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La sorprendente villa medieval de la Rioja alavesa elevada sobre más de 300 cuevas subterráneas

Fundada en el siglo X como bastión defensivo del Reino de Navarra, posee una muralla intacta con sus cinco puertas originales

La sorprendente villa medieval de la Rioja alavesa elevada sobre más de 300 cuevas subterráneas
La sorprendente villa medieval de la Rioja alavesa elevada sobre más de 300 cuevas subterráneaswww.rutadelvinoderiojaalavesa.com

El País Vasco es un lugar lleno de lugares sorprendentes y de gran belleza. Uno de los municipios que agrupan historia, belleza y buena gastronomía es Laguardia. Enclavada en el corazón de la Rioja alavesa y custodiada por la majestuosa sierra de Cantabria, es una villa que parece detenida en el tiempo. Fundada en el siglo X como bastión defensivo del Reino de Navarra, esta localidad alavesa ha conservado intacto su legado medieval, ofreciendo a los visitantes un viaje a través de la historia y la cultura vinícola de la región que nada tiene que envidiar a la Toscana italiana.

Al adentrarse en Laguardia, lo primero que se encuentra en visitante es un entramado de calles empedradas y estrechas, flanqueadas por casas señoriales que exhiben orgullosas sus ventanales góticos y escudos heráldicos. El casco antiguo, libre de tráfico vehicular, invita a pasear sin prisas, permitiendo apreciar joyas arquitectónicas como la Casa de la Primicia, levantada en el siglo XIV y considerada el edificio civil más antiguo de la villa. La muralla que rodea el núcleo urbano, erigida para proteger a sus habitantes de las incursiones enemigas, se mantiene en pie con sus cinco puertas originales: Páganos, San Juan, Carnicerías, Mercadal y Santa Engracia. Desde el Paseo del Collado, que bordea la muralla por el norte, se obtienen vistas panorámicas de los viñedos que se extienden hasta donde alcanza la vista.

Uno de los tesoros más sorprendentes de Laguardia se encuentra bajo sus pies. Más de 300 cuevas subterráneas, excavadas hace siglos, conforman un laberinto donde se elaboran y almacenan los afamados vinos de la región. Estas bodegas, muchas de ellas aún en funcionamiento, ofrecen al visitante la oportunidad de sumergirse en la tradición vinícola local, degustando caldos que han sido cuidados con esmero en estos singulares espacios.

Uno de los mayores tesoros de Laguardia se encuentra bajo el entramado de sus calles empedradas: un auténtico laberinto de más de 300 cuevas subterráneas que recorren el subsuelo del casco antiguo. Estas galerías excavadas, conocidas como "calados", datan principalmente de los siglos XIV y XV, aunque algunos estudios sugieren que su origen podría ser incluso anterior. Concebidas inicialmente como refugios y almacenes, las cuevas se adaptaron con el tiempo a las necesidades de los habitantes, convirtiéndose en el corazón vinícola de la villa.

Cueva o bodega familiar en el subsuelo de Laguardia
Cueva o bodega familiar en el subsuelo de Laguardialaguardia-alava.com

El mundo subterráneo de Laguardia, un lugar rodeado de mitos y leyendas

Construidas a mano con herramientas rudimentarias, estas cuevas se excavaron directamente en el suelo arcilloso y arenoso, características geológicas que permiten una excelente conservación de la temperatura y humedad. En un principio, servían como refugio en caso de conflicto, ofreciendo a los habitantes un lugar seguro para guarecerse durante los asedios, especialmente en la época en que el municipio jugaba un papel estratégico en las disputas entre los reinos de Castilla y Navarra. Con el paso de los siglos, las cuevas se adaptaron para almacenar vino, aprovechando sus condiciones ideales para la crianza y conservación.

Como todo lugar cargado de historia, las cuevas están rodeadas de mitos y leyendas. Se dice que durante las noches más oscuras, se escuchaban pasos y voces procedentes de las galerías, lo que alimentó historias de fantasmas entre los lugareños. También se cuentan relatos sobre túneles secretos que comunicaban la villa con el exterior, utilizados por espías y mercaderes en tiempos de guerra o por clérigos que huían de persecuciones.

