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Ingeniería
Microfábricas: el futuro (o no) de la industria manufacturera
La digitalización en la industria ha dado lugar a una reinvención constante de sí misma, y las microfábricas han llegado para abrir nuevos debates sobre optimización de la productividad y la rentabilidad.
Le proponemos un juego: visualice la imagen de una fábrica, la primera que le venga a la mente. ¿Tal vez en esa imagen hay enormes chimeneas y cables, tuberías y operarios en cada rincón? Ahora imagine otra fábrica diferente, del tamaño de una casita en el campo. ¿Cómo sería esta segunda fábrica? ¿Qué le sobraría o qué le faltaría respecto a la fábrica del primer pensamiento?
El concepto de «microfábricas» da algunas de las respuestas a esas preguntas, y no solo en cuanto a su tamaño respecto al de sus hermanas mayores, sino también en funcionalidades y filosofía de acción industrial. Si durante los últimos años se ha trabajado en crear enormes complejos industriales, incluso con infraestructuras logísticas anexas, ahora hay ejemplos que ilustran todo lo contrario: pequeñas fábricas con una sola función, flexibles y totalmente automatizadas.
Un caso de éxito, aunque erigido sobre sus propias luces y sombras, es el de Arrival, la empresa del Reino Unido que revolucionó las reglas de la industria automotriz a través de sus microfábricas. Gracias a pequeñas células de producción totalmente automatizadas y descentralizadas, consiguieron alcanzar un parque de vehículos competitivo en una centésima parte del espacio que ocupaban otros grandes fabricantes de coches.
La historia de Arrival, no obstante, por el momento no tiene un final de cuento de hadas. En febrero de 2024, Arrival sucumbió a su propio éxito tras una tortuosa entrada y salida del índice NASDAQ, y entró en concurso de acreedores. Pese a ello, para entonces la pregunta ya había permeado a los foros de debate industriales: ¿son las microfábricas el futuro de la industria?
Una tendencia de fabricación automatizada y versátil
Las microfábricas han aportado inmediatez, flexibilidad y automatización al proceso manufacturero, ocupando un espacio menor, prácticamente sin mano de obra humana y generando una producción de pequeños lotes adaptados a la demanda. Es el sueño hecho realidad de las metodologías de productividad más ambiciosas.
Y no es para menos. China, que hasta ahora no tenía en sus planes la implementación de las microfábricas, ya es uno de los principales países industriales que se ha tomado muy en serio esta nueva tendencia manufacturera. Recientemente, en julio de 2024, el Hong Kong Productivity Council (HKPC), durante la inauguración del primer Salón de Fabricación del Futuro (Future Manufacturing Hall), incorporó el concepto de «Microfábricas» como uno de los pilares de la industria del futuro en el país. Empresas como Saeki Robotics ya están demostrando el poderío del gran gigante asiático en la terna tecnología-industria-digitalización.
Por otro lado, en EE.UU, las microfábricas representan un tren al que ya se han subido numerosas empresas, porque delimitan la producción al ámbito nacional y gracias a ello han creado un ecosistema productivo que no depende de las importaciones y sus aranceles, a diferencia de la industria tradicional.
El concepto en España
En España no hay un consenso sobre la conveniencia de implementar las microfábricas. En el contexto actual de adaptación digital a los ODS de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, las principales dudas que generan esta tendencia giran en torno a la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. En palabras de Carlos Sobrino, socio fundador y CEO de Captia Ingeniería, «la digitalización industrial en Europa y España marca un camino de desarrollo, gobernanza y cumplimiento al que todas las fábricas deben sumarse más temprano que tarde. Se trata de que la sostenibilidad consolide los fundamentos de la economía circular y la eficiencia».
Volvamos por un momento a la primera imagen que hemos visualizado de la fábrica tradicional. Afortunadamente, las fábricas de hoy en día ya no son como aquellas. Es obvio que la industria ha evolucionado exponencialmente, con un compromiso creciente con la simplificación, la productividad, la automatización y el cuidado por el medio ambiente mediante la optimización de materias primas y la reducción de gases de efecto invernadero.
Ahora regresemos también a la segunda imagen: una fábrica de espacio reducido, totalmente digitalizada, automatizada, altamente productiva y eficiente. Evidentemente, las microfábricas han recorrido un sendero marcado por las necesidades del ser humano y del planeta. En este sentido, las microfábricas serían una opción de modelo industrial compatible con las fábricas surgidas al amparo de la industria 4.0.
Dos sistemas industriales en convivencia
Tal vez la pregunta no es si las microfábricas son el futuro, porque ya están en el presente, aquí y ahora. La duda que cabría plantearse es más bien qué propuesta de valor añaden al producto final y al propio proceso productivo. De la decisión de China de incorporarlas a su corpus industrial podemos intuir que el camino está en la convivencia de las microfábricas con las fábricas modernas completamente digitalizadas.
Respecto a estas últimas, para Carlos Sobrino, «tecnologías actuales como la IA, los sistemas de gestión de almacenes o la trazabilidad de procesos han proporcionado un salto cualitativo entre nuestros propios clientes. La responsabilidad del agente digitalizador es crucial para determinar qué áreas de las fábricas son más potencialmente escalables. En ese sentido, el proceso es muy parecido para las microfábricas y las fábricas modernas», concluye Carlos Sobrino.
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