Al portador
Milei y Sánchez y el día de mañana
«Los presidentes argentino y español no son vidas paralelas, pero ambos comparten el desafío de normas preexistentes»
Bob Dylan, que también es Premio Nobel de Literatura (2016), cantaba que «mañana nunca es lo que se supone que debe ser». Henry W. Longfellow (1807-1882), uno de los poetas americanos más venerados, escribió que «mañana es el invitado desconocido». Para Pedro Sánchez quizá sea el momento de adoptar decisiones que desafían cualquier cosa. La escritora argentina Pola Oloixarac definía ayer, en El País, de una manera muy parecida a Javier Milei que, además de impredecible –Sánchez lo es con frecuencia en el día a día–, es «capaz de llevar adelante acciones que desafían las normas preexistentes». También ayer, los dos mandatarios, el español y el argentino, estuvieron al mismo tiempo en Davos, con objetivos parecidos, convencer a inversores y dirigentes de todo el mundo de la bondad de sus respectivos proyectos. Milei, libertario de la escuela austríaca de economía, la de Mises y Hayek, encara lo desconocido tras el desastre peronista-kirchnerista. Un reto colosal, que como apuntaría Rajoy, con un día después, un mañana tan incierto como invitado ignoto.
Pedro Sánchez, que hasta el final estuvo pendiente en Davos de si acudían a arroparle Sánchez Galán y Rafael del Pino, también vive en la incertidumbre del día siguiente. Su ventaja, frente a sus rivales, es que está adaptado y domina ese terreno. Además, encaja los golpes, como el que los letrados del Congreso digan que la amnistía sería inconstitucional, o lo que pudieran pactar ayer –cesiones incluidas– el «indepe» Jordi Turull y Santos Cerdán, que quizá no calibró la semana pasada qué significaba ceder la inmigración a Cataluña. Las críticas de Felipe González le resbalan, porque no lo ve referente para sus votantes más jóvenes. El ex-presidente habla de «autoamnistía» con Eduardo Madina, a quien los más visionarios apuntan como futura alternativa socialista al inquilino de La Moncloa. Sánchez, ahora, tras Davos y con encuestas favorables de Tezanos, tiene que ahormar la amnistía y, luego, afrontar la próxima exigencia «indepe», el referéndum. Milei, en Argentina, debe enderezar lo imposible. No son vidas paralelas, pero ambos desafían normas preexistentes, mientras tampoco está claro que mañana sea lo que se supone que debe ser, como decía Bob Dylan.
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