Papel

La segunda vida de la arquitectura

El futuro de esta disciplina técnica y artística pasa por el reciclaje de edificios.Ya existen numerosos ejemplos de esta tendencia, algunos relacionados con construcciones industriales, aunque no están exentos de polémica

Caixaforum de Madrid. La Central Eléctrica del Mediodía era uno de los pocos edificios industriales del centro de Madrid. Tras la intervención, perdió esa característica y se convirtió en un CaixaForum
Caixaforum de Madrid. La Central Eléctrica del Mediodía era uno de los pocos edificios industriales del centro de Madrid. Tras la intervención, perdió esa característica y se convirtió en un CaixaForumlarazon

El futuro de esta disciplina técnica y artística pasa por el reciclaje de edificios. Ya existen numerosos ejemplos de esta tendencia, algunos relacionados con construcciones industriales, aunque no están exentos de polémica.

Seamos sinceros. España tiene muy buena arquitectura, pero no monumentos en la lista de los más visitados, a excepción de La Alhambra. Desde que se construyó no hemos sido capaces de levantar algo que atraiga tanto por su espectacularidad. Quizá esté pensando en La Sagrada Familia en Barcelona, pero lo sentimos por Gaudí. No pertenece a las obras de la arquitectura más concurridas del planeta, en la que sí se encuentran la Torre Eiffel de París, el Golden Gate de San Francisco o la Ópera de Sydney, que no son recuerdos históricos como la maravilla nazarí, sino construcciones relativamente modernas. Vivimos en el tercer país más visitado del mundo por el brillo del sol, no por el de su arquitectura. Y con el futuro de esta disciplina artística (aunque algunos no la reconozcan como tal) centrado en el reciclaje de lo preexistente, hay que reflexionar sobre las segundas vidas que le hemos dado a nuestros edificios. Así, en los próximos años, alguna construcción que hoy en día tenemos entre nosotros pero que pasa más desapercibida, podremos reconvertirla en una obra arquitectonica que esté al nivel de nuestras cifras de turismo y de la cultura de la que tanto nos gusta presumir.

Los valores sociales están en plena transformación, unos han desaparecido y otros son nuevos, como la importancia de la sostenibilidad. Y en lo que se refiere a la arquitectura, «lo más sostenible y ecológico es reutilizar los edificios», afirma el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), José María Ezquiaga. En la capital hay numerosos ejemplos del reciclaje arquitectónico. El CaixaForum de Madrid es la joya de la corona, por dos motivos. El primero es que los arquitectos que pensaron el rediseño, Jacques Herzog y Pierre de Meuron, poseen un gran reconocimiento. El segundo es que, en este caso, el resultado no está excento de polémica.

Antiguamente, el edificio albergaba la Central Eléctrica del Mediodía. Es decir, se trataba de una construcción industrial. Concretamente, la única de ese tipo que permanecía en el centro de Madrid. Esa característica exclusiva, para una parte de los arquitectos debía ser suficiente para que el reciclaje del edificio fuese limitado por el Ayuntamiento. Sin embargo, «el nivel de protección del inmueble era menor y podía ser transformado totalmente», recuerda Ezquiaga. Ni siquiera se conservó la fachada, y se eliminó el zócalo de granito que la rodeaba, por lo que ahora parece que el CaixaForum flota. Esa decisión de Herzog y De Meuron es controvertida para un buen número de arquiectos, que aprecia que en la naturaleza de las construcciones de ladrillo está descansar sobre el suelo, pues el material genera un gran sensación de peso. La fachada debería estar formada por un material más ligero para que concuerde con la apariencia de levitación.

Pero esta no es la única decisión de los suizos Herzog y De Meuron que rompió totalmente la idea del arquitecto que elaboró el edificio original, el madrileño Jesús Carrasco-Muñoz Encina. El espacio que requería la Fundación La Caixa era cinco veces mayor del que disponía la Central. Por ello, sobre la estructura del edificio se levantaron nuevas plantas que no respetan el aspecto industrial de la obra anterior. Además, se abrieron ventanas que no existían. Así, el conjunto de la intervención es descrito por el catedrático de arquitectura Antón Capitel como una «tortura» que convirtió la fachada «en un precario residuo».

