Roma

Roma recupera su «Dolce vita»

Una exposición de fotos y revistas rememora aquella Italia del cine y el «corazoneo» de los 50 encarnada en el mítico filme de Federico Fellini

Stephen Boyd y Charlton Heston, en Vespa
Stephen Boyd y Charlton Heston, en Vespalarazon

E l esplendor de «La Dolce Vita» vuelve a Roma con una exposición de fotografía que proyecta ilusiones, sueños y rostros de cine que desfilaron durante la década de los cincuenta por las calles de la Ciudad Eterna, como la mítica Vía Veneto, y que dejaron una huella imborrable en la retina de los más nostálgicos. Cien instantáneas, muchas tomadas entre copas, barras y humo, y unas ochenta portadas de revistas que rescatan idilios de escándalo como el que protagonizaron Ingrid Bergman y Roberto Rosselini, cuentan en «La Dolce Vita. 1950-1960. Stars and Celebrities in the Italian Fifties» la historia de unos años dorados hacia los que Roma mira hoy con una sonrisa. «Es una época que emociona porque recupera ingenuidad y recuerda los excesos de un "divismo"que tenía un trazo de elegancia y sobriedad que quizá hoy se haya echado un poco a perder», explica a Efe Marco Panella, comisario de la exposición, que podrá verse en los monumentales Mercados de Trajano de Roma hasta el 14 de noviembre. Brigitte Bardot, Ava Gardner, Audrey Hepburn, Clark Gable o Charlton Heston aterrizaron en Roma cuando los estudios de Cinecittà eran el centro de la cinematografía europea. Entre toma y toma se perdían por las calles de la ciudad, iban de compras, solos o con sus familiares y casi siempre escondidos tras unas enormes gafas de sol. Los rodeaban miles de ojos que buscaban recuperarse de la amargura de la posguerra con la fascinación por ese nuevo mundo, el del cine, en el que todos los sueños eran posibles y que incurrió repentinamente en Roma y en otros lugares del país.


Hitchcock a caballo
De Cinecittà muchos actores viajaban a Venecia, donde ya les esperaba el Festival Internacional de Cine, o se perdían en lugares recónditos de Sicilia, Toscana o la Costa Amalfitana para desconectar del set de rodaje. La exposición se aleja de las imágenes de posado y ofrece un relato centrado en la atracción de las clases populares «por el divismo» y los escenarios que vieron cómo se trenzaba «el mecanismo social de la celebridad», explica Panella. Por eso, también son protagonistas de la muestra centenares de miradas atónitas, que observan divertidas escenas como la del director Alfred Hitchcock al mando de un coche de caballos en la estación de Termini así como imágenes cotidianas como las que protagoniza James Stewart en un paseo con su hija en Roma.

Y escenarios como los bares de Via Veneto, icono de «La Dolce Vita», de Federico Fellini, película símbolo de esta «belle epoque» italiana, ruedas de prensa y fiestas donde nacían amores insólitos, matrimonios alocados o divorcios anunciados, protagonizados por las parejas más populares de la época. Linda Christian y Tyrone Power, Anna Maria Pierangeli con James Dean, Grace Kelly y el Príncipe de Mónaco o Lucia Bosé y Walter Chiari protagonizaron portadas, exclusivas, rumores y la crónica de esta «Dolce Vita» que fue un periodo de «adolescencia colectiva», según Panella. El recorrido visual no olvida el delirio y la euforia de los «fans», como las que desató Sofía Loren en su participación en «El rally del cine», un concurso que se hizo popular en los cincuenta y en el que las estrellas más cotizadas disputaban una carrera que generaba una expectación desmedida.


La Italia que no leía
«Es una Italia que sueña en el cine y sigue las vidas, amores y escándalos de divos en las revistas, el fenómeno editorial en un país que compraba pocos libros pero que en los 50 vende cada semana un millón de copias de ‘Oggi"», dice Panella. Él echa hoy de menos tres cosas: «La elegancia, la sobriedad y la lentitud» de esos años que se vivieron en una Italia que «mejora su condición. Ojalá suceda lo mismo cuando contemos la última década, pero no estoy convencido».