El trípode
Bajo la ley de la fuerza
En diciembre de 1991 desapareció sin violencia alguna la superpotencia comunista
Jeffrey Sachs es un conocido economista, profesor de las universidades de Harvard y de Columbia, escritor, estadounidense, colaborador de la ONU en diversos proyectos etc. Esta introducción es para conocer al personaje por no ser fácilmente calificable de «negacionista» o «conspiranoico», calificativos habituales que se dedican a quienes osan apartarse de los relatos considerados como «políticamente correctos» por el «Equipo internacional de Opinión Sincronizada y Tergiversada», que ahora está volcado en denostar a Donald Trump y su administración, (al que ciertamente sus modales y puesta en escena les facilita su labor).
El alejamiento de su relato sobre la guerra en Ucrania respecto al relato oficial es evidente, pero ciertamente está fundamentado en hechos y no en meras opiniones personales suyas. Entre otras cosas ha afirmado que esa guerra fue provocada por diversas administraciones estadounidenses desde febrero de 1990 cuando se le garantizó al presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov, que la OTAN no se disolvería pero que no se extendería hasta su frontera.
Esa garantía se le dio poco después de caer desplomado el Muro de Berlín que dividía la Europa soviética de la Occidental. La URSS disolvió el Pacto de Varsovia que había creado en 1955 tras la creación de la OTAN en 1949, bajo esa promesa. Pero en diciembre de 1991 desapareció sin violencia alguna la superpotencia comunista y lo que hizo la Alianza Atlántica fue ir incorporando a los países que precisamente integraban su homónima del Pacto de Varsovia, que eran todos los que conformaban su «zona de influencia» con la OTAN.
Allí ahora y en su frontera, existen bases suyas con misiles balísticos, y todo tipo de armamento. Se pregunta retóricamente Jeffrey Sachs si EEUU aceptaría que en México o Canadá existieran bases militares rusas o chinas, a lo que la historia le responde con hechos incuestionables: La crisis de los misiles de octubre de 1962 en la Cuba de Fidel Castro, cuando Nikita Kruschov, el sucesor de Stalin, los instaló allí para presionar a Washington y que retirara los suyos del Berlín Occidental, entonces en el «corazón» de aquella zona de influencia.
Esa situación llevó al mundo al borde de una guerra nuclear que terminó con un acuerdo «in extremis» de Kennedy y Kruschev retirando los misiles de Cuba y de Turquía miembro de la Alianza. Estos acontecimientos los hemos tratado en diversos Trípodes, pero que lo diga ahora un acreditado estadounidense, es un aval a la tesis de que no estamos ante un enfrentamiento entre «un bueno y un malo». Sino en un episodio más de la constante lucha entre los intereses de unos y de otros. Bajo la ley del más fuerte.