Día de los Santos
Todos los secretos del cementerio de San Isidro en Madrid: la gran ciudad de la memoria
Visitamos el Cementerio Sacramental de San Isidro, el más antiguo conservado, con motivo de la solemnidad del Día de Todos los Santos
Con motivo de la solemnidad del Día de Todos los Santos, visitamos el Cementerio Sacramental de San Isidro, el más antiguo conservado en la capital de los cerca de 260 que existen. Es la Archicofradía Sacramental de San Andrés y San Isidro, encargada de custodiar dos lugares importantísimos, la fuente y la ermita de San Isidro Labrador a sus pies, los que originan el nacimiento de este Camposanto muy vinculado con la tradición y el casticismo madrileño. Su nacimiento en 1811 viene de la mano de la prohibición efectiva de las inhumaciones dentro de la ciudad y en los al rededores de las iglesias. Convirtiéndose así, en el primero construido a extramuros –al otro lado del amurallamiento medieval- y al otro lado del río Manzanares y el primero eclesiástico y privado.
Fue el Cerro de las Ánimas, un entorno extraordinario el elegido para levantar el levantamiento del primer patio, de San Pedro. Pero pocos años después, debido al aumento del número de inhumaciones tuvo que ser reformado para su ampliación, inaugurándose un segundo y tercer patio.Estos recintos destacados por su antigüedad y elegancia, son un valioso testimonio de la arquitectura tradicional, de tipo claustral con galerías que rodean su perímetro. En 1852 surge un cuarto, el de la Purísima Concepción. Enríquez Ferrer diseña un parque plenamente romántico, aprovechando el sistema de colinas para diseñar una gran ciudad de la memoria. Es por esto, desde su configuración que se convertirá en uno de los lugares preferidos de la aristocracia madrileña y española y la burguesía emergente. Y es gracias a su carácter de perpetuidad, donde las unidades de enterramiento se adquieren para siempre, que permite reconstruir la historia madrileña y española a través de sus personajes más relevantes. Como el compositor Francisco Asenjo Barbieri, el ex presidente Antonio Maura, el primer premio nobel, José Echegaray o una superviviente del Titanic, entre otras personalidades.
Durante todo el año el Cementerio cuenta con visitas guiadas que debido a las grandes dimensiones de este Camposanto -120.000 metros cuadrados- han dividido según su ubicación: en ruta zona norte, sur, este y oeste. Así como otras actividades especiales como colaboraciones que realizan con el Museo Nacional del Romanticismo o durante la semana de la ciencia. También en fechas especiales, como el día de la mujer o de los enamorados. Todas ellas, se desarrollan principalmente en el cuarto patio, donde se reúne el mayor patrimonio artístico. Por el Día de Todos los Santos, realizan visitas especiales conocidas como Adeternum dedicadas diferentes personalidades. Hace un año, los asistentes pudieron disfrutar de un recorrido para conmemorar el centenario del fallecimiento de Emilia Pardo Bazán, que descansa en la Basílica de la Concepción de Nuestra Señora de Madrid.
Esta nueva edición, la han organizado en conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento y los 160 años del nacimiento de uno de los escultores más insignes, Mariano Benlliure, cuyos restos descansan en Valencia pero que pasó su vida entre Roma y Madrid. Un itinerario guiado para descubrir su innovador virtuosismo técnico, la importancia de la producción artística dedicada a los ilustres personajes que descansan en el cementerio y un impresionante monumento funerario que atesora el Camposanto. Algunas de las personalidades más relevantes que están aquí enterradas son protagonistas, no solo de sus primeras obras, sino de los monumentos más emblemáticos que se encuentran desplegados por toda la ciudad de Madrid. Como Emilio Castelar o Frascuelo, a quién dedicó una de sus primeras obras con solo seis años. La tumba de Francisco Domingo Marqués, profesor de Benlliure o la de Emilio Carrere, gran cronista de la villa de Madrid.
Además, atesoran uno de los monumentos funerarios más impresionantes como es el Panteón de los Duques de Denia o el de Hombres Ilustres donde estuvo enterrado Francisco de Goya, ambos esculpidos por él e incluidos en la visita. También se encargó del busto de este último, que fue referencia para inspirarse para el galardón que entregan en los premios que llevan su nombre y del que realizan reproducciones de la obra original desde 2019. Benlliure se ocupó de los principales encargos de la época, no sólo públicos, a través de multitud de monumentos, sino que se convirtió en uno de los escultores favoritos de la aristocracia española y madrileña y de la monarquía española. También fue el responsable del monumento a Emilio Castelar, presidente de la Primera República Española, los tres monumentos del Panteón de Hombres Ilustres –Eduardo Dato, Mateo Sagasta y José Canalejas- o figuras a grandes bailarinas, como Pastora Imperio o Cloe de Merade.
Es en 1903 cuando recibe el gran encargo de Luis Sebastián de León y Cataumber, Duque de Denia, que destrozado por la pérdida de su esposa encarga a su escultor favorito un monumento conmemorativo en homenaje a su fallecimiento. Este no llega a ver la culminación de un proyecto absolutamente exquisito, pues muere un año después por el dolor, y por lo tanto no se convierte en el Panteón de la Duquesa, sino en el de los Duques de Denia. Una construcción en forma de pirámide invertida, como si se tratase de un acceso a una gran cripta sepulcral. En su exterior cuenta con algunos adornos florales y relieves en el acceso de entrada que representan la fe y la religión.
Pero su composición más impresionante es la gran alegoría en homenaje a la duquesa, una composición helicoidal de más de siete metros de altura que combina el trabajo en bronce y mármol, que tanto gustaba al escultor. Este monumento culmina con una composición en la que aparecía la duquesa suspendida por dos ángeles de bronce, ella en mármol de Carrara. En la parte intermedia tres ángeles sosteniendo el féretro y en la parte superior, la representación de los cielos a través de la cruz con dos ángeles. No es este el estado actual que se puede contemplar en el Cementerio, pues su ubicación durante la Guerra Civil, se convirtió en lugar de enfrentamiento y todo el patrimonio en bronce acabó por perderse para fundición armamentística. Después de esta parada y como en cada edición, el itinerario cierra con un broche musical único de la mano de Ermitage Musical interpretando el Ave María de Schubert ante el ángel de Giulio Monteverde, uno de los más espectaculares que atesora este Camposanto.
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