Ahora Madrid

Carmena o la política de la marcha atrás

La renuncia de Ahora Madrid a construir los microbarrios tras el rechazo vecinal se suma a la larga lista de iniciativas prometidas por la alcaldesa que finalmente no se concretaron: de la tasa turística a los concursos de recogida de colillas.

Manuela Carmena, en una imagen de archivo, a su llegada al salón de plenos del consistorio de Madrid
Manuela Carmena, en una imagen de archivo, a su llegada al salón de plenos del consistorio de Madridlarazon

La renuncia de Ahora Madrid a construir los microbarrios tras el rechazo vecinal se suma a la larga lista de iniciativas prometidas por la alcaldesa que finalmente no se concretaron: de la tasa turística a los concursos de recogida de colillas.

Son ya muchos los productos de la Factoría de Ocurrencias Carmena, que después de anunciarse a bombo y platillo, no llegan a salir al mercado. Peatonalizaciones, remunicipalizaciones, ideas para mejorar la limpieza viaria y tasas que se quedan en agua de borrajas. El último caso es el proyecto de «microbarrios», para solucionar el problema de vivienda a familias sin recursos, a través de la construcción de casas prefabricadas. Esta idea significaba volver a una situación que se dio en Madrid en la postguerra cuando, para absorber a población emigrante, se hicieron colonias prefabricadas en distintos barrios, con carácter provisional. Esa «provisionalidad» duró décadas, provocando un elevado índice de marginalidad, al convertirse en auténticos guetos. Los «microbarrios» de Carmena corrían el riesgo de transformarse en algo parecido. El proyecto fue rechazado por la oposición en el Pleno. Ahora Madrid siguió en sus trece hasta que la contestación vecinal ha hecho que den marcha atrás.

Utópico Banco público

Al poco de tomar posesión de su cargo, la alcaldesa anunció la creación de un Banco municipal. Desde distintos estamentos, se calificó la idea de «disparatada»: la aportación inicial rondaba los 20.000 millones. Carmena aplazó el proyecto. También a las pocas semanas de tomar posesión, propuso la creación de cooperativas de madres para realizar labores de limpieza en los colegios donde estudian sus hijos. Dejó una frase para la historia de los despropósitos: «Limpian algo que les importa y eso a su vez tiene un valor añadido». Despertó las iras entre las empresas de limpieza, pues de las palabras de la alcaldesa dedujeron que se estaba cuestionando su profesionalidad. Carmena tuvo que recular.

Estudiantes barrenderos

Un mes después, Carmena quiso ser Ada Colau. Por boca de su edil de Hacienda lanzó la idea de implantar una tasa al turismo. Ante la reacción del sector económico, el concejal matizó: «Es una de las tasas que entran dentro de las posible». El rechazo de los hoteleros propició otra marcha atrás.

Octubre de 2015. La alcaldesa avanzó otra idea-proyecto: que los jóvenes universitarios ayuden a barrer. «Los estudiantes podrían convertirse en gestores de los grandes acontecimientos juveniles, como los botellones». Sólo tuvo el apoyo del rector de la Complutense. Días después, rectificaron desde Cibeles: «Lo dijo la alcaldesa en el contexto de un encuentro universitario y no supone la presentación de un plan. Se limitó a esbozar unas ideas en abstracto». Ahí quedó todo.

Peatonalizaciones

En diciembre, la regidora lanzó otro «producto» de su factoría: un concurso de recogida de colillas entre niños. «Daría a los niños unas tarjetas rojas para que se las enseñen a sus padres cuando tiran una colilla o un papel al suelo», aseguró. La ocurrencia cayó al cesto del olvido. Recientemente, dio marcha atrás, en 24 horas, en su anuncio de cerrar la Gran Vía al tráfico privado antes de junio de 2018. Rectificación y vuelta a la idea original de reabrirla tras las Navidades y cerrarla al comienzo del verano. En octubre de 2015, el Ayuntamiento aprobó la peatonalización de la calle de Peña Gorbea, en Puente de Vallecas para «devolver al peatón el espacio que un día le arrebató el coche». El caos de tráfico fue de tal calibre que el Gobierno municipal dio marcha atrás y reabrió el bulevar.

Algo parecido ocurrió el pasado 12 de junio, con la peatonalización de la calle de Galileo. Ante la avalancha de críticas de vecinos y comerciantes, el Ejecutivo de Ahora Madrid reabrió al tráfico privado el carril de circulación que había cerrado, aunque con una modificación: la velocidad reducida a 20 kilómetros por hora.

En la idea original del equipo de Carmena, estaba remunicipalizar todos aquellos servicios susceptibles de serlo, como la recogida de basuras. No estaban contentos con la prestación que daban las concesionarias. En marzo de 2016, el gobierno dio marcha atrás en su objetivo de remunicipalizar la recogida de basuras, por «dificultades técnicas». También se fue al traste el proyecto de externalización de dos servicios de Madrid Salud. La idea indignó al sector de la Sanidad pública. El pasado mes de julio se paralizó el proceso «para estudiar el caso y tratar de encontrar una fórmula que permita la oferta de esos servicios desde el servicio público». La idea inicial había levantado ampollas dentro del propio Gobierno municipal.

Del río al Pleno

Dentro del proceso de frenazo y marcha atrás del Ejecutivo de Manuela Carmena, podríamos citar algunos casos más, pero nos quedamos con otros dos de gran importancia. El Ayuntamiento decidió en su día paralizar las obras del centro comercial Plaza Río 2, que la alcaldesa había calificado de «tremendo disparate», un proyecto que, según Carmena, «no tenía sentido», ya que un centro comercial de esas dimensiones, no cabía en el solar existente en la calle Antonio López. Se iniciaron las obras, que el Ayuntamiento decidió paralizar. Tres meses después, se autoriza su continuidad, con el siguiente argumento: «Hemos llegado a un acuerdo con los promotores y se va a abrir, aunque con las indicaciones que le ha dado la concejalía de Desarrollo Sostenible». Según el Ayuntamiento, la promotora de este proyecto había aceptado abrir el acceso a Madrid Río desde la calle de Matilde Gayo.

La última marcha atrás que reseñamos aquí (probablemente haya muchas más en lo queda de mandato), es la adoptada en noviembre del pasado año, y que tiene que ver con el cambio del reglamento del Pleno. Los concejales de Ahora Madrid, Rita Maestre y Mauricio Valiente, habían anunciado un cambio en la normativa de las sesiones plenarias, que dejaba para la parte informativa las propuestas de la oposición y para la fase resolutiva, sólo las de equipo de Gobierno y del PSOE. Partido Popular y Ciudadanos anunciaron que llevarían a los tribunales el cambio del reglamento. Salió la alcaldesa y rectificó, desautorizando a sus concejales Valiente y Maestre, y cambia el orden del día del Pleno, a celebrar el día siguiente, para que las propuestas de la oposición estuviesen también en la parte resolutiva.

Es la historia, corta en el tiempo, y abundante en materia, de los frenazos y marchas atrás del Gobierno de Manuela Carmena en poco más de dos años de mandato. ¿Cuántas marchas atrás nos quedarán por ver hasta los comicios de 2019? Continuará.