Otra leyenda popular asegura que algunas familias ocultaban en las cuevas sus mayores riquezas, como barriles de vino especial o joyas familiares, temiendo que los invasores saquearan sus hogares. Aunque no hay pruebas fehacientes de que los tesoros hayan sido encontrados, estas historias añaden un halo de misterio a las ya fascinantes galerías. Debido a las características del terreno, no se permite la circulación de tráfico pesado sobre ellas para evitar riesgos de derrumbe. Lo que hace que la villa sea peatonal en su mayor parte, lo que le da un mayor encanto y hace que sus calles respiren tranquilidad.

Qué hacer en las cuevas subterráneas de Laguardia

Hoy en día, muchas de las cuevas subterráneas de Laguardia están en pleno funcionamiento, utilizadas principalmente como bodegas donde se elaboran y almacenan los famosos vinos de la Rioja Alavesa. Las condiciones naturales de los calados son perfectas para la crianza del vino, con temperaturas constantes de entre 12 y 14 grados y una humedad que ronda el 80%, factores que favorecen la maduración óptima de los caldos.

Numerosas bodegas locales, como El Fabulista o Carlos San Pedro Pérez de Viñaspre, han adaptado sus cuevas para ofrecer visitas guiadas y catas de vino, lo que permite a los visitantes descubrir de primera mano cómo se conjugan las técnicas tradicionales con la enología moderna. En estas visitas, además de degustar los vinos, se puede observar cómo se sigue empleando el método de pisado de la uva o cómo se almacenan las barricas en un ambiente que no ha cambiado en siglos.

Además de las bodegas, algunas cuevas se han reconvertido en espacios culturales, utilizados para exposiciones, pequeños conciertos o eventos privados, lo que pone en valor este patrimonio único. Sin embargo, el acceso a estas galerías está estrictamente regulado, ya que las excavaciones deben ser conservadas con el máximo cuidado para evitar daños estructurales tanto en las propias cuevas como en los edificios que se alzan sobre ellas.

Detalle del pórtico de piedra policromado, en la iglesia de Santa María de los Reyes
Detalle del pórtico de piedra policromado, en la iglesia de Santa María de los Reyeslaguardia-alava.com

Qué ver en Laguardia

Entre los monumentos religiosos, la Iglesia de Santa María de los Reyes sobresale por su impresionante portada gótica policromada, una auténtica obra de arte que ha perdurado a lo largo de los siglos. Su construcción, en piedra tallada, corresponde a fines del siglo XIV, aunque su policromía es del siglo XVII. Realizada en piedra, está formada por un arco gótico muy apuntado que forma cinco arquivoltas, todas ellas ricamente decoradas. En esta decoración alternan las figuras humanas (vírgenes, profetas, mártires, reyes y ángeles) con motivos vegetales. La primera arquivolta está decorada con ángeles que tañen instrumentos musicales a modo de acompañamiento de las escenas que componen el tímpano, principalmente la última escena, justamente debajo de la clave del arco. La siguiente esta compuesta por motivos vegetales que se entrelazan entre ellos y da paso a la tercera compuesta por vírgenes y santos. La cuarta es también de caracter vegetal y la que cierra el abocinamiento de la portada está compuesta por profetas y reyes.

Torre abacial ubicada en la zona noroeste de Laguardia
Torre abacial ubicada en la zona noroeste de Laguardialaguardia-alava.com

Frente a ella se alza la Torre Abacial, una estructura que, adosada a la muralla, sirve hoy como campanario y ofrece una visión del pasado defensivo de la villa. La Iglesia de San Juan Bautista, por su parte, combina elementos románicos y góticos, y alberga la capilla de Nuestra Señora del Pilar y la enigmática gárgola conocida como la Marinpena, envuelta en leyendas locales.

La gastronomía de Laguardia es otro de sus grandes atractivos. Platos tradicionales como las patatas a la riojana, las pochas con codornices y las chuletillas de cordero al sarmiento deleitan el paladar de quienes buscan sabores auténticos. Estos manjares, maridados con los vinos locales, ofrecen una experiencia culinaria que refleja la riqueza y diversidad de la tierra alavesa.

Además de su patrimonio arquitectónico y gastronómico, Laguardia esconde vestigios de épocas ancestrales. A escasa distancia del centro urbano se encuentra el Poblado de La Hoya, un yacimiento arqueológico que ofrece una ventana a la vida en la Edad del Bronce. Asimismo, el Dolmen de la Chabola de la Hechicera, en las proximidades, es testimonio de los rituales funerarios de las comunidades neolíticas que habitaron la región hace más de 5.000 años.