesgo que disparan la posibilidad de padecer osteoporosis están relacionados con el estilo de vida, por lo que también está en nuestra mano poder prevenirlos o, al menos, reducirlos. En este sentido, entre los agentes de estilo de vida más fácilmente evitables está el consumo alto de alcohol, la falta de ejercicio físico y la alimentación deficiente, sin pasar por alto el consumo habitual de tabaco y los niveles bajos de calcio o vitamina D.
Cuando hablamos de llevar una alimentación sana y equilibrada resulta fundamental hacer hincapié en la necesidad de mantener un buen nivel de calcio, ya que ayuda a mantener la resistencia ósea. De hecho, es sabido que a partir de los 60 años se absorben niveles más bajos de calcio. Y algo similar ocurre con la vitamina D, pues se trata de un elemento imprescindible que ayuda al cuerpo a absorber el calcio. Sin embargo, se sabe que, a medida que se envejece, el cuerpo produce menos vitamina D y el intestino deja de absorberlo al ritmo habitual, lo que merma considerablemente la calidad ósea.
Para contrarrestar esto hay que saber elegir bien aquello que se incluye en la dieta. El calcio y el fósforo, así como la vitamina D son esenciales para el desarrollo estructural y funcional del hueso, aunque otros nutrientes como el magnesio, la vitamina K y el zinc desempeñan funciones indispensables en su formación. Todo ello puede mejorarse si en la dieta habitual se incluyen lácteos como leche, yogur, queso, requesón; verduras como judías verdes, espinacas o brócoli; frutos secos y semillas como almendras, pistachos, sésamo o nueces; pescados como sardinas en lata o bacalao y frutas como higos, naranja o kiwis.
Con una buena alimentación y una actividad física moderada, pero constante, se evita la obesidad, pero tan malo como un exceso de grasa también es tener un índice de masa corporal (IMC) bajo, es decir, un peso inferior a lo recomendable según la estatura, ya que puede indicar un menor tejido óseo. Además, los expertos alertan de que, si se sufre un traspié o una caída, los huesos reciben un mayor impacto al no existir una capa de grasa que los amortigüe, aumentando así el riesgo de fractura ósea más peligrosa o con un peor pronóstico.
A todo ello se añade, por último, que con la edad se empiezan a sufrir otras patologías muy comunes que implican seguir una medicación crónica o, al menos, continuada a largo plazo. En muchas ocasiones, esos fármacos no resultan inocuos para la salud ósea, ya que se ha confirmado que algunos medicamentos, incluidos los esteroides, fármacos para la epilepsia y algunos tratamientos frente al cáncer, pueden afectar a la resistencia ósea. Por ello, los especialistas coinciden en recomendar siempre la necesidad de consultar con el médico antes de cambiar o dejar cualquier tratamiento farmacológico por las implicaciones que pueda tener en la salud ósea.
Por todo ello, los expertos aconsejan revisar la salud ósea a partir de los 50 años para evitar posibles fracturas, así como prevenir los factores de riesgo con un estilo de vida saludable.
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