A pesar del...

La última de Clint Eastwood

La defensa del marco institucional de las sociedades abiertas no estriba necesariamente, y con toda probabilidad no debería estribar, en que las instituciones son impecables

La película Jurado Nº 2 es la última dirigida por Clint Eastwood, en el doble sentido de que es la más reciente y también es posiblemente la última que vaya a dirigir: Juror #2 es la número 40 bajo su dirección en una vida que ya ha cumplido 94 años.

Para colmo, es un film estupendo, por las razones que expondré después. En consecuencia, cabe coincidir con Joe Flint, que se preguntó en el Wall Street Journal por las razones por las cuales Jurado Nº 2 ha contado con tan escasa promoción, siendo una obra que obtuvo buenas críticas y cuyo presupuesto fue relativamente modesto, para los estándares norteamericanos: 35 millones de dólares. Flint recoge el testimonio del actor y director Ozzie Rodríguez: «No es una de esas películas bobas de Marvel. Por fin lidiamos con algo relevante, el sistema judicial. ¿Por qué la han metido debajo de la alfombra?». Flint admite que la Warner pudo haber restringido sus esfuerzos promocionales bajo la hipótesis de que el mercado está más en el streaming que en las salas de cine.

A la espera de lo que decida finalmente el público desde sus hogares, destaquemos que la película es una mirada inteligente sobre la Justicia, que es analizada con realismo, sutileza y la habitual consideración que Eastwood brinda a la sensatez y percepción de los espectadores.

Acertó Adam Smith al afirmar que la Justicia es el pilar fundamental de la sociedad. Pues bien, lo que vemos en Jurado Nº 2 son los defectos del sistema judicial en Estados Unidos, pero su enfoque valdría para cualquier otro país, con los cambios correspondientes. En la película aparecen los fallos en el jurado, los jueces, los fiscales, los abogados, los testigos, etc. No se salva nadie. Por eso algunos críticos la han calificado de película cínica y antipolítica.

Sin embargo, creo que el planteamiento correcto es el contrario. La defensa del marco institucional de las sociedades abiertas no estriba necesariamente, y con toda probabilidad no debería estribar, en que las instituciones son impecables. La clave es su relativa previsibilidad y seguridad de cara a los ciudadanos. Viéndola desde la perspectiva de sus fallos, Clint Eastwood ilustra sobre la imprescindibilidad de la Justicia, porque, con todas sus deficiencias, es siempre mejor que cualquier otra alternativa no democrática y no liberal.