V de Viernes

Especular con las renovables

Denuncian que bajo discursos de “progreso y sostenibilidad” unos pocos están haciendo negocios amparados por los sectores públicos

Si ayer eran protestas rurales por la tala indiscriminada de árboles para levantar parques eólicos y solares en diferentes puntos de España, ahora parece tocarle el turno al biogás. Empieza a ser frecuente la contestación vecinal por las fábricas de digestores de basuras de todo tipo que proliferan ya por nuestra geografía, con el nexo común de que se trata de centros que desprenden olores insoportables, según los vecinos. Bajo el lema de “Stop Biogás”, en Zamora se la creado una Plataforma que sostiene que esta nueva industria, soportada con grandes subvenciones por los poderes públicos, no beneficia a las poblaciones donde se está instalando. “Somos una provincia humilde, no una provincia de mierda”, dice la cartelería que exhiben en sus manifestaciones, donde lanza proclamas contra “los malos olores y la emisión de gases perniciosos”.

Y es que empieza a detectarse un nivel preocupante de rechazo al modo en cómo se están implantando las energías renovables, en especial a las macro instalaciones, tipo huertos solares, macro plantas de biogás o parques eólicos rurales. Las manifestaciones de desafección son crecientes. En Matarraña y Maestrazgo, zonas con unos de entornos los entornos naturales más valiosos de España, hay protestas vecinales contra la implantación de 20 parques eólicos, que obligarán a talar dos millones de árboles adultos, y supondrá una deforestación equivalente a 200 campos de fútbol.

Agricultores de Jaén y Córdoba se movilizan contra las multinacionales de la fotovoltaica en protesta por la expropiación forzosa de tierras y tala indiscriminada de olivos para instalar paneles. La Plataforma Campiña Norte ha llevado a la Junta de Andalucía a los Tribunales por delitos de prevaricación ambiental, como consecuencia de la tala de más de 100 mil olivos para megaplantas solares. Iustitia Europa denuncia la especulación con la que se está levantando la industria renovable, que constituye “un gran negocio para unos pocos” y va a suponer “más deuda, más gasto y más impuestos. Se justifican -añade- con discursos de progreso y sostenibilidad, pero en realidad son empresas de colegas con dinero público y proyectos que van a endeudar aún más a los ciudadanos”.

En los municipios jienenses de Lopera, Arjona y Marmolejo se van a perder no menos de 100.000 olivos en una superficie equivalente a alrededor de 100 campos de fútbol. Proyectos todos declarados de utilidad pública por la Junta de Andalucía, que desestimó todas las alegaciones presentadas por vecinos y asociaciones. Los afectados creen que, en vez de crear empleos, estos proyectos “acabarán con el sustento de muchas familias”, pues contribuirán a destruir puestos de trabajo durante la temporada de la aceituna, por lo que van a “arruinar nuestros campos y pueblos”.

También en Cartaojal, pueblo malagueño donde se han arrancado miles de olivos, contra el criterio de sus propietarios, con la única explicación de que hay que sacrificar tierras por la Agenda 2030.