Pedro Sánchez
Un nuevo tiempo donde recuperar la política de verdad
Frente a esas grandes hornadas de políticos de raza, se instaló la generación de su Sanchidad y sus aliados vía moción de censura, la de la política del “tweet” fácil y la de la crispación
John H. Newman solía decir que vivir es cambiar. Nos hemos acostumbrado a caminar en tiempos en donde todo pasa muy deprisa, donde hay grandes cambios. El que se adapta a estos cambios, sobrevive y el que no se queda atrás. Las cosas suceden demasiado rápido y en la política aún más; no hay dos días que sean iguales.
Desde hace años se abrió un nuevo tiempo de “regeneración” en la política española en donde estaba llamada asumir responsabilidades una nueva generación de políticos. Atrás quedaban la generación de la Transición, los pactos de La Moncloa, Aznar y la época dorada de España, Zapatero o la gestión que protagonizó Rajoy para salvar a España de la mayor crisis económica.
De un Rubalcaba que estuvo a la altura las circunstancias y que facilitó en gran parte la sucesión de Don Juan Carlos al frente de la Jefatura de Estado.
Frente a esas grandes hornadas de políticos de raza, se instaló la generación de su Sanchidad y sus aliados vía moción de censura, la de la política del “tweet” fácil y la de la crispación, donde todo vale. Una generación que parece más de comentaristas de tertulias que de políticos.
Después de estos años, se empieza a notar un hartazgo de la sociedad y especialmente de los jóvenes, que no queremos que nos cataloguen como los responsables o partícipes a título lucrativo de la política frívola en la que importa más los seguidores de Instagram que el haber acabado una carrera.
Algunos creían que convirtiendo la política en un “talent show” iban acabar siendo estrellas, pero el tiempo ha demostrado que se han acabado estrellando. La sociedad demanda recuperar la política de estado frente a esa política de marketing que propios y extraños han realizado estos años.
Existe una alternativa para recuperar esa ambición por crecer y hacer de la política de gestión y de estado, un espacio de concordia y libertad, donde el criterio esté por encima de la frivolidad, donde España esté por encima de los intereses partidistas, donde nuestro país vuelva a ser un actor decisivo y necesario en el escenario internacional.
Esa forma de hacer política es absolutamente Intergeneracional pero somos especialmente los jóvenes los que tenemos el deber de preservarla porque dependemos de ello. Y de nosotros depende que tengamos un futuro próspero en democracia y libertad.