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Conciertos

Las divas del musical sacan su ego a escena

De izda. a dcha., Juárez, Cortés y Möller
De izda. a dcha., Juárez, Cortés y Möllerlarazon

¿De qué se lamentan las divas? Tres cantantes, tres estrellas sobre un escenario cruzando sus egos en una lucha sin cuartel. Tres gallos de pelea en enconada refriega con una clara intención cómica. Porque «El lamento de las divas» es una comedia ideada por José Masegosa, su director artístico, con un guión entre ácido y divertido que desentraña las grandezas y las miserias de ser una estrella. Lo sexy y lo canalla, convertidos en hilo conductor de éxitos musicales. Un espectáculo que cuenta con tres de las actrices habituales del teatro musical en España uniendo sus voces para dar vida a artistas como Whitney Houston, Donna Summer o Barbra Streisand. Dulcinea Juárez, Julia Möller y Eva María Cortés son las «divas» que interpretan este repertorio. Fréderic Salvador, el director musical, que las acompaña como pianista en el escenario, y Sonia Dorado, la coreógrafa.

«El título es de una canción de "Spamalot"–comenta Möller–. Es una mezcla de musical, concierto y comedia. Hay música, pero también mucha risa. Masegosa tenía una idea que ha adaptado para nosotras dejándonos elegir canciones o artistas con los que nos identificamos». Cada una tiene su papel: «El mío –sigue Möller– es el de niña buena, pero es una farsa porque luego es la peor». «Yo soy la despistada –dice Eva María Cortés–. No me entero de nada. Todo me sale mal. Alterno hacer de diva y payaso con idea de llevar al límite el reírnos de nosotras». Dulcinea Juárez es el carácter: «La borde, la que mira por si le clavan el puñal. Se cree por encima de las demás». Y prosigue: «Éste es un espectáculo abierto. No hay una historia, hay divertimento. A la gente le gusta ver las miserias ajenas. Al divo se le da un halo de misterio, pero cuando bajan del escenario, son como todos. Me dan penan porque se pasan la vida interpretando un papel». Para Cortés, «tienen sus problemas y contradicciones, y lo que hacemos es exagerar sus puntos flacos». Y apostilla Möller: «Cantando somos divas y ahí hay que demostrarlo, pero después nos sale lo más rastrero».