El reciclaje correcto podría haber transformado el edificio en una referencia arquitectónica de Madrid. Una impresionante construcción de características industriales y que, en su interior (que nadie duda que está bien aprovechado), guardase toneladas de cultura que atrajesen a los turistas. No obstante, a día de hoy, lo que más llama la atención de los visitantes al CaixaForum no es la arquitectura, sino el jardín vertical cercano creado por Patrick Blanc.

La antigua Central Eléctrica del Mediodía es solo una demostración de que un edificio industrial es idóneo para acoger arte. Matadero o Tabacalera son otros casos similares en la capital. Ezquiaga sostiene que «en España faltaban construcciones destinadas a la cultura» y se han escogido obras industriales para tapar esa carencia porque son lugares diáfanos donde entra mucha luz y con espacios amplios «bastante adaptables para exposiciones, o convenciones». En definitiva, la estructura de un edificio industrial cuenta con la flexibilidad que demanda el uso cultural, donde se colocan muestras temporales con distintas características o se celebran eventos con diferentes exigencias.

A la inversa, también existen edificios destinados a la cultura y la tradición que se han reciclado. En este sentido merece especial mención la Plaza de Toros de Las Arenas de Barcelona. El vacío interior ha sido aprovechado para diseñar una estructura que desde 2011 alberga un centro comercial con tiendas, restaurantes, incluso un cine. Sin embargo, a diferencia de la intervención de CaixaForum, la fachada de estilo neomudejar fue respetada, añadiéndose un anexo para ampliar el espacio, una cubierta en forma de cúpula y ascensores y escaleras exteriores.

Volviendo a Madrid, en estos momentos posee edificios históricos «muertos» que demandan una segunda vida. Y el reto está en reciclarlos para que se conviertan en emblemas modernos de la arquitectura en una ciudad en la que (para ser capital) escasean este tipo de símbolos. Más allá de Castellana 81 y del gimnasio del Colegio La Salle Maravillas de Alejandro de la Sota –que realizó una solución arquitectónica que atrae a compañeros de profesión de todo el mundo–, Madrid no posee obras modernas de referencia. Estaban la Casa Guzmán (también de De la Sota) o de La Pagoda de Fisac, pero fueron derribados. ¿La causa? La desprotección.

Ezquiaga explica que «cada vez que un Ayuntamiento elabora un plan urbanístico incluye un catálogo con bienes de interés en el que se establece el rango de valor de los edificios, y en cada uno hay obras permitidas y prohibidas». Evidentemente, en la Casa Guzmán y en La Pagoda los promotores y los propietarios tenían total libertad de actuación. Los edificios podrían haber sido reciclados, pero el beneficio económico no hubiese sido tan elevado. Y la falta de cultura y sensibilidad arquitectónica hicieron el resto para que estas obras desapareciesen. Para que no vuelva a ocurrir, dice Ezquiaga, es necesario «educar» en los valores de esta disciplina.

El debate sobre el exceso o la falta de protección, ahora se centra en el Edificio España. Ezquiaga manifiesta que «uno de los promotores quería desmontarlo entero y, posteriormente, montarlo igual, pero como la fachada estaba protegida no se pudo hacer». Por lo tanto, no se puede a tumbar, pero en el interior se están realizando obras para convertirlo en un hotel.

No obstante, desde algunos circulos arquitectónicos plantean que su reciclaje no es la mejor opción y su demolición es la oportunidad perfecta para, en su lugar, levantar un verdadero emblema arquitectónico en un punto estratégico de la ciudad. No por capricho, sino por la poca seguridad que mantiene la fachada, de menos de 30 centímetros de grosor, y anexa a parte de la estructura interior del edificio.

Parece que la demolición no va suceder. Ni la remodelación de la Plaza de España, que iría acompañada de la construcción de un nuevo edificio, para así crear un ambiente conjunto con un valor arquitectónico al nivel que merece la capital de nuestro país.