México
Trump defiende en Davos su política proteccionista
Cuatro días después de aprobar nuevos aranceles, el presidente norteamericano aterriza en Suiza, epicentro mundial del libre comercio. Mantiene un frío encuentro con May tras cancelar su visita a Londres.
Cuatro días después de aprobar nuevos aranceles, el presidente norteamericano aterriza en Suiza, epicentro mundial del libre comercio. Mantiene un frío encuentro con May tras cancelar su visita a Londres.
El huracán Trump aterrizó ayer en Davos. El presidente de Estados Unidos acude a la ciudad suiza, emblema del libre comercio y del multiateralismo, para defender todo lo contrario. «América first» (América primero), su lema de campaña, se convertirá también en el eje de su discurso de hoy. A su favor, la euforia desatada en las empresas estadounidenses debido a la rebaja fiscal, los máximos de la bolsa y la buena marcha de la economía. Los números parecen darle la razón, al menos por el momento. Esta misma semana se reforzó en sus tesis proteccionistas con la imposición de aranceles a las importaciones de lavadoras y paneles solares, lo que amenaza el comercio con México, Canadá y China.
Como preludio de que convencer no será fácil, los primeros ministros de India, Canadá, Francia, Alemania e Italia han centrado sus discursos los días precedentes en decirle a Trump que se equivoca, aunque con ligeros matices. Los argumentos a favor de introducir un mayor orden en la globalización también han tenido su hueco en la conferencia. La reforma fiscal, que tanto ha gustado a las empresas estadounidenses que copan el foro económico, también preocupa al otro lado del Atlántico. Los ministros de Economía y Finanzas de los cinco grandes países de la UE, entre ellos España, enviaron una misiva a Washington en el mes de diciembre en la que mostraban su inquietud por la discriminación que podrían sufrir las empresas europeas por estas medidas. De momento, no han recibido respuesta. Pero tener un frente común contra él no acobarda al inquilino del Despacho Oval, más bien todo lo contrario. Lejos de su habitual tono retador, a su llegada al Foro su mensaje sonó beatifico y ante los reporteros deseó «paz y prosperidad». Trump es segundo presidente después de Bill Clinton que ha visitado Davos en sus 48 años de historia. La visita de Clinton se produjo en el año 2000, aunque Barak Obama envió al foro a su vicepresidente, Joe Biden, y a su secretario de Estado John Kerry. Un mes después de la elección de Trump, el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schawab, acudió a la Torre Trump en Nueva York para invitarle en persona a este encuentro. Quizás como agradecimiento a esta deferencia, Trump ha aceptado acudir a la ciudad suiza con el propósito no de ser convencido sino de convencer. Todo indica que la vista a Davos no va hacer que Trump abjure de sus principios. Utilizará la alocución de hoy para defender su primer año de mandato y reseñar que los discursos apocalípticos sobre el declive de la economía pronosticados hace un año no han tenido lugar. También aprovechará estas jornadas para convencer a la empresas de que inviertan en EE UU.
El inquilino del Despacho Oval utilizó la jornada de ayer, previa a su discurso, para mantener encuentros bilaterales con líderes como la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Una oportunidad de oro para conversar en medio de los Alpes suizos y sin la presión que este tipo de visitas suelen ocasionar debido al fuerte rechazo que Trump despierta en gran parte de la población.
Las relaciones entre Trump y May no son fáciles, aunque ambos mandatarios intentaron ayer aparentar cordialidad ante los «flashes» de los reporteros. En el mes de diciembre, Trump canceló su visita para inaugurar la nueva Embajada de Estados Unidos en Londres, supuestamente en protesta por la mala localización del edificio. La sospecha generalizada, sin embargo, es que Trump teme tener que enfrentarse a masivas manifestaciones en su contra y no confía en que el Ejecutivo de May sea capaz de evitarlas. Tras su encuentro en Davos, los dos mandatarios aseguraron que el viaje de Trump tendrá lugar este año, pero que era necesario «ultimar detalles».
Según informó un portavoz de Downing Street, Trump y May aprovecharon la ocasión para hablar de Irán, Oriente Medio, la lucha contra el terrorismo del Daesh, las negociaciones del Brexit y un futuro acuerdo comercial entre Londres y Washington tras el definitivo portazo británico al bloque europeo. Pero aunque Londres necesita de manera imperiosa este nuevo acuerdo y nuevos aliados en las escena internacional, sus relaciones con la Casa Blanca no son idílicas. Downing Street no comparte el traslado de la Embajada de EE UU a Jerusalén y defiende el acuerdo nuclear con Irán, que Trump amenaza con desbaratar.
Como muestra de que en muchos asuntos sigue teniendo más en común con sus todavía socios que con Trump, en su discurso de ayer en Davos, May señaló que en demasiadas ocasiones «la retórica» a favor de libre comercio no se corresponde con «acciones» reales. La «premier» británica también defendió su deseo de convertir a Reino Unido en un «defensor global» de libre cambio.
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