EE UU

El regreso de una Melania más segura de sus decisiones

La primera dama ha planificado al detalle su mudanza a la Casa Blanca, pero Barron vivirá en Nueva York

Varias personas del entorno de la primera dama de Estados Unidos aseguran que Melania Trump respiró aliviada cuando su marido perdió las elecciones en 2020. Ella no tenía ningunas ganas de volver a ser la esposa de un presidente. Pero a veces el destino no entiende de deseos y aquella mujer que tanto dio que hablar durante cuatro años, hoy regresa a la Casa Blanca con las ideas más claras. «Esta vez lo tengo todo listo», ha dicho en una entrevista con la cadena Fox News. «Tengo los planes hechos, me puedo mudar. Ya hice las maletas y seleccioné los muebles que creo que hay que colocar». «Conozco las habitaciones donde viviremos y el proceso, la primera vez fue un desafío. No teníamos mucha información», dijo quejándose del trato que le brindaron los Obama en su primera transición.

En 2017, Melania no se mudó inmediatamente a la Casa Blanca cuando su marido asumió el cargo, pero esta vez, a pesar de los rumores de que quizá decidía vivir a medio camino entre Washington y la Gran Manzana (donde su hijo Barron está estudiando en la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York), el traslado al número 1600 de la Pennsylvania Avenue es diferente. «Cuando necesite estar en Nueva York estaré en Nueva York, y cuando necesite estar en Palm Beach, estaré allí. Pero mi prioridad, ya sabes, es ser madre, ser primera dama, ser esposa», le respondió al entrevistador cuando le preguntó acerca de sus planes los próximos cuatro años. La esposa de Trump también insinuó que su hijo Barron, de 18 años, no vivirá en la Casa Blanca. «Creo que vendrá a visitarnos. Sí, y traerá a sus amigos», explica.

Melania tiene claro que continuará con su campaña Be Best (Sé Mejor), un proyecto enfocado en combatir los problemas de salud mental de la juventud y su uso de las redes sociales. «Mi objetivo seguirá siendo crear un espacio seguro y enriquecedor para que los niños aprendan, crezcan y prosperen». La primera dama aseguró que todavía no ha terminado de contratar al personal del que se rodeará. Ya en una entrevista anterior, Melania dijo que iban a ser decisiones muy meditadas, porque quería a los mejores cerca de ella, personas que además que no vayan por libre, que «no tengan su propia agenda». Melania también estrenará durante la segunda mitad del año un documental sobre su vida que ha realizado con Amazon, en el que ella es la productora ejecutiva, y donde espera que el público la conozca mejor, porque «siento que la gente no me aceptó», ha confesado a la cadena Fox. «No me entendieron como tal vez lo hacen ahora, y no tuve mucho apoyo».

Para el documental que está preparando, y que empezó a rodar en diciembre, una cámara ha seguido a Melania las jornadas previas a la gran mudanza y le acompañará estos días con el equipo de transición para mostrar su regreso a la Casa Blanca. La original pieza se emitirá únicamente a través de Amazon Prime Video y se estrenará y distribuirá en las salas de cine. En su relato posiblemente incida en lo que ha defendido en otras ocasiones, que Melania no es simplemente la acompañante del presidente, que tiene voz propia y también da consejos a su marido, que este «a veces escucha, y a veces no, y eso está bien». Ella tiene sus «propios pensamientos», y no siempre está de acuerdo «con todo lo que hace su esposo». De hecho, así lo mostró durante la campaña electoral, cuando publicó sus primeras memorias en las que hacía una defensa clara del aborto, mientras Trump eligió a los jueces que conformaron el Tribunal Supremo que derogó el derecho al aborto en el país (él siempre ha sido partidario de que esa decisión corresponde a cada uno de los Estados del país) y aunque en el Partido Republicano siempre se hayan declarado abiertamente antiabortistas. A sus 54 años, la primera dama, nacida en Eslovenia que se mudó a Nueva York a los 26, al igual que su esposo también regresa a la Casa Blanca con una versión 2.0, mucho más preparada, experimentada y segura de sus decisiones.

Esta noche dormirá por primera vez en la Casa Blanca con sus cosas personales, ya en los armarios del majestuoso hogar y con su comida favorita llenando las neveras de la cocina presidencial. Todo habrá llegado horas antes en medio de estrictas medidas de seguridad, mientras las pertenencias de los Biden, los antiguos inquilinos, abandonaban para siempre el centro neurálgico de la política estadounidense.