Artesanal

Las bordadoras madrileñas que cosen para los papas

Villaviciosa de Odón presume de tener uno de los talleres de arte sacro más importantes del mundo. Buscan ahora el relevo generacional

El taller textil Los Rosales, como Sociedad Limitada, existe desde hace 66 años, pero en él ya se trabajaba desde años atrás, por lo que en realidad suma 75 años de historia. El pasado fin de semana, el Ayuntamiento local le dedicó un homenaje, al que estaban convocadas todas las mujeres que han pasado por sus mesas en las últimas décadas. Pilar Romero, su directora, recuerda que en la primera época, las mujeres solían dejar de trabajar cuando se casaban, por lo que la plantilla se iba renovando constantemente y entraban muy jóvenes, incluso con14 años.

Actualmente, en este taller, una de esta decena de bordadoras lleva 49 años en la empresa y hasta ahora solamente se han contratado a mujeres –la mayoría vecinas del municipio–, «aunque esto no quiere decir que estemos cerradas a contratar a hombres», se ríe Pilar. Este taller tiene origen en una casa de ejercicios espirituales que hay al lado, que se llamaba Los Rosales, nombre que acabó recibiendo esta empresa. Así, poco a poco, empezaron a bordar sus propias prendas para los oratorios y las capillas locales. «Sin duda, fue el germen de este negocio artesanal», asegura orgullosa.

La mayoría de los tejidos sobre los que bordan sus diseños son de fabricación española, concretamente de Valencia, de una empresa de Paiporta. Casi toda la vestimenta eclesiástica está hecha de fibra natural como la viscosa, aunque también se emplea seda natural. El resto de tejidos proceden de Italia o de Cataluña.

En Los Rosales, que pertenece desde hace años al grupo de arte sacro Granda, ya han recibido encargos de los tres últimos papas. En concreto, Pilar destaca «como trabajo más importante, el pedido de Benedicto XVI para la JMJ de 2011 en Madrid. Para esta cita bordaron más de 19.000 prendas, entre ellas, casullas para el papa, cardenales y sacerdotes de todo el mundo», recuerda Pilar. Este encargo significó dos años de intensa dedicación. Se trata de un trabajo que aún es cien por cien artesanal, para el que utilizan materiales como tisús de oro y plata, canutillos, cordones de oro y galones, también de oro. Algunas de estas casullas pueden superar las 150 horas de trabajo. Precisamente, una de las dificultades que tiene este gremio es lo costoso que resulta formar al personal. Al tratarse de un verdadero arte, se necesita, al menos, cerca de una década de experiencia para dominar la técnica. Por lo que el compromiso de las bordadoras es fundamental en este oficio.

«Esta empresa se creó con la idea de prestar servicio a la liturgia católica y así, la mayoría de nuestros trabajos se centran en eso. Esto no quiere decir que en algún momento no hayamos realizado algún pedido extraordinario como para reposteros heráldicos o la bandera oficial del municipio. En los Rosales dominan técnicas únicas en España, como el matizado o la pintura de aguja, denominada así por el gran nivel de detalle que alcanzan estas piezas.

A pesar de recibir pedidos desde todo el mundo y de que sus obras estén presentes en más de 53 países, Pilar reconoce un desafío que aún tienen por solventar: «El relevo generacional sigue siendo un problema para nosotras, tanto por la alta cualificación y paciencia que se requiere para dominar el oficio, como por la paulatina desaparición de las técnicas artesanales en el mundo de la formación». Por ello, hacen un llamamiento a mujeres, y también hombres, con experiencia en el sector de la costura. «En definitiva, necesitamos gente dispuesta a aprender y amar esta labor con tanta historia», reclama Pilar.

Además de atender pedidos por catálogo, este taller de manufacturas también recibe pedidos de diseños exclusivos y personalizados, como bordar retratos de vírgenes o inscripciones que representen a alguna comunidad religiosa particular. Por ejemplo, por el año jubilar en Roma, ya han recibido pedidos específicos con el logo de esta edición. También lo hicieron en el año de la JMJ en Madrid o para una parroquia en Miami. La propia Pilar es la diseñadora en el taller, además de su faceta de directora.

Un municipio orgulloso

Juan Pedro Izquierdo, alcalde de Villaviciosa de Odón por el Partido Popular valora como un «tesoro» este patrimonio que supone el taller: «Los Rosales es parte de nuestra historia. Primero, porque ha dado trabajo en el municipio a muchas mujeres en estos 75 años, incluso cuando su acceso al mercado laboral era todo un desafío. Ya entonces, nuestras vecinas podían trabajar en este taller. Pero además, se trata de un arte que ha llevado el nombre de este pueblo por todo el mundo. En iglesias, cofradías y hermandades está parte de nuestra identidad».

Por todo ello, el ayuntamiento local homenajeaba hace una semana, a estas mujeres que durante 75 años han llevado a lo más alto el nombre de este pueblo. «Fue un momento muy entrañable porque muchas de ellas no se habían visto en mucho tiempo. También ha sido un reconocimiento a este trabajo que es arte, un arte que están conservando. Determinados tipos de costuras y bordados milenarios, que si no, se perderían para siempre», dice.

El alcalde comparte con Pilar la preocupación por la falta de relevo generacional: «Es un trabajo en el que hay que invertir mucho por parte de la empresa porque, por un lado, hay que buscar personas que tengan esa especialidad y durante muchos años de formación poder llegar al nivel de excelencia que siempre ha mantenido este taller».