Historia

Historia

Orígenes de la historiografía española

Durante más de doce siglos en el Reino de Castilla, se constata un silencio absoluto en el juicio global acerca del proceso del desarrollo histórico. En el Reino de Aragón sí se cuenta con la narrativa histórica de fondo de Jerónimo de Zurita (1512-1580), con sus geniales «Anales de la Corona de Aragón»

La Razón
La RazónLa Razón

La Historiografía española en la segunda mitad del siglo XVI, desde Florián de Ocampo hasta la «Historia General de España» del P. Juan de Mariana, sólo dispone de un estudio de conjunto del benemérito Sánchez Alonso bajo el título de «Historia de la Historiografía española» y el codicilo –entendido como añadido– de iniciar los temas históricos en el Siglo de Oro. Con Eduard Fueter nace la preceptiva historiográfica que se refiere al empleo de normas recomendables, con objeto, especialmente, del uso generalizado para conseguir la unidad en la acción de la política nacional y que mantuviese un formato, porque el campo de la historia general de España no había sido objeto de investigación desde la primera grande general alfonsina.

Es decir, durante más de doce siglos en el Reino de Castilla, se constata un silencio absoluto en el juicio global acerca del proceso del desarrollo histórico. En el Reino de Aragón sí se cuenta con la narrativa histórica de fondo de Jerónimo de Zurita (1512-1580), con sus geniales «Anales de la Corona de Aragón», que se refieren muy enfáticamente a la época medieval; aunque fueron escritos en la modernidad, se refieren también muy especialmente al rey Fernando el Católico. Los «Anales» de Zurita suponen un importante apunte de visión general. De hecho, en el pensamiento del P. Mariana está la idea del modelo Zurita como módulo de iniciativa para su encierro en Toledo a escribir la «Historia de España». La estructura intelectual de los «Anales» de Zurita aportan un riquísimo arsenal de datos, que resulta paralelo al no menos rico del P. Mariana. En ambos apunta, sin lugar a dudas, el esfuerzo de unidad de una historia general con denominación respecto a una historia global, aunque todavía imposible de alcanzar como «nacional». El tema había discurrido a través de «crónicas», «biografías», y no se llega a historias generales hasta las «Crónicas» e «Historias de Indias».

Sí, en cambio, aparecen teóricos de la Historia como Sebastián Fox Morcillo (1516-1560), importante humanista que merecería, por su aporte inicial de pensamiento histórico, un análisis detenido por su «Historiae institutione», o el cronista real Juan Pérez de Castro (muerto en 1570). El cronista de Aragón, cronista real de Carlos V, fue destacado con caracteres científicos muy bien marcados por el inteligente catedrático medievalista Santiago Montero Díaz en la revista «Hispania», «La doctrina de la Historia en los tratadistas españoles del Siglo de Oro» (1941, «Hispania», IV, pp. 3-39), donde ya se apunta la valoración de la literatura del Siglo de Oro.

Parece prudente en esta etapa histórica en que surge la preceptiva y el ordenamiento de los grandes argumentos históricos, destacar las Crónicas Generales.

En primer lugar, Florián de Ocampo (c. 1490-1558), párroco y canónigo de Zamora, que escribió la «Crónica General de España», cinco libros que alcanzan sólo hasta la muerte de los Escipiones (210 a.C.). No era propiamente historia, sino composiciones de fantasía. El autor se manifiesta como excelente historiador, pero junto a vicios imperdonables. Pedro de Medina (1493-1567), famoso cosmógrafo servidor de la Casa de Medina Sidonia, que publicó en 1548 el «Libro de Grandezas y cosas memorables de España». En tercer lugar debe citarse a Juan Vasco (1511-1561), autor del «Chronicon rerum memorabilium Hispaniae» (1552). Nacido en Brujas, estudió en Lovaina, enseñó en Salamanca y, tras una breve estancia en Portugal, regresó a Salamanca, donde permaneció hasta su muerte. O el canónigo archivero de Barcelona, con su obra «De origine ac rebus gestis Regum Hispaniae liber, multarum rerum cognitione refertus», un catálogo de Reyes españoles hasta Carlos V. El caso de la Biblia de Plautino y las relaciones con éste hace referencia al «Compendio historial» de Esteban de Garibay (1533-1599), pues Felipe II le encargó una Genealogía Real, lo que se considera la primera «Historia de España», desde los tiempos primitivos hasta la muerte del rey católico. Ambrosio de Morales (1513-1591), con su «Crónica», y el burgalés Julián del Castillo, a través de su «Historia de los Reyes Godos».