Balón de Oro

Histrionismo

La Razón
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Siento gran aprecio por los portugueses. Además de mi admiración por Fernando Pessoa y José Saramago, tengo el honor de contar con amigos que, además de educados, caballerosos y sensatos, comparten conmigo deportivamente mi admiración por aquellos viejos héroes entre los que siempre recuerdo a Correia, Ferreira, Peyroteo, Travasos y Albano, muy anteriores a los genios del Mundial del 66, con Colunna y Eusebio como grandes maestros. Procuraré, de ahora en adelante, no considerar a Mourinho portugués dado que por su prepotencia, arrogancia, histerismo e histrionismo no entra en el concepto que tengo de los portugueses. Y añádanle borrico, por pegar a un empleado del club. No seré yo quien pida para el agresor sanción de ningún tipo, ni reprimenda alguna al entrenador por sus salidas de tono y sus mensajes en los que trata de salvarse cargando los defectos sobre los demás. Allá el club.

Dado que Mourinho habla de justicia, me gustaría que opinara sobre el siguiente caso: Albelda fue expulsado injustamente del Bernabéu. A continuación ganó su equipo. Le retiraron la tarjeta de la mano que no fue. Le castigaron con dos partidos porque, enrabietado, le dijo al árbitro que tenía mucha cara. Fue castigado con dos partidos. No fue eximente la provocación arbitral que existió con su acto injusto.

Ramos hizo una entrada más que violenta a Messi, agredió a Puyol y menospreció a Xavi. Por todo, un partido de castigo. Por triquiñuelas leguleyas todos no son iguales ante la ley.