Londres
Kate «made in Spain»
Jasper Conran, artífice del vestido de Lady Sarah Chatto, hija de la Princesa Margarita, el también británico Bruce Oldfiel y Sarah Burton, directora creativa de la firma Alexander McQueen.
Estos son los tres nombres que suenan en las apuestas sobre quién se encontrará en estos momentos ultimando el vestido con el que Kate Middleton llegará al altar de la Abadía de Westminster. Sin embargo, es el secreto mejor guardado de la novia y de quienes tienen entre manos el diseño que pasará a la historia.
Tanto es así, que Middleton ha encargado tres modelos para evitar que se filtre cuál lucirá el día 29. Mientras, varios diseñadores españoles se imaginan cómo la habrían ataviado ellos si hubiera entrado en su taller. E incluso algunos han cosido una creación en versión muñeca para la muestra «Bodabook viste a la novia del año», que acoge hasta el día 20 la Sala de Exposiciones de la Plaza de la Independencia nº6, de Madrid.
Coinciden en que resultará una novia contemporánea y que lucirá un modelo de corte asimétrico, porque aporta modernidad. Será regio, discreto, porque ella lo es y no se trata del día adecuado para arriesgar, coherente con su estilo, y con una cola enorme. Y, como las tendencias siempre vuelven, esta temporada asistimos al regreso del volumen en los patrones nupciales, detalle que, creen, no faltará en el de la futura reina de Inglaterra. En definitiva, será un vestido muy de princesa.
Pero, ¿qué no debería exhibir? Un diseño de color blanco óptico «excesivamente aparatoso, pomposo y rígido, porque el entorno es ya lo suficientemente suntuoso», señala Miguel Palacio, que hilvanó el modelo de Laura Ponte y Rosario Domecq, entre otras novias. Se imagina una Kate tradicional, «que no convencional». Según su estilo «boho-chic», apunta, le sugeriría, dice, «una creación ligera, con movimiento y muy femenina en muselina blanca y tul de seda».
El regreso del volumen
Ana Locking, la reina de la moda patria más transgresora, sería capaz de vestirla de negro, como las novias de antaño, pero sabedora de que Middleton jamás se atrevería, se conforma con crear un modelo de vanguardia en el que bajo una falda voluminosa compuesta por múltiples capas de volantes deconstruidos que combinan texturas, tanto en los tejidos (chifón, dupión, organza), como en los acabados (drapeados, plisados y ribeteados a mano), encontramos, ¡voilà!, un vestido negro.
«El toque de glamourosa siniestralidad de la mujer de Guy Bourdin y Helmut Newton siempre me ha gustado», dice. La pareja de moda, Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, fundadores de la marca Alvarno, destacan la personalidad de Middleton, que crea tendencia. Al pensar en ella camino del altar se remontan al siglo XIX, «época en la que se llevaba el busto pequeño, la cintura marcada y la falda con volumen.
El escote asimétrico, así como una manga al hombro y otra que sale debajo de éste, aportan frescura». En cuanto al velo, de seda de Sophie Hallete, la casa más famosa del mundo de encajes realizados a mano. Teresa Palazuelo, con varias creaciones en la colección permanente del Museo del Traje, también está convencida de que el velo será de este tejido, «ya que lucirá unas joyas importantes», explica.
Hannibal Laguna, por su parte, se inspira en el New Look de los 50 para coser «una prenda firme de espolín de seda en blanco pergamino con escote góndola», mientras que Ion Fiz evoca a la época victoriana con un vestido de un solo tirante ancho ribeteado con cristales de Swarovsky en oro viejo. Manuel Mota aprovecha la delgadez de la novia para pespuntear una línea lápiz en mikado de seda natural; Duyos huye del blanco para teñir de gris Londres y de hueso un dos piezas orgánico con falda floral; y Rosa Clará la prefiere con «un palabra de honor de tul de seda drapeado y abullonado unido con cintas de vainica».